10/sep/02
Una empresa de los Estados
Unidos obtiene permiso para mandar una nave a la Luna en 2003. Una misión
europea será lanzada en abril y meses más tarde le seguirá otra japonesa.
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Permiso para ir a la Luna
(M.R.E.) La empresa Transorbital, de los Estados Unidos, es la
primera que ha obtenido permiso para hacer aterrizar una nave comercial en la
Luna. Piensa hacerlo en 2003 y combinará la toma de imágenes desde una órbita
cercana con el traslado de mensajes de particulares que quedarán en la
superficie lunar cuando termine la misión. Tras decenios de semiabandono, la
Luna es objeto de un renovado interés. Varias empresas tienen planes avanzados
para explotar su atractivo comercial y está previsto que se inicien también el
año que viene dos misiones científicas.
Tras dos años de papeleo, la empresa Transorbital se ha convertido en la
primera que obtiene el permiso del Departamento de Estado y de la Agencia
Nacional de los Océanos y la Atmósfera de Estados Unidos para hacer llegar una
nave no tripulada a la superficie lunar. Para ello ha tenido que probar que
tiene capacidad técnica suficiente para la misión, incluida la seguridad de
que no contaminará la Luna ni afectará a sus lugares históricos, los tocados
por el hombre.
Su director, Dennis Laurie, ha asegurado: "La Luna está madura para su
desarrollo comercial. Está mucho más cerca de lo que se piensa, por lo menos
en tiempo de viaje, que es sólo cuatro días".
Aunque las primeras misiones comerciales previstas son no tripuladas, el
verdadero objetivo de las escasas empresas que ya tienen planes definidos para
ir al satélite terrestre son las misiones tripuladas, para sentar bases de
comunicaciones y científicas y trasladar turistas.
Videojuegos
La primera misión prevista de Transorbital se llama Trailblazer y consiste
básicamente en un pequeño satélite con varias cámaras de vídeo de alta
resolución a bordo que tomará imágenes de la superficie lunar y también de
la Tierra para explotarlas comercialmente, pensando en usos científicos,
educativos y también recreativos, como escenarios virtuales para videojuegos.
El satélite será lanzado por un cohete ruso-kazajo desde Baikonur en una fecha
todavía por fijar, ya que no está claro si la empresa dispone ya del dinero
necesario para iniciar la misión y hasta ahora las fechas anunciadas no se han
cumplido. Transorbital piensa obtener patrocinadores comerciales y también
ofrece desde el año pasado la posibilidad de contratar el envío a la Luna de
mensajes personales y pequeños objetos. Esta carga, en un contenedor
resistente, llegará a la superficie lunar junto con la nave cuando se estrelle
al final de la misión, durante la cual se situará en una órbita cada vez más
baja.
Otra empresa que tiene planes avanzados para ir a la Luna es Lunacorp, también
estadounidense. Su primera nave será un satélite de comunicaciones de banda
ancha para transmitir en directo imágenes lunares. Para más adelante prepara
la exploración de la superficie lunar con pequeños vehículos no tripulados,
con el objetivo de confirmar si existe hielo en los cráteres polares a los que
nunca llega el sol.
Mientras las empresas reúnen dinero suficiente para empezar a cumplir sus
ambiciosos objetivos, se preparan dos misiones no comerciales a la Luna, las
primeras desde que terminó, también estrellándose en la superficie, la de la
Lunar Prospector en julio de 1999. Anteriormente, en 1994, una pequeña nave
estadounidense, Clementine, tomó también imágenes durante varios meses desde
la órbita lunar.
En busca de agua
Los datos e imágenes de estas dos últimas misiones, las primeras desde que
terminó el programa tripulado Apolo en 1972, sugirieron la existencia de agua
helada en algunas zonas de la Luna, pero esto no se podrá confirmar hasta que
se vuelva a explorar la superficie lunar con vehículos dotados de instrumentos
avanzados.
Smart 1, la primera misión europea a la Luna, que partirá el próximo mes de
abril, puede contribuir a robustecer o debilitar la hipótesis del agua. En esta
misión se utilizará por segunda vez en la historia la propulsión iónica en
una nave para lanzarla más allá de la órbita terrestre.
El objetivo europeo en esta excursión lunar que se iniciará a bordo de un
cohete Ariane 5 es situar la nave en órbita durante seis meses y observar con
diversos sensores determinadas zonas de su superficie, especialmente algunos
cráteres y elevaciones de su polo sur, para realizar un detallado mapa
topográfico del satélite.
Finalmente, Japón también prepara su misión a la Luna, aunque la fecha de
lanzamiento todavía no está fijada. Lunar-A es una sonda con objetivos
ambiciosos. Lleva dos proyectiles que serán lanzados desde la nave y
penetrarán hasta tres metros en la superficie lunar para detectar movimientos
sísmicos y flujo de calor. Durante un año, sus datos permitirán conocer mejor
la estructura interna de la Luna, todavía muy mal conocida.