29/oct/02
El trabajo se publicará en
la revista Evolution.
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Científicos de la UBA muestran cómo
opera la selección natural en insectos
(La Nación) El tamaño de algunos insectos y el tiempo que
tardan en hacerse adultos parecen ser una muestra más de lo que Darwin
denominó "selección natural". Según estudios realizados por
investigadores argentinos, que se publican en la revista Evolution, el
tamaño y el tiempo de desarrollo de ciertas moscas se relacionan estrechamente
con las condiciones del medio, básicamente con la disponibilidad de alimento. Y
cuando varía una característica, la otra también lo hace.
"Estudiamos dos especies de moscas que se diferencian claramente en su
estrategia adaptativa", afirma el doctor Esteban Hasson, investigador en
genética evolutiva y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de
la UBA. Las moscas en cuestión pertenecen al género Drosophila, que
prefiere los cactus. Cuando alguna parte de éstos muere, acuden a alimentarse
de ciertos microorganismos que los colonizan, las levaduras.
Cada una de las especies elige un tipo diferente de cactus. Unas hacen su nido
en el cardón, que parece un candelabro de hasta diez metros de altura. Otras,
en cambio, prefieren las tunas, con tallos en forma de hojas carnosas y con
pinches.
Estos recursos alimentarios difieren en su disponibilidad temporal y espacial.
El cardón asegura alimento por un largo período. La tuna, en cambio, brinda un
recurso efímero. Además, cuando el cardón ya no provee comida, la mosca debe
recorrer un largo camino para encontrar otro. En el caso de las tunas, no hay
que andar mucho para hallarlas.
Hasson señala que "las dos especies son idénticas en su forma, pero la
mosca adaptada a vivir de un recurso poco predecible en el espacio es en
promedio más grande". El mayor tamaño le permite atravesar grandes
extensiones para encontrar alimento. En cambio, la otra es más pequeña, pero
tarda mucho menos en crecer.
"El lapso más breve de desarrollo es una adaptación a un recurso limitado
en el tiempo", explica el investigador. Sólo en su etapa adulta la mosca
puede volar. Hasta ese momento se halla cautiva del recurso. Si su crecimiento
fuese más lento y el alimento se terminara, correría el riesgo de morir de
inanición. En cambio, en la mosca del cardón, el éxito correspondió a las
más grandes, que podían volar hasta alcanzar su manjar, alimentarse a gusto,
aparearse y tener una numerosa prole. Esto significa que a lo largo de muchas
generaciones las moscas pequeñas, con poca capacidad de dispersión, tuvieron
menor probabilidad de encontrar sitios adecuados para alimentarse y procrear.
La mosca más grande paga un precio: un período más largo de desarrollo. Pero
la otra mosca también paga un precio por desarrollarse rápido: su pequeño
tamaño. De hecho, las moscas más grandes tienen mayor probabilidad de
supervivencia -en promedio, son más longevas-, las hembras son más fecundas y
los machos tienen mayor éxito reproductivo.
Los investigadores se proponen también determinar los genes asociados con las
características que permiten a estos insectos adaptarse al medio.