30/Jul/04 Insectos plaga: orugas de lepidópteros devastan un bosque en México TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Lophocampa alternata, Lepidoptera, Arctiidae Larvas de insectos de gran tamaño, de la especie Lophocampa alternata (Lepidoptera: Arctiidae), devoraron el follaje de gran cantidad de árboles de pino en bosques de los municipios de Tlachichuca y Ciudad Serdán, en el estado de Puebla, México, disminuyéndolo hasta llevar a los árboles a una situación insostenible. La devastación, que no se ha podido detener del todo a pesar de los esfuerzos constantes de los trabajadores forestales, ha comenzado desde principios de este año y se extiende a 1.420 hectáreas de bosque. El brote de esta plaga es, a decir de los propios afectados en la propiedad de Joaquín Colombres, "agresivo" e "inesperado" y produce mucha inquietud en los propietarios afectados. La propiedad de Colombres es una de las zonas bajo manejo forestal afectadas por la defoliación de los agresivos lepidópteros. Estos insectos, que se alimentan frenéticamente de las hojas de los árboles, comenzaron a surgir desde el mes de enero de este año, según informó Esteban Rodríguez, dueño de otra propiedad forestada. Primero fue en una sección de 400 hectáreas de terreno, y posteriormente se extendieron a una importante extensión de arbolado. Estos insectos han causado notables daños en el follaje, que es lo que consumen. Los árboles se ven desprovistos de sus hojas y es notorio ya que árboles que no son tan viejos como para esto ya poseen ramas secas. El propietario Colombres observó que las larvas surgían en una extensísima eclosión, tan descontrolada que los 15 trabajadores de la propiedad debían tener mucho cuidado al transitar debajo de los árboles, pues de la parte alta de los árboles caían gusanos en grandes cantidades. No sólo esto, sino que se les trepaban al cuerpo desde el suelo, e incluso debían evitar una babaza desprendida por las larvas desde las ramas. Colombres intentó atacar la plaga junto con sus empleados, cavando varios kilómetros de zanjas para que los insectos que bajaran de los árboles, aparentemente a buscar más comida o a hacer sus crisálidas, se quedaran detenidos por éstas y pudieran ser rociados con insecticida. Otra protección que utilizaron, habitual para evitar la colonización del árbol desde el suelo, fue colocar alrededor de los troncos una banda de cinta untada con grasa, lo que causa que las orugas se adhieran y no puedan avanzar. Este procedimiento causa la muerte de muchas de ellas. También se quemaron en gran cantidad los gusanos que se pudieron recoger manualmente. La lucha privada terminó porque, a pesar de que estos métodos dieron resultado al principio, de todos modos las larvas de los insectos seguían apareciendo con rapidez. El propietario acudió entonces a las autoridades para solicitar su apoyo. Las acciones tomadas causaron, aparentemente, que durante las últimas semanas la plaga haya disminuido. Las lluvias han sido favorables, eliminando una parte de las orugas y evitando que éstas continuaran causando daños irreparables en la arboleda. Sin embargo existe incertidumbre con respecto a si la plaga puede resurgir en meses próximos, pues ha de haber crisálidas de adultos por nacer y también huevecillos insertos en los árboles, que darán origen a más gusanos. La preocupación por la situación, explicó Esteban Rodríguez, no se debe únicamente a la presencia de la plaga y a los daños que ha causado, aún remediables pues los áboles son capaces de recuperarse si se les da el tiempo necesario. El problema es los efectos que se pueden producir después de un tiempo si esta plaga no se extermina, que podría conducir a la muerte del arbolado. Una situación así podría acarrear enormes pérdidas económicas para los ejidatarios o propietarios de ese tipo de zonas, que se encuentran bajo manejo forestal. De todos modos, Rodríguez consideró que la mayoría de los árboles todavía pueden salvarse. Antonio Espino Aldaba, subsecretario de Desarrollo Forestal de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) quien dirige al personal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) que ha comenzado con la aplicación aérea de un tratamiento biológico en las 1.420 hectáreas forestales que fueron perjudicadas por la Lophocampa en Tlachichuca y Ciudad Serdán opinó que es posible que la plaga haya surgido con esa intensidad en la zona a causa de un desequilibrio en el medio, posiblemente una sequía o un incendio forestal. También acotó que se tiene registro de que ese tipo de defoliador se presentó hace varios años en el lugar, también de esa manera desmesurada. El funcionario coincidió en que todavía es tiempo de rescatar la mayor parte del arbolado que fue dañado en esas más de mil hectáreas, por lo que las pérdidas serán mínimas. Además, informó que luego del primer tratamiento, en los meses de enero y febrero del próximo año se realizarán dos más para eliminar la plaga al 100 por ciento. Además se realizarán operaciones manuales y mecánicas (podas y zanjas). Entre los ejidos y pequeñas propiedades que sufren los efectos de la Lophocampa, según enumeró, se encuentran Santa María el Aserradero, Ahuatepec del Camino, San Antonio Jalapasco, Jalapasco el Grande, San José Llano Grande y Miguel Hidalgo, lo que suma un total de 1.275 campesinos y pequeños propietarios que se han visto afectados en sus terrenos forestales. Fuente: El Sol de Puebla
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