17/mar/02
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Utilizando el Observatorio de rayos
X Chandra, los astrónomos han descubierto un misterioso faro pulsante de
rayos-X cerca del polo norte del gigante planeta.
Insólitas emisiones de rayos X del planeta Júpiter
(Ciencia@NASA) Cada 45 minutos un gigantesco pulso de millones
de kilovatios de rayos-X atraviesa el sistema solar. Los astrónomos están
acostumbrados a estos fenómenos. Los pulsares distantes y los agujeros negros
bañan continuamente a la galaxia con ráfagas de radiación X. Pero esta vez la
fuente no es exótica ni lejana. Está justo aquí, en nuestro sistema solar.
"Los pulsos provienen del polo norte de Júpiter", dice Randy
Gladstone, un científico del Instituto de Investigación del Suroeste (Southwest
Research Institute) y líder del equipo que hizo el descubrimiento usando el
Observatorio orbital de rayos-X Chandra (Chandra X-ray Observatory) de la NASA.
"No nos sorprendió descubrir rayos-X llegando de Júpiter", continuó
diciendo. Otros observatorios ya lo habían hecho, años atrás. La sorpresa es
lo que el Chandra ha revelado por primera vez: la localización del faro (inesperadamente
cerca del polo del planeta) y la forma regular en que pulsa.
El satélite de rayos X Einstein de la NASA descubrió el brillo de
rayos X de
Júpiter por primera vez en 1979. Nadie más volvió a observar en muchos años
hasta que un grupo de investigadores (Gladstone entre ellos) apuntaron el
observatorio alemán de rayos X ROSAT hacia Júpiter en 1992. El brillo aún
estaba allí.
Los científicos se preguntaban... ¿qué es esto?
Los rayos X provenían principalmente del hemisferio norte de Júpiter, pero ni
los mapas del Einstein ni los del ROSAT tenían suficiente definición para
revelar exactamente dónde. Algunos investigadores pensaron que estaban viendo
las emisiones en rayos X de poderosas auroras.
En verdad, dice Gladstone, Júpiter tiene "luces del norte" justo como
las tiene la Tierra, sólo que en diferente escala. Las auroras en Júpiter son
de cientos a miles de veces más intensas que las de nuestro planeta. Además,
los anillos brillantes alrededor de los polos magnéticos de Júpiter ¡tienen
dos veces el diámetro de la propia Tierra!
En ambos mundos las auroras ocurren cuando electrones e iones llueven sobre la
parte superior de la atmósfera. Tales partículas son guiadas por líneas de
fuerza magnética hacia los polos, en donde se estrellan con moléculas de aire
y las hacen brillar.
Una diferencia importante entre las auroras de la Tierra y las de Júpiter tiene
que ver con la fuente de las partículas cargadas. En nuestro planeta, la mayor
parte de los electrones e iones provienen del viento solar o de la ionosfera de
nuestro planeta. En Júpiter, muchos de ellos provienen de volcanes: candentes
respiraderos en erupción sobre la superficie de la luna Io llenan la
magnetosfera del planeta gigante con azufre y oxígeno ionizados. Los iones de
Io son acelerados por los campos eléctricos locales hacia la zona auroral de
Júpiter.
Cuando Gladstone y sus colegas programaron al telescopio de rayos X Chandra para
observar Júpiter, ellos esperaban encontrar que los rayos X septentrionales del
planeta llegasen de su gigantesco anillo auroral. Después de todo, el anillo
auroral de nuestro propio planeta es una fuente de rayos X. Júpiter bien
podría ser similar.
"Usamos la cámara de alta resolución del Chandra para tomar imágenes del
planeta durante un período de 10 horas, el 18 de diciembre del año 2000 dice
Ron Elsner, un astrónomo especializado en observaciones en rayos X del Centro
de Vuelos Espaciales Marshall (Marshall Space Flight Center) de la NASA, quien
trabajó con Gladstone. Esperábamos poder localizar la fuente de
rayos X con
mayor exactitud de lo que lo habían hecho los satélites anteriores".
Y de hecho lo lograron. Pero la nueva imagen fue una sorpresa. Chandra reveló
que la mayoría de los rayos X provenían de un punto de origen localizado muy
cerca del polo norte magnético de Júpiter y no del anillo auroral mismo. Y
¡además pulsaba!
"Las pulsaciones de 45 minutos son muy misteriosas", añade Elsner. No
son perfectamente regulares como podría serlo una señal extraterrestre; el
período de la señal varía hacia delante y hacia atrás por un pequeño
porcentaje. "Este es un proceso natural añade, nosotros simplemente no
sabemos qué es..."
Mientras los investigadores se encontraban utilizando al Chandra para observar a
Júpiter, dos sondas de la NASA (Cassini y Galileo) se hallaban cerca del
gigante planeta. Galileo estaba muy adentro del campo magnético de Júpiter,
mientras que Cassini estaba hacia afuera, tomando muestras del viento solar.
Ninguna de las naves detectó variaciones de 45 minutos en su cercanía, que
hubiesen podido ser originadas por ondas de plasma u oleadas de partículas
energéticas, "aunque tales variaciones han sido detectadas por Galileo en
otras ocasiones", hace notar Gladstone. Galileo captó también ráfagas de
emisiones de radio de 1 a 200 khz de frecuencia que aparecen y desaparecen con
un período de 45 minutos, así como también lo hizo la sonda Ulysses cuando
voló cerca de Júpiter en 1992.
"Tal vez el campo magnético de Júpiter, cuando es golpeado por una
ráfaga de viento solar, resuena como una campana con un período de 45
minutos", especula Gladstone. Sería, eso sí, una campana impresionante:
el campo magnético de Júpiter es la estructura más grande del sistema solar,
aún más grande que el Sol.
O tal vez, continuó diciendo, "los iones productores de rayos X podrían
estar rebotando entre los polos norte y sur de Júpiter". Los polos están
conectados por líneas de campo magnético y a algunas partículas de alta
velocidad les toma unos 45 minutos recorrer esta distancia. Es posible que el
polo sur de Júpiter sea también un punto de origen de rayos X, titilando al
mismo ritmo que el del norte; pero nadie sabe, porqué el polo sur no es tan
fácil de observar desde la Tierra.
Una cosa parece clara: el hecho de que el punto de origen que conocemos esté
tan cerca del polo magnético de Júpiter, quiere decir que Io no lo alimenta.
"No hay líneas de campo magnético que conecten a Io con el polo norte añade
Gladstone, de tal manera que tenemos que considerar otras fuentes de iones,
como el viento solar".
Se necesitará más información para resolver el rompecabezas. "El
siguiente paso es recolectar algunos espectros de rayos X dice. Si vemos
líneas espectrales de elementos volcánicos como azufre u oxígeno, entonces
sabremos que Io está implicada, aún cuando no entendamos cómo". Por otro
lado, las líneas espectrales de carbono y nitrógeno indicarían que el viento
solar es la fuente de los iones.
Hasta entonces, el faro de rayos X de Júpiter, pulsando implacablemente, y
situado donde no debería de estar: seguirá siendo un misterio.