19/sep/02
Estos objetos estelares, de
tamaño medio, son el germen de los agujeros negros supermasivos que se
encuentran en el centro de muchas galaxias.
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Descubren dos agujeros negros que pueden ayudar a descifrar el origen de las galaxias
(ElMundo.es, EFE, AP) Un grupo de científicos
estadounidense ha presentado en sociedad dos nuevos agujeros negros que, según
han declarado, podrían ayudar a descifrar el misterio que envuelve este tipo de
objetos e incluso alumbrar en parte las claves del origen de las galaxias. Los
dos agujeros descubiertos son de tamaño medio, pero los astrónomos han
apuntado que pueden constituir el germen de los objetos supermasivos que se
encuentran en el centro de muchas galaxias.
En 1916, un astrónomo alemán, Karl Schwarzschild, imaginó un nuevo tipo de
objeto espacial a partir de la teoría de la relatividad enunciada por Albert
Einstein, calculando cuál debería ser la fuerza de la gravedad de una estrella
para poder atrapar la luz. Schwarzschild predijo que una estrella como el Sol,
de 1.392.000 kilómetros de diámetro, debía comprimirse hasta los tres
kilómetros para convertirse en un objeto con tal poder gravitacional.
Luego, otros físicos descubrieron que incluso estrellas más grandes podían
reducirse hasta esos límites, y, con el tiempo, los radiotelescopios pudieron
ver por primera vez un agujero negro. Sin embargo, hasta ahora los astrónomos
sólo habían hallado agujeros supermasivos y otros tan pequeños como una
estrella en implosión. Precisamente
la clave de los objetos presentados ayer radica en que son de tamaño medio.
Puede parecer tan sólo un problema de tallas, pero la importancia de este
hallazgo va mucho más allá. Para empezar, según ha destacado Steinn
Sigurdsson, de la Universidad de Pensilvania, estos objetos podrían ser la
clave para explicar el ciclo vital de estos objetos, al constituir un eslabón
intermedio en su ciclo de crecimiento.
Cerca de la Tierra
Los agujeros negros son concentraciones de masa tan grandes que ni siquiera la
luz puede escapar de su poder gravitacional. Por ello, es imposible verlos, y
sólo pueden ser percibidos por sus emisiones de rayos X o por los efectos que
causan en estrellas o nubes de gas cercanas.
En una conferencia de prensa realizada en la sede de la NASA en Washington, los
astrónomos han señalado que estos dos agujeros han sido hallados en
constelaciones globulares relativamente cerca de la Tierra. En concreto, uno
está en el corazón de la constelación M15, y tiene aproximadamente 4.000
veces la masa del Sol, mientras que el segundo, situado en el centro de la
galaxia G1, tiene 20.000 veces la masa de nuestra estrella.
Los agujeros negros supermasivos pueden tener la masa de millones y de hasta de
miles de millones de cuerpos celestes como el Sol, y se encuentran en muchos
casos en el centro de galaxias, como ocurre en el caso de la Vía Láctea. Los
científicos creen que los agujeros de masa media podrían ser las semillas de
estos objetos supermasivos, con la particularidad añadida de que su masa es
proporcional a la de la constelación en la que se encuentran, del mismo modo
que la de los supermasivos es proporcional a la de sus galaxias.
Estos agujeros negros de tamaño medio fueron captados por el telescopio de
rayos X Chandra, y se encuentran en constelaciones con estrellas muy viejas. Es
precisamente esta circunstancia la que hace pensar a los científicos que estos
objetos pueden ayudar a descifrar algunas claves sobre los orígenes del
Universo, puesto que su presencia indica que pudieron hallarse allí en el
momento en el que se crearon estas constelaciones, hace billones de años.