04/Oct/04 Plaga de insectos invade las casas de Peroño, España TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Lepidoptera Los vecinos son incapaces de contener a los insectos, que se cuelan en las casas. Una significativa parte de la población de Luanco, los residentes en la zona de Peroño, sufre desde hace días la incómoda presencia de lo que parece una plaga en toda regla. Cientos de orugas negras, más bien miles, campan a sus anchas por los prados y aceras de la zona, hasta el punto de que ya han empezado los primeros trastornos para los vecinos, que ven cómo se cuelan en sus hogares los insectos. Uno de ellos, que prefiere no facilitar su nombre, guarda una bolsa de plástico repleta de orugas, fruto del barrido que hizo ayer por la mañana a la puerta de su casa. Cuenta que las vio por primera vez el martes pasado y que, según pasan los días, aumentan en número. "Por la mañana apenas se ven, pero a partir de las primeras horas de la tarde salen a miles", dice. De momento, el centro de la villa se libra de las orugas, donde, según el vecino, "apenas se han visto algunas muertas". Pero es en la zona de Peroño, muy próxima a la playa, donde los insectos parecen haber encontrado su hábitat. Las piscinas de algunas de las urbanizaciones del lugar son una buena muestra de lo que sucede. En un número difícil de cuantificar, pero lo suficiente para resultar muy llamativas a la vista, yacen muertas, bien en el fondo del vaso, bien en la superficie. La parte alta de Peroño es la más afectada, donde lo único extraño sucedido durante el verano fue un incendio en los pinos de la parte de Santa Ana. "No ha habido otra cosa rara que pueda justificar la presencia de las orugas", cuenta el vecino, que dice desconocer que, meses atrás, áreas rurales de Gozón y Corvera vieron cómo parte de la cosecha de maíz quedaba arruinada por los mismos insectos. Pasadas las dos de la tarde de ayer varios vecinos se afanaban delante de sus viviendas para mantener a raya a las orugas. "Parece que con aguafuerte se mueren", decía una residente de la zona. Las orugas ponen a prueba la imaginación de los vecinos. Algunos rocían los aledaños de sus viviendas con lejía e insecticidas varios. En una casa unos cartones tapan la rendija que hay entre la puerta del garaje y el suelo. De momento parece ser que el Ayuntamiento, según cuentan los vecinos, trató sin éxito la semana pasada de frenar el avance de las orugas. Según indican los residentes, esto es algo que no había pasado antes en la villa, si bien todos recuerdan que también en Peroño se dio una plaga no hace mucho, de orugas procesionarias. "Pero éstas son diferentes", afirman. Fuente: La Nueva España
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