16/Abr/04 Los insectos atacan a las tortugas marinas en extinción TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Coleoptera, Coleópteros, Scarabaeidae, Omorgus soberosu, tortuga laúd, Dermochelydae coriacea Un pequeño escarabajo, Omorgus soberosus fabricio (Coleoptera: Scarabaeidae, Troginae), es uno de los culpables del exterminio de gran cantidad de la descendencia de la tortuga laúd (Dermochelydae coriacea), una especie marina considerada en peligro de extinción. Este insecto desciende de las montañas de la Sierra de Oaxaca, México, se oculta hasta un metro de profundidad en la arena de la playa y en las noches devora hasta el 80 por ciento de los huevos y embriones de tortugas marinas. Sabemos, dijo el biólogo Elpidio López Reyes, Investigador de la Universidad Autónoma de Benito Juárez de Oaxaca, que el número de estos animales en particular es inferior a cinco mil ejemplares en todo el Océano Pacífico. La Sociedad Internacional de Tortugas Marinas ofrece cifras que indican que la población de quelonios de esta especie ha disminuido un 97 por ciento en los últimos 20 años. Otra de las causas del riesgo de desaparición es la depredación por el hombre ya que sigue existiendo la cacería para consumo humano. López Reyes, afirmó que los primeros indicios de huevos destruidos se reportaron desde 1987, pero los especialistas pensaron que eran eliminados por cangrejos, en lugar de por estos insectos. Tres años después, los expertos y ecologistas descubrieron la depredación masiva era provocada por estos coleópteros y sus larvas, a la que se les llama "gallina ciega". El ritmo de reproducción de estos insectos es bajo, pues "sólo tres larvas de cada puesta alcanzan el estado adulto", explicó el especialista. Pero el protagonismo de las larvas preocupa a los expertos, pues son capaces de un eficiente desplazamiento dentro de la arena para alcanzar los huevos o a las tortugas en sus últimas fases de gestación. El científico informó que estos insectos, de los que existen más de 35 mil especies, pueden ingerir prácticamente cualquier tipo de materia orgánica. Los huevos les resultan ideales por su contenido de calcio. El biólogo de la UABJO, junto con el Centro Mexicano de la Tortuga y la Organización Animal Alliance, ha realizado varios estudios sobre este coleóptero y su impacto en la población de los quelonios que habitan en playas de Puerto Escondido, Oaxaca. Se diseñaron trampas de plástico con azúcares, desperdicio de pescado y calamar para capturarlos. Según el científico, "dieron resultado porque se han capturado más de 10 millones de insectos, pero no es suficiente", pues apenas han atrapado una parte pequeña (un 15 por ciento) de la población total de insectos que se calcula en la zona, dijo. Los escarabajos también llegan a las playas de Escobilla, ubicadas entre Puerto Escondido y Pochutla. Se cree que descienden de las montañas en troncos de árboles que son arrastrados hasta el mar por el río Cozoaltepec. El "fenómeno" también se da en las Islas Galápagos, por lo que el investigador mexicano ha intercambiado estrategias para atacar los coleópteros con peritos extranjeros. Hasta ahora la solución para disminuir el impacto de este escarabajo, explicó López Reyes, es colocar miles de trampas, ya que no es posible rociar insecticida por el daño que se le haría a las tortugas. La Sociedad Internacional de Tortugas Marinas denunció que la población de quelonios de la especie laud ha disminuido un 97 por ciento en sólo dos décadas y que "mucho se debe a la depredación que sufren", reveló durante el Simposio Internacional en la materia. En esta reunión, expertos mundiales alertaron que de las siete especies de tortugas marinas existentes en el planeta la más amenazada es la laud, cuya población es inferior a cinco mil ejemplares en todo el Océano Pacífico. México y Costa Rica albergan nidos de estas tortugas gigantes en América, que llegan a medir 2,7 metros de longitud, pero sus huevos y carne son comercializados clandestinamente por bandas criminales. Juan Carlos Cantú, de la Asociación Defensores de la Vida Silvestre y Marina, explicó que el tráfico de tortugas es cada vez más alarmante y lejos de terminar ha incrementado en los últimos años, pues es un "negocio" muy redituable para mafias organizadas que venden sus huevos, carne y piel. Las organizaciones defensoras de animales marinos calculan que anualmente se matan centenares de miles de tortugas; además, son cada vez menos las que regresan a las costas mexicanas a depositar sus huevos. Tan sólo en Nayarit se estima que se masacran anualmente 35 mil tortugas. A esto se le suman las matanzas indiscriminadas en Jalisco, Baja California Sur, Baja California Norte, Guerrero y Sonora; además del exterminio de millones de huevos y embriones provocado por los escarabajos en Oaxaca. La tortuga laúd es la más grande de las tortugas marinas, ya que llega a medir bastante más de dos metros de largo y a pesar media tonelada. El caparazón está desprovisto de escudos córneos, formado por numerosas placas óseas de tamaño pequeño y embebidas en una gruesa piel coriácea y lisa; la piel es muy gruesa, impregnada de aceite, que la capacita para conservar su temperatura interna varios grados por encima de la ambiental. La amplitud del carapacho alcanza cerca de la mitad de su longitud; cabeza pequeña, pico córneo filoso, delgado y débil, con dos cúspides en la parte frontal superior y una en la inferior, las cuales de frente le dan la apariencia de una W en vista frontal. En el dorso presenta siete quillas longitudinales en el dorso y cinco en el vientre. Aletas grandes, desprovistas de uñas. Sus costillas y vértebras no se encuentran unidas al caparazón. Por lo general, el dorso presenta manchas blancas. Con relación al cuerpo la cabeza es pequeña. Su talla es de hasta 180 centímetros de largo del caparazón y 862 kilogramos de peso. Más información:Escarabajos se alían al hombre para acabar con tortugas
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