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30/Ago/03

Amplían experimentos con árboles genéticamente modificados

Plantan árboles que crecen más rápido, producen mejor madera, frutas, combaten la contaminación o detectan ataques de gérmenes.

(Millenio.com, Agencias) La biotecnología ha llegado a los bosques y las huertas. Los científicos han comenzado a plantar árboles genéticamente modificados que crecen más rápido, producen mejor madera y frutas, combaten la contaminación y hasta sirven de centinelas para detectar ataques de gérmenes y sustancias químicas.

Varios activistas del medio ambiente temen empero por consecuencias dañinas que podrían ocurrir de manera involuntaria.

La nueva técnica “no se extenderá tanto (en los bosques) como la biotecnología en la agricultura, pero podría ser mucho más destructiva”, dijo Jim Diamond, de la organización ambientalista Sierra Club.

“Los árboles son lo que quedan de nuestro ambiente natural y (los bosques) son el refugio de las especies en peligro de extinción”, explicó acerca de su posición.

El Sierra Club desea que se imponga una moratoria en la siembra de árboles genéticamente modificados en espacios exteriores, hasta que haya mayores avances científicos. Pero su pedido ha sido rechazado por los expertos.

Los investigadores de árboles sostienen que sus críticos no tienen en cuenta cómo la ciencia puede ayudar a la naturaleza. Consideran que la biotecnología puede proveer lo que se necesita para ayudar a revertir la deforestación mundial y la contaminación industrial, y al mismo tiempo satisfacer la creciente demanda de productos de madera y papel.

Por ejemplo, ya se han reconocido los logros de la biotecnología para salvar unos 14 millones de dólares anuales a la industria de la papaya de Hawai. Un virus había arruinado al 40% de la cosecha y amenazaba con destruir al resto antes de que se crearan semillas genéticamente modificadas para resistir al virus, en 1998.

Ahora, la industria prospera nuevamente.

El Departamento de Agricultura ha recibido desde 1989 unas 230 notificaciones de experimentos con árboles genéticamente modificados, la mitad de ellas desde el 2000.

Pero hasta ahora, las autoridades sólo han aprobado la comercialización de árboles de papaya genéticamente modificados. El resto aún está en etapa experimental.

Algunos investigadores inyectan a los árboles material genético extraído de virus y bacterias que les permiten crecer más rápidamente y desarrollar mejor madera. Otros les están incorporando una mezcla de genes bacteriológicos para contribuir a que limpien la tierra contaminada.

Otros, incluso, les agregan genes que pueden reducir la cantidad de sustancias químicas tóxicas necesarias para fabricar el papel con los árboles.

Los agricultores dedicados a la cosecha de frutas buscan árboles más duros y menos dependientes de los insecticidas.

El Pentágono concedió este año US$ 500.000 a científicos del estado de Colorado para que desarrollen un pino u otras plantas que puedan cambiar de color cuando estén expuestas a un ataque de sustancias químicas o a gérmenes.

Numerosos experimentos están respaldados por compañías papeleras y madereras que desean el desarrollo de árboles que aporten más madera y papel.

Los experimentos incluyen a álamos, eucaliptos, manzanos y cafetos. Y los científicos incluso esperan revivir los castaños norteamericanos, devastados hace un siglo.

Todo esto es posible porque los científicos comprenden mejor ahora los genomas de los árboles. El Proyecto Dendrome de la Universidad de California en Davis ofrece información genética detallada sobre cien árboles en su sitio de la internet.

Salvo la papaya de Hawai, no se espera la comercialización de otro árbol genéticamente modificado en los próximos cinco a diez años. Los árboles crecen mucho más despacio que los granos, y los investigadores necesitan años para comparar las distintas generaciones.

Los científicos se sienten orgullosos por su trabajo, pero se muestran renuentes a revelar dónde han plantado sus árboles genéticamente modificados.

En junio pasado, tres activistas fueron arrestados después de encadenarse entre sí ante uno de los edificios de la Universidad de California en Davis para protestar por las investigaciones sobre árboles genéticamente modificados. Y hace dos años, El Frente para la Liberación de la Tierra admitió su responsabilidad en incendios forestales que provocaron daños superiores a US$ 3,5 millones en los estados de Washington y Oregon.

Los científicos han descubierto que en un solo árbol pueden vivir hasta 30.000 especies de insectos.