20/ene/06 El 2005 fue un año de duro ataque de insectos en Georgia TEMAS: biología, zoología, entomología, insectos, Hemiptera (Homoptera), Membracidae, Spissistilus festinus, Anthonomus grandis Boheman, Coleoptera, Curculionidae Los expertos de la Universidad de Georgia (UGA) dicen que el 2005 será recordado como un año de pestes. A los insectos que comen cultivos les gusta el clima subtropical de Georgia, dice Steve Brown, entomólogo de la UGA. Los productores de maníes de Georgia usualmente no rocían para protegerse de los insectos que comen el follaje, dice Brown, pero el año pasado fue diferente. Algunos agricultores debieron rociar sus plantas dos o tres veces. El saltador de la alfalfa de tres cuernos Spissistilus festinus Say (Hemiptera (antes Homoptera): Membracidae) es el que causó la mayoría de los problemas, reduciendo el rendimiento en algunos campos. Este insecto come-tallos no era un gran problema hace una década. Los granjeros del maní aplican un insecticida en el surco en el momento de plantar las semillas para proteger contra los thrips. Estos insectos minúsculos se alimentan de las hojas y pueden cuasar que el tomate se manche de virus. De todos modos, el año pasado los thrips aparecieron más adelante en la primavera. Se espera que la pérdida de la producción sea de un 7 por ciento, la peor de una década. Todavía no están disponibles las estimaciones para el 2005 del costo del control y los daños por plagas, dice Brown. Las plagas del maní costaron a los granjeros de Georgia us$ 14,3 millones en el 2004. Y se espera que el costo en el cultivo de 750.000 acres del estado sea más alto este último año. En el 2005, las plagas del algodón les costaron us$ 102 millones a los granjeros en medidas de control y pérdidas, lo que significa alrededor de us$ 84 por acre. Esto es un 15 por ciento más que en el 2004, dice Phillip Roberts, un entomólogo especializado en el algodón de la UGA. Los granjeros fumigaron cerca de 20 por ciento más por plagas del algodón en 2005 que en 2004, dice Roberts. Rociaron sobre todo para controlar las chinches olorosas, ahora una plaga importante del algodón en Georgia. En el 2003, los granjeros perdieron cerca de 72.000 balas de algodón por las chinches hediondas. Ellos produjeron 2,1 millones de balas ese año. Este último año, perdieron cerca de 44.000, produciendo 2 millones. La reducción en los daños es, sobre todo, debido a que los cultivadores ahora entienden los problemas que causan las chinches hediondas y están haciendo un buen trabajo para manejarlos, dice Roberts. En alrededor del 90 por ciento de los 1,21 millones de acres de algodón de Georgia se plantó algodón Bt. Este algodón tiene un gen que le permite a la planta producir una toxina para la bacteria Bacillus thuringiensis. La toxina mata a muchas plagas de orugas. Antes de que el algodón Bt estuviera disponible a mediados de los 90, los granjeros de Georgia rociaban insecticidas unas cinco veces por año. Lo hicieron un promedio de tres veces este último año. Antes de que fueran suprimidos los gorgojos de la cápsula del algodón (Anthonomus grandis Boheman, Coleoptera, Curculionidae), los granjeros tenían que rociar cerca de 20 veces al año. Los gusanos del maíz también dañaron el algodón en Georgia y otros estados. El algodón Bt controla este gusano, pero no totalmente. La oruga se alimenta y crece en las flores interiores del algodón, donde la toxina no es tan fuerte. Cuando se muda a alimentarse en las cápsulas en desarrollo, donde la toxina es más fuerte, no mueren fácilmente. Los granjeros rocían insecticidas piretoides para matarlos cuando se salen de control. En el 2005 sobrevivieron muchos gusanos, dice Roberts. No está totalmente claro por qué fue así. Roberts y otros científicos en otros estados están estudiando el problema. Las chinches olorosas están dañando la producción anual de us$ 700 millones de cultivos vegetales de Georgia, dice también un entomólogo de la UGA. Su picadura perforante puede dañar la formación de la fruta. Y la fruta dañada no se puede vender. La industria está buscando maneras de controlarla. Los granjeros de Georgia producen cerca de 30 clases de vegetales, como pimientos, maíz dulce, tomates y berenjena. Debido al alto valor por acre de las cosechas y la intolerancia de los consumidores a los daños por insectos, los granjeros fumigan para proteger los cultivos. El maíz dulce de primavera puede ser rociado hasta 20 veces durante su temporada de crecimiento. En ocasiones, durante la etapa crítica, se rocía dos veces en un día. A menudo los tomates deben ser rociados semanalmente. Los granjeros reducen al mínimo el uso de insecticidas produciendo mayormente cosechas en las que son bajas las poblaciones de plagas. No obstante, en el 2004 los insectos les costaron a los granjeros de vegetales cerca de us$ 57 millones. Este último año les costará, probablemente, eso o más. Fuente: Farm Press
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