04/sep/02
Fue construido en Japón por
un grupo de científicos de Mitsubishi, que diseñó un circuito integrado capaz
de reproducir algunos mecanismos del cerebro humano. El desarrollo no sólo
será aplicado a la creación de robots capaces de tomar decisiones, sino,
también, al perfeccionamiento de equipos destinados a pronosticar el tiempo y
controlar el tráfico aéreo.
|
Revista Axxón
Axxón en facebook
Lectores de Axxón en facebook
|
|
Presentaron en Japón un robot capaz
de tomar "algunas decisiones"
(Clarín, La Repubblica) La última novedad en el campo de la
robótica nació en Japón y, según sus diseñadores, "es un androide
consciente de los riesgos que corre y que, por lo tanto, puede elegir qué es lo
más conveniente para asegurar su supervivencia."
Lo que permite semejante progreso y logra que, por primera vez, un robot tenga
algo de sentido común y empiece a parecerse (aunque más no sea,
mínimamente) al hombre, es un recién desarrollado circuito integrado que
reproduce en parte ciertos mecanismos del cerebro humano. Los científicos del
grupo Mitsubishi Heavy Industries que desarrollaron el aparentemente
revolucionario circuito informaron que su creación "permite al robot tomar
algunas decisiones".
El comité técnico del proyecto explicó que el circuito, que es de plástico y
tiene una superficie de apenas cuatro centímetros cuadrados, tras haber
elaborado y analizado varios grupos de datos, como la temperatura y la presión
atmosférica, ayudará al robot a tomar decisiones. El producto debería empezar
a producirse industrialmente dentro de cinco años, y la Mitsubishi no sólo
piensa aplicarlo a la construcción de robots sino también a equipos destinados
a pronosticar el tiempo y controlar el tráfico aéreo. Ahora bien, ¿cuánto
falta para que empecemos a convivir con robots como los que vemos en el cine?
Tal vez no falte tanto: en Europa ya hay varios proyectos de ingeniería
robótica que se basan en el estudio de los sistemas y las estructuras
sensoriales de distintos animales.
Actualmente, la idea de los ingenieros es inspirarse en organismos vivos,
reproduciendo, por ejemplo, el radar de los murciélagos para conseguir que el
robot logre ubicarse en un universo tridimensional. Otros proyectos, en cambio,
intentan copiar otros mecanismos, como el del ojo de la mosca o el de la piel
del grillo, que son capaces de registrar las más minúsculas variaciones de luz
y presión. Hace unos meses, en Gran Bretaña, varios diarios publicaron una
noticia verdaderamente curiosa: "Gaak, un robot inteligente, se escapó del
laboratorio donde nació", titularon. La criatura aprovechó la
distracción de los ingenieros para demostrar sus inesperadas dotes que, por
otra parte, dejaron al mundillo científico con la boca abierta.
Al privilegiar la libertad como valor supremo, el pequeño Gaak, que mide unos
60 centímetros de altura, imitó decididamente el instinto humano. Su fuga, que
sucedió en junio en el Magna Science Adventure Park de Yorkshire, en Gran
Bretaña, tuvo lugar durante una batería de pruebas estilo "la
supervivencia del más fuerte", en las que Gaak competía con otras diez
especies de robots provenientes de otros tantos laboratorios de Europa y de los
Estados Unidos. Sin embargo, en lugar de atacar a sus contrincantes, Gaak tomó
otra decisión: enfiló hacia la puerta y se fue. El único comentario de su
creador fue: "No sé cómo se las ingenió para encontrar la puerta. Estoy
sorprendido".