16/Jul/04 Insectos en la ciencia: estudian un gen clave en la duración de la vida TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Genética, Insectos, Diptera El gen Indy (cuyo nombre se forma por abreviatura de "I'm Not Dead Yet", "Aún no estoy muerto") se viene estudiando desde hace pocos años. You-Jun Fei y Vadivel Ganapathy, investigadores del Medical College of Georgia, Estados Unidos, han descubierto que este gen es crítico a la hora de proporcionar energía a las células, porque produce un transportador que ayuda a entregar los ingredientes clave del combustible que las alimenta. Indy entrega sustratos metabólicos tales como citrato y otros, que entran en las centrales energéticas que llamamos mitocondrias. En su interior, el oxígeno también es esencial para la reacción bioquímica que ocurre al producirse ATP, el combustible celular. Un subproducto desafortunado de este metabolismo del oxígeno es una serie de especies reactivas del oxígeno, algo así como basura celular, que envejece a las células y que podría contribuir en la aparición de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer. Una investigación anterior en la University of Connecticut permitió descubrir que la aparición en él de mutaciones espontáneas, en la mosca de la fruta, doblaba la edad de estos insectos. Las mutaciones pueden crear un estado metabólico que imita la restricción calórica, que ya se ha demostrado extiende la vida. Los científicos no sabían entonces cuál era la función del gen, pero sospechaban que era un transportador. La actividad disminuida del transportador Indy provoca que los animales modelo vivan más tiempo y de forma más sana. Los investigadores han identificado este gen de la longevidad en humanos, ratones, ratas, insectos y en el gusano Caenorhabditis elegans, de sólo un milímetro, que es el que usan ahora en su investigación. En el caso de la longevidad humana, estamos ante un fenotipo determinado por múltiples genes. El gen Indy es sólo uno de los que intervienen, pero ya sabemos que cuando su función es intervenida en un animal, éste experimenta una extensión de su tiempo de vida. Los investigadores necesitaban un animal modelo de corta vida para evitar tener que esperar demasiado para ver los resultados de los experimentos, de modo que eligieron el gusano C. elegans, el cual pasa de embrión a adulto en unos tres días, y cuya longevidad máxima es de unas cuatro semanas. Tras varios intentos, consiguieron imitar la mutación genética espontánea encontrada previamente en la mosca de la fruta, alimentando a los gusanos con bacterias modificadas que eran capaces de actuar sobre la actividad del gen Indy. El resultado fue un incremento de la vida del gusano de entre un 15 y un 20 por ciento. Curiosamente, al menos en el caso de la mosca de la fruta, el máximo beneficio no procede de una actividad cero en el gen, sino cuando ésta alcanza la mitad de lo que sería normal. Ahora están buscando esta actividad óptima para el gusano, y pronto en el ratón. En los humanos, el gen Indy también transporta precursores de las grasas y el colesterol. Por eso, los científicos creen que si encontráramos una droga que bloqueara su función, podríamos perder peso y reducir nuestro colesterol, además de vivir más tiempo. Más información:Gene Alteration Points to Longevity, Thinness
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