10/Feb/04

Insectos plaga: introducen un parasitoide en Santa Cruz, Tenerife

TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Diptera, Lecanoideus floccissimus

La mosca blanca (Lecanoideus floccissimus y Aleurodicus dispersus, Diptera) se ha convertido en una plaga no sólo en el municipio de Santa Cruz, sino al sur de la Isla y en algunos lugares de La Gomera. Para tratar, al menos, de bajar la población de esta plaga, el Instituto Canario de Investigaciones Agrícolas (ICIA) considera llevar a la Isla un nuevo parasitoide originario de Ecuador, que se probado y resulta muy eficaz como enemigo natural de estos insectos. Los primeros experimentos serán controlados y se pondrá en marcha en marzo o abril.

Anteriomente hubo otros intentos, que resultaron fallidos. Los miembros del equipo del Departamento del Protección Vegetal del ICIA informaron que la mosca blanca medra en el municipio de Santa Cruz: por diversas causas, como temperaturas superiores a los 15 grados todo el año, una importante población de plantas tropicales, ausencia de enemigos naturales y la dificultad de utilizar productos químicos por la presencia de población.

Dos miembros de esta área, Estrella Hernández y Aurelio Carnero, consideran que la mejor manera de acabar con esta plaga es a través de la lucha biológica. Para ello están trabajando en una potencial introducción experimental de un enemigo natural, una avispa que se traerá desde Ecuador.

La mosca blanca llegó a la isla de Tenerife a comienzos de los años 90, a través de las plantas de ornamentación que se traían para hoteles y centros públicos. "No se controló su entrada, ni tampoco se detectó su presencia de manera que se pudiese exterminar", señala Estrella Hernández. Ahora, y una vez en la naturaleza, es mucho más complicado acabar con ella.

Entre las razones expuestas por los técnicos del ICIA están que la mosca blanca está extendida por edificios y jardínes privados en los que no se puede intervenir. Actualmente, el único método empleado para bajar las poblaciones es la limpieza de los árboles con agua y jabón. Esto implica que no se llega a las copas de los árboles, con lo que continúa su reproducción. Tampoco se limpian las fachadas de los edificios, sobre las que también se instalan. En ocasiones la mosca se refugia bajo el manto blanco con que se cubre en árboles y plantas, incluso en los edificios.

A pesar de las numerosas tentativas de exterminar esta plaga no se ha conseguido erradicar. En todo el municipio existen poblaciones de este insecto que se pega a las hojas y tallos de las plantas y árboles. Su efecto nocivo aún no se percibe claramente, "porque no existe un exceso de mosca blanca", pero al alimentarse de la savia acaba con la vida de las plantas.

En Canarias no existe ningún enemigo natural y la introducción de un parasitoide de Taiwan que promovió el Cabildo de Tenerife terminó en una convivencia con la mosca. Ahora el ICIA, junto con la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Agrarias, la Universidad de Quito (Ecuador) y el doctor Andrew Pollazeck, taxónomo del Museo de Historia Natural de Londres, y el apoyo del Gobierno de Canarias, pretenden introducir un nuevo parasitoide de Ecuador, "con el que se ha probado que es un enemigo natural de esta variante de mosca blanca".

En principio será controlado y con cámaras y si se ve que no sea perjudicial para el medio ambiente, entonces se soltará en Santa Cruz y otros puntos de la Isla afectados por la plaga. Es una avispa que inserta sus huevos en la mosca blanca y su larva se alimenta de la de la mosca blanca, acabando con ella. El equipo del ICIA no cree que se pueda acabar definitivamente con la plaga, pero al menos se logrará controlarla.

La presencia de una especie de mosca blanca, Aleurodicus dispersus Russell, como problema en plantas ornamentales de las Islas Canarias es conocida desde mediados de los años 60, aunque sólo se consideraba como una plaga menor de cultivos como platanera, mango, aguacate y guayava, así como de diversas ornamentales de las familias botánicas Arecaceae, Musaceae y Moraceae.

Pero a partir de 1991 se detectó, en distintas zonas de la costa del sur de Tenerife, un gran aumento de los efectos nocivos sobre plantas ornamentales, que se atribuyó a la mencionada especie de mosca blanca. Con un estudio intenso de ejemplares recolectados en las zonas afectadas, con diversos métodos de identificación (microscopía óptica y electrónica, análisis molecular por RAPD-PCR, etc.) se llegó a la conclusión de que se estaba en presencia de una nueva especie de mosca blanca. Aspecto que fue confirmado por un especialista británico en este grupo de insectos y que ha dado lugar a la descripción de una nueva especie para la Ciencia: Lecanoideus floccissimus.

Los adultos de L. floccissimus destacan por su enorme talla, en relación a otras especies de moscas blancas más conocidas en cultivos hortícolas y ornamentales. Los adultos de las dos especies próximas presentes en el Archipiélago Canario, L. floccissimus y A. dispersus, pueden diferenciarse por la presencia de dos manchas en las alas anteriores de la segunda, así como por su menor tamaño, aunque este aspecto es de más difícil determinación. No obstante, dado que habitualmente los adultos permanecen escondidos entre las secreciones céreas producidas por los estados inmaduros, no es fácil su localización y observación de forma directa, sobre la planta.

Los huevos, alargados y blanquecinos, son depositados en el envés de las hojas y son difícilmente observables, pues se encuentran junto con abundante secreción algodonosa producida por la hembra.

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