27/abr/02
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Un paseo de 20 millones de dólares...
El segundo turista del espacio ya está en órbita
(Clarín
del 26 de abril) El aventurero y multimillonario sudafricano Mark
Shuttleworth se convirtió ayer (por el 25 de abril) en el segundo turista
espacial al ser lanzado a órbita con éxito a bordo de un cohete ruso con
destino a la estación espacial internacional.
Shuttleworth, que pagó 20 millones de dólares por el viaje, dio un abrazo de
despedida a su familia en la plataforma de lanzamiento del centro de Asia. El
Soyuz TM-34 abandonó la plataforma de Baikonur a las 6.27 GMT, con el magnate
sudafricano de 28 años, el cosmonauta Yuri Gidzenko y el piloto Roberto Vittori,
de la Fuerza Aérea Italiana, en una misión de 10 días. Antes de partir,
Shuttleworth admitió que estaba un poco nervioso al iniciar el viaje que había
soñado desde niño.
La misión, llamada "Marco Polo", llevará a la estación espacial una
cápsula de auxilio, realizará un amplio programa científico y regresará a la
Tierra el 5 de mayo.
Shuttleworth sigue los pasos del empresario estadounidense Dennis Tito, el
primer turista espacial, quien viajó el año pasado a la estación espacial
internacional a bordo de un cohete ruso. La NASA se opuso tajantemente a ese
viaje, y consideró que Tito no estaba preparado y representaría un estorbo
para la misión.
En esta oportunidad, los rusos trabajaron más cercanamente con la agencia
espacial estadounidense, que no ha expresado objeciones.
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Esta nota del 24 de abril habla
de la preparación del nuevo turista espacial y cuáles serán las actividades
que realizará.
Parte el segundo turista espacial
(ABC, y La Nación del 24 de abril) Todo está preparado para que el
millonario sudafricano Mark Shuttleworth se convierta en el segundo visitante
pago en la Estación Espacial Internacional (ISS), un año después del vuelo
del norteamericano Dennis Tito. La era del turismo en el espacio no ha hecho
más que comenzar.
Mañana, el segundo turista espacial de la historia partirá en un cohete ruso
tipo Soyuz rumbo a la órbita terrestre, donde permanecerá durante diez días
dedicado no sólo al disfrute de su experiencia, sino también a la realización
de experimentos científicos.
Tito, un veterano de 60 años que cumplió su sueño de la niñez de viajar al
espacio, se convirtió en el primer turista del cosmos y lo hizo a una edad
avanzada. Shuttleworth, en cambio, es un sorprendente joven que con sólo 28
años ha conseguido una solidez financiera suficiente como para permitirse pagar
los veinte millones de dólares que cuesta el pasaje a la ISS.
Su entusiasmo y capacidad han sido elogiados por los restantes miembros del
equipo que lo acompañarán en su aventura espacial. "Cuando llegó a la
Ciudad de las Estrellas para comenzar su entrenamiento, no tenía una idea muy
clara de lo que son los vuelos espaciales. Ahora está suficientemente preparado
para trabajar en la estación y llevar a cabo sus experimentos científicos”,
declaró el comandante de la misión, el ruso Yuri Guidzenko. El ingeniero
italiano Roberto Vittori completa el trío de astronautas que partirán mañana
hacia la ISS.
El turista del espacio asegura que realizará experimentos con muestras de
células de ovejas y ratas que permitirán luchar contra enfermedades tales como
el SIDA, el Alzheimer o el cáncer. Shuttleworth ha dado garantías de que
concretará sus actividades con prudencia, "para no poner en peligro al resto
de la tripulación”.
El sudafricano ha recibido todo el apoyo de las universidades y centros
científicos más prestigiosos de su país para llevar a cabo una serie de
experimentos sobre el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV), en un intento
de impulsar la tan buscada vacuna contra el SIDA. Sudáfrica es uno de los
países del mundo más castigados por la pandemia, ya que uno de cada nueve
habitantes es seropositivo (casi cinco millones de personas).
Los críticos de la estación espacial aseguran que todos los experimentos que
hacen en órbita pueden efectuarse igual en la Tierra, donde es posible
reproducir las condiciones de ingravidez. Pero ya se sabe que el que paga,
manda.
Un negocio a la rusa
El vuelo de Shuttleworth consagrará los viajes turísticos al espacio, que
comenzaron en medio de la controversia hace un año. Así, a diferencia de Tito,
el sudafricano podrá desplazarse libremente en el interior de la ISS, incluido
el sector norteamericano, que había estado completamente vedado al primer
turista espacial.
La NASA y el Gobierno de los Estados Unidos se opusieron a la visita de Tito a
la estación, ya que argumentaban que sería una molestia para los demás
tripulantes y sólo se resignaron cuando los rusos se mostraron más testarudos.
Washington dio luz verde, pero a condición de que Tito no pusiera pie en su
sector y de que su visita fuera la única a la ISS. Es evidente que esto último
no se cumplió y que Rusia planea seguir utilizando el turismo como una vía de
financiación para mantenerse como un actor principal en la exploración del
espacio.
En esa misma dirección apunta el desarrollo de la lanzadera espacial rusa,
inspirada en el viejo proyecto Buran, que nunca llegó a ser utilizado más que
en un ensayo. El prototipo de la nueva lanzadera se presentó hace un mes, al
tiempo que se anunciaba su futuro uso para vuelos turísticos más allá de la
atmósfera. Cada viaje durará cerca de una hora y la nave estará tres minutos
fuera de la atmósfera, en condiciones de ingravidez. Ya existe una lista de
candidatos para dar el paseo espacial por un costo inaccesible para la mayor
parte de los bolsillos: cien mil dólares.
El fracaso del proyecto MirCorp para explotar comercialmente la vieja estación
espacial rusa Mir no desanimó o a las autoridades de Moscú a la hora de buscar
fuentes de financiación para su industria del espacio. MirCorp, una empresa
mixta con capital ruso y norteamericano, fue la pionera en el envío de una
misión espacial financiada de forma privada.
El sueño del director, Jeffrey Manber, de convertir a la Mir en una mezcla de
hotel, estudio de televisión, laboratorio privado y taller de reparación para
satélites se vino abajo con la destrucción de la veterana estación rusa en
marzo del año pasado. Actualmente, confían en que haya suficientes millonarios
como para seguir realizando viajes turísticos al espacio. Los recursos serán
utilizados para la fabricación de los nuevos módulos de la ISS y para seguir
avanzando en la investigación de cohetes de última generación.