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05/Ago/04 Insectos y sociedad: muere al tragarse una abeja TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Hymenoptera, Apidae, Apis mellifera
Para el Instituto Mexicano del Seguro Social, la muerte de este hombre es un caso de choque anafiláctico, provocada por el insecto que se tragó y le picó dentro de la garganta. Sin embargo para su familia la muerte se halla envuelta en una serie de actos de ineptitud, indiferencia y negligencia médica. La familia había ido de visita a Las Cañadas, un balneario cercano a la ciudad de Ensenada (Baja California, México). Allí acudieron los abuelos con sus nietas a divertirse y escapar del calor de la ciudad. Ya en el lugar, el grupo empezó a preparar la comida. Unos minutos después había una gran cantidad de abejas cerca de la mesa, buscando las cosas dulces. Por esto decidieron tapar la comida, pero uno de los insectos ya había caído en la bebida soda, sin que nadie lo notara. Don Miguel tomó un trago largo y enseguida informó que se había tragado una abeja. Los demás pensaron que estaba bromeando. Él insistió: "me tragué la abeja y me esta picando". Pidieron ayuda y los socorristas le dijeron al hombre que chupara hielos. Sin embargo, según explicó un experto, debieron suministrarle de inmediato un antihistamínico para evitar el efecto de las picaduras sobre el organismo. Según una nieta, se escuchaba zumbar la abeja dentro de la garganta del hombre. Como no lograba remedio a la situación, se dirigieron a ser atendidos por el Seguro Social. Debido a que el hombre estaba tranquilo y no creía que la situación fuese tan grave, dejó que la esposa se quedara en la playa y llevó consigo a su nieta mayor, una jovencita de 20 años. En el camino, Don Miguel se empezó a sentir mal, le faltaba aire. Su traquea se había empezado a cerrar. El dolor era intenso y aseguraba que la abeja le seguía picando. Es posible que esto sucediera debido a que en el lugar donde picó la abeja los tejidos intenos son blandos, de modo que no perdió el aguijón en la primera arremetida, como suele suceder. La Seguridad Social no estaba cerca, debió circular por la carretera hasta la entrada de Valle Dorado, donde la víctima le dijo a la joven que no podía más y le cedió el volante. Llegaron al Seguro a urgencias, a la Clínica Ocho, donde pidieron auxilio. Lamentablemente, había personas delante de él y debió esperar a que lo atendieran. Al poco tiempo Don Miguel ya no podía hablar. Fue ingresado por fin a las 14:25 y sentado en una silla para que esperara atención de los médicos. Nadie lo atendió con la urgencia requerida, hasta que, asfixiado y a punto de un paro, cayó de la silla. Allí sí lo colocaron en una camilla, lo intubaron, le aplicaron antihistamínicos. En ese momento llegó su hijo varón, justamente empleado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Cuando entró al lugar donde lo atendían y dijo que era su padre el que estaba en la camilla, recién procedieron a prestarle más atención, pero ya era tarde. El veneno de la abeja y la falta de atención precisa habían hecho efecto. Don Miguel murió.
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Nadie diría que las abejas puedan ser unos insectos tan peligrosos como para que una sola de
ellas sea capaz de matar a un hombre en cuestión de una o dos horas. Sin embargo,
el mexicano Miguel Vargas Raygoza, de 64 años de edad, murió dos horas después de tragar accidentalmente una abeja viva que le picó en repetidas ocasiones la garganta por dentro, uno de los sucesos más extraños que hayan escuchado peritos médicos y policías.