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08/abr/02




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Tal vez ya no sea necesario horadar o derretir el hielo para explorar la glacial luna de Júpiter: la solución podría estar en las fuertes mareas, que son capaces de fracturar la capa de hielo que la recubre..

Las mareas podrían ser la clave para develar los secretos de Europa

(Wired News) Cuando se trata de la exploración de Europa, la glacial luna de Júpiter, a la NASA le convendría seguir el consejo de William Shakespeare: "En los asuntos del hombre existe una marea que, en pleamar, conduce a la fortuna".

La frase debe ser interpretada literalmente, ya que parece que se podría lanzar una sonda en el gigantesco océano de ese mundo acuático simplemente esperando a que una de las fuertes mareas de Europa quiebre la capa de hielo que cubre su superficie, con lo cual no sería necesario horadar ni derretir kilómetros y kilómetros de hielo.

Así como el Sol y la Luna inciden en los océanos mediante su atracción gravitacional y generan patrones de mareas previsibles, parece que el nivel del océano que se encuentra debajo de la capa de hielo que recubre la superficie de esa luna joviana -cuyo tamaño es prácticamente igual al de la Luna- todos los días sube y baja 30 metros a un ritmo regular que está determinado por la poderosa fuerza gravitacional del gigante gaseoso y por una órbita que es excéntrica como consecuencia de la atracción que ejercen sobre ella las lunas cercanas. En Europa se repite un patrón de mareas mucho más poderoso desde hace decenas de miles de años.

La famosa capa de hielo que recubre la superficie de Europa, cuarteada y con grietas, que fuera vista en detalle por primera vez gracias a las sondas espaciales Voyager, en realidad es relativamente lisa, ya que hay algo que ha estado eliminando los cráteres producidos por los impactos. La explicación más probable de la desaparición de estas marcas es el agua, que asciende a la superficie a través de las fisuras que se producen con regularidad en el hielo y del derretimiento periódico del mismo, sostiene Richard Greenberg, que es profesor de ciencias planetarias del Lunar and Planetary Institute (Instituto Lunar y Planetario) de la Universidad de Arizona y miembro del equipo de imágenes de la sonda espacial Galileo. Las lecturas magnéticas de la luna también indican la existencia de un océano de agua salada.

Se cree que Europa tiene agua en estado líquido, a pesar de la gran distancia que la separa del calor del Sol, ya que la flexión provocada por la fuerza gravitacional hace subir la temperatura de su núcleo, de una forma muy similar a lo que sucede cuando se dobla una y otra vez un clip de metal, que termina calentándose.

Io, una de las lunas cercanas, es el cuerpo celeste más volcánico del sistema solar, justamente como consecuencia de este proceso. Europa podría tener también volcanes submarinos que lancen bocanadas de calor a través del casquete de hielo, tal como indicarían las manchas amarronadas y las fracturas del casquete, con masas de hielo sobreelevadas e irregulares, rodeadas de planos más lisos y uniformes.

Asimismo, basándose en las investigaciones realizadas por Randy Tufts y Greg Hoppa, de la Universidad de Arizona, Greenberg sostiene que las fuerzas de las mareas provocan fracturas que recorren la superficie a la misma velocidad que una persona "caminando a paso vivo". Esas fracturas describen arcos que se van formando durante las 85 horas que dura el día en Europa, de acuerdo con la forma en que se reorienta la dirección de la gravedad por los giros levemente asincrónicos que describe esta luna en su movimiento de rotación y traslación alrededor del planeta. Es como un reloj de sol gravitacional impreso en el hielo, pero que deja marcas que delatan el paso del tiempo, como un preso que hace palotes en la pared de su celda.

Si esto es realmente así, se podría introducir una sonda al océano a través de una de esas grietas arqueadas, luego se recibirían las señales de radio que enviara la sonda al emerger en sitios que podrían anticiparse en el transcurso de los días subsiguientes. Y también existe la posibilidad de que algunas fisuras rectas permanentes simplemente se abran y se cierren con regularidad, siguiendo un patrón repetitivo que permita preveer cuándo se van a producir estos movimientos.

"Usted tocó un tema crucial -escribió Greenberg en su respuesta cuando se lo consultó a través del email acerca de la utilización de este método para explorar Europa-. La razón por la cual el problema de la horadación del hielo ha captado tanto la atención y ha sido objeto de tantos esfuerzos es que esas actividades comenzaron cuando todavía estaba en boga en modelo de las capas de hielo de gran espesor. Ahora hay varios grupos cuyos programas y cuyo apoyo financiero depende de que se sigan llevando a cabo esos intentos de perforación".

Y si lo que buscamos es simplemente un indicio de la existencia de vida, más que una observación abarcativa de un ecosistema, tal vez ni siquiera sea necesario alcanzar una gran profundidad con la sonda. "En realidad, existen muchas posibilidades de que un alunizaje en la superficie de Europa permita obtener material oceánico fresco directamente de la superficie, siempre y cuando dicho alunizaje se produjera en un punto cuidadosamente elegido", explicó Greenberg.

Lloyd French, un ingeniero del Jet Propulsion Laboratory (Laboratorio de Propulsión a Chorro) que diseñó los "criorrobots" capaces de penetrar el hielo, antes de que su programa fuera suspendido por recortes presupuestarios, tiene una actitud escéptica frente a esta cuestión.

"Piense en las cosas que habría que tener en cuenta para poder aprovechar la oportunidad -expresó French-. Ni siquiera podemos predecir los terremotos, sin embargo, vamos a llegar a Europa, después de viajar entre cinco y siete años, vamos a observar toda la superficie de la luna y vamos a localizar justo una grieta que se esté abriendo, y vamos a bajar por esa abertura". También agregó que otro de los inconvenientes es que puede suceder que la grieta se cierre cuando la sonda todavía no terminó siquiera de bajar.

Pero en un artículo que escribió para American Scientist, Greenberg sostiene que son justamente estas grietas las que deberían ser el objeto de nuestras investigaciones, no sólo un mecanismo que nos permita llegar al interior de Europa.

Misión Galileo (en inglés):

http://www.jpl.nasa.gov/galileo/

Referencia en American Scientist (en inglés):

http://www.americanscientist.org/articles/02articles/greenbergcap4.html