13/jun/02
¿Existieron realmente el éxodo desde Egipto y
otras hazañas bíblicas del pueblo judío? Un nuevo libro llamado La Biblia
revelada lo pone en duda.
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Polémica interpretación de la Biblia
(Clarín) ¿Existió la migración de los patriarcas (Abraham,
Isaac, Jacob), la épica salida de Egipto en donde el pueblo judío fue reducido
a la esclavitud y la conquista del Canaá, la tierra prometida por Dios? Desde
hace 50 años, los investigadores confrontan la Biblia a los descubrimientos y
ponen en duda así certezas científicas o teológicas. Zeev Herzog, profesor de
Arqueología en la Universidad de Tel Aviv, subraya que "ningún trámite
científico prueba esa salida de Egipto, los largos años de travesía por el
desierto y la conquista de la tierra prometida".
Todo esto ya era difícil de creer para los medios judíos ultraortodoxos pero,
¿cómo reaccionarán ante la lectura de la teoría de dos arqueólogos
israelíes, Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman, que publicaron en Francia
la obra La Biblia revelada? Enseguida, el texto suscitó el más vivo
interés entre los judíos ortodoxos, liberales y laicos. Su hipótesis
conmociona todos los estudios bíblicos.
Finkelstein y Silberman no tienen duda sobre la falta de autenticidad de los
relatos fundadores. Para ellos, la Biblia es una genial reconstrucción de la
historia del pueblo judío, que corresponde al surgimiento del reino de Judá
(reino israelita del Sur) como potencia en el siglo VII antes de Cristo. Una
época en la que el reino de Israel (reino israelita del Norte), más
prestigioso que Judá en otro momento, pasa a estar sometido por la Asiria
vecina y en la que el imperio asirio inicia su declinación.
Bajo Josías, rey de Judá entre el 640 y el 609 antes de Cristo, los textos
bíblicos son compilados y son el instrumento de una nueva religión: un solo
pueblo (judío); un solo rey (reunificación de Israel y Judá); un solo Dios
(es el verdadero debut de la idea monoteísta); una sola capital, Jerusalén, y
un solo Templo, el del Rey Salomón, en el centro de la Ley consignada en el
Deuteronomio.
Lo que proponen Finkelstein y Silberman es una revolucionaria interpretación de
la Biblia. Ambos releen el gran libro sagrado partiendo de los relatos de los
Reyes, de los Profetas y del Deuteronomio hasta los textos más antiguos, como
el del Éxodo. Y tratan de establecer la coherencia entre el Deuteronomio y los
primeros libros del Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números,
Deuteronomio), relatos que los siglos trasladaron desde la familia fundadora de
Abraham hasta la nación judía y la época de los Reyes. Relatos ampliados y
adornados para servir al proyecto del rey Josías, de reconciliar a los dos
reinos israelitas e imponerse a los imperios de Asiria, Egipto y Mesopotamia.
Así, la gran saga de los patriarcas, desde Abraham al hijo de Jacob, no tiene
fundamento histórico, aseguran. El relato de los patriarcas no es más que una
"prehistoria piadosa" del pueblo judío, escrita en el siglo VII antes
de Cristo para cumplir con la ambición territorial del reino de Judá.
El relato de la partida de Egipto es también ficticio. Si se tiene en cuenta la
relación de fuerzas en la supuesta época en la que tuvo lugar este hecho
(siglo XIII antes de Cristo), resulta imposible imaginar la huida de Egipto de
600 mil esclavos hebreos hasta Canáa.
En la época del Éxodo no existían parajes bíblicos tan célebres como
Beersheba y Edom. Y ningún rey se encontraba en Edom para enfrentar a los
israelitas. Conclusión de los autores: "Los parajes mencionados en el Éxodo
existieron. Algunos eran conocidos y fueron ocupados pero mucho después del
supuesto tiempo del Éxodo, luego del surgimiento del reino de Judá, cuando se
compusieron por primera vez los textos del relato bíblico".
Ambos arqueólogos multiplican los ejemplos en los relatos bíblicos para llegar
al nudo central de su tesis. Bajo los reinos de Israel y de Judá, los relatos
de los patriarcas, del Éxodo, de la conquista de la tierra prometida, se
conservaron para transformarse en el siglo VII antes de Cristo en un poderoso
llamado a la unidad nacional del pueblo judío a fin de enfrentar las amenazas
de los imperios vecinos. Un Israel unido alrededor de su Dios único y de su
capital única, Jerusalén.
La Biblia compila así tradiciones diversas. Relata en el Éxodo los episodios
de la lucha secular con el Egipto de los faraones, vencido por el Dios de Israel
y el estatuto milagroso de su pueblo. La gran saga bíblica sirve así a la
visión militar religiosa del rey de Judá y entra en resonancia con los
lectores del siglo VII, recuerda sus sufrimientos y los llena de esperanzas.