23/ene/06

Inventor español crea insecticida de larga duración que se aplica con pintura

TEMAS: biología, zoología, entomología, insectos

¿Quién no se ha encontrado alguna vez, justo antes de irse a dormir en alguna tórrida noche de verano, con que un mosquito se ha instalado plácidamente a descansar en el techo de su habitación o en algún otro lugar inaccesible? Hasta ahora, la única manera de acabar con el bicho era rociar con algún insecticida —y arriesgarse a inhalar parte del mismo— o hacer auténticos ejercicios acrobáticos para alcanzar a aplastarlo. Ahora, un inventor malagueño, el técnico en control de plagas Juan Sánchez, ha encontrado otra opción: que el insecticida esté en la propia pared, esperando a sus inquilinos.

La idea le viene de antiguo a este profesional, ya jubilado, que trabajó, además de en su especialidad, en una fábrica valenciana de pinturas. Concretamente, todo empezó hace 18 años. En ellos ha tenido tiempo de llegar a desarrollar el invento con la ayuda en un principio de la Universidad Politécnica de Valencia y, más adelante, en colaboración con la boliviana Universidad Autónoma Gabriel Moreno de Santa Cruz, a través del centro de Investigación 'El Vallesito', que depende de este centro educativo. La explicación del invento, que ya ha sido patentado a través de la Universidad de Málaga y que está en vías de comercialización a través del Centro de Enlace Para la Innovación del Sur de Europa —SEIRC— de la UE, es muy sencilla.

"En la pintura de la pared quedan poros microscópicos", señala Sánchez, que ha encontrado la manera de que en estos 'huecos' haya pequeñas cápsulas de insecticida en cantidades inocuas para cualquier mamífero, pero letales para los insectos. La idea es que el insecticida se incluya en la pintura en el momento mismo de su fabricación, aunque Sánchez no descarta venderlo aparte para poderlo mezclar más adelante con otras pinturas, eso sí, siempre que ésta esté fabricada con una base de agua, es decir, sin disolventes químicos que podrían dañar el insecticida, según explica este técnico, que añade que el aumento del coste sería casi inapreciable. "Apenas medio euro más por cada diez de pintura", calcula Sánchez. De la misma manera, el invento se puede aplicar en barnices para la madera.

La ventaja del formulado es que no solamente es útil contra los mosquitos u otros insectos voladores, sino que también afecta a las hormigas, las cucarachas o incluso los ácaros. "Se puede realizar la pintura al gusto del consumidor", añade Sánchez, que ha hecho pruebas satisfactorias con distintos tipos de insecticida dependiendo de los efectos que se quieran lograr y que también lo haya probado para evitar plagas en granjas. "Para un corral de cabras, por ejemplo, solo serían necesarios dos tipos de insecticida", explica Sánchez. Los efectos de la pintura duran entre tres y cinco años, "dependiendo del roce de la pared y del uso de la habitación", matiza Sánchez y se puede usar igualmente en el exterior.

Más ecológico

"Además, el invento es ecológico", destaca el inventor, que explica que al no ser necesario dispersar el insecticida en el ambiente, es un método mucho más seguro y respetuoso con la naturaleza que un fumigado tradicional. "Será muy útil por ejemplo para los restaurantes, ya que se evitarán riesgos", concluye el técnico, que añade que el invento no afecta al color ni al olor de la pintura, ya que es totalmente incoloro e inodoro.

La polivalencia del invento viene dada por las numerosas posibilidades de insecticidas que pueden añadirse al formulado, según explica este técnico que enumera nada menos que 850 tipos distintos y otros 650 específicamente pensados para los ácaros.

Fuente: Andalucía Investiga