12/Ene/04
Psicología: La teoría de Freud validada por las técnicas de imagen cerebral La teoría de la represión, como mecanismo de defensa psicológica, parece encontrar un sustento biológico concreto a través de las técnicas de resonancia magnética. (El Mundo - Salud) Los postulados de Freud sobre el funcionamiento de la mente humana han sido observados por la ciencia con cierto recelo porque se consideraba que carecían de bases sólidas. Sin embargo, la introducción en los últimos años de potentes técnicas de imagen cerebral permite descubrir los mecanismos biológicos que corroboran las observaciones del padre del psicoanálisis. El objetivo de las cámaras neuronales se ha centrado, en esta ocasión, en uno de los conceptos fundamentales y más controvertidos de la teoría freudiana, la represión. El médico austriaco afirmaba que la mente humana emplea como método de defensa el olvido, de modo que los recuerdos desagradables o incluso aquellos traumáticos son eliminados de las redes neuronales conscientes y relegados a su zona más oculta e inaccesible, que él denominó subconsciente y que, un tiempo más tarde, Carl G. Jung rebautizó como inconsciente. Michael Anderson de la Universidad de Oregón, en los Estados Unidos, junto con investigadores de la Universidad de Stanford, también en ese país, han encontrado los mecanismos biológicos que se producen en el cerebro y que confirman las tesis de Freud a la vez que refuerzan aún más la idea de que el ser humano dispone de una asombrosa capacidad para controlar y modificar a voluntad su comportamiento. Vivencias traumáticas La represión es un proceso que se da en cualquier tipo de individuo, aunque es particularmente remarcable y trascendente en los casos de abusos o de maltratos. En estas situaciones, la mente pone inmediatamente en marcha la maquinaria del olvido para evitar un dolor mayor; de ahí que un buen número de víctimas de la violencia no consiga recordar lo que le ocurrió. Precisamente, los autores del estudio publicado en la última edición de la revista Science han observado que se pueden bloquear a voluntad todos aquellos recuerdos que no se desea conservar y, lo que es aún más sorprendente, éstos pueden llegar a desaparecer completamente de la memoria de tal modo que ya no se pueden recuperar, aunque más adelante se quiera. «Por primera vez, vemos algunos mecanismos que podrían jugar un papel en el olvido activo. Aquí es donde reside el mayor interés como aplicación práctica para experiencias emocionalmente traumáticas y como demostración del efecto tóxico de la memoria reprimida», asegura John Gabrieli, uno de los autores del estudio y profesor del departamento de psicología de la Universidad de Stanford. La acumulación de recuerdos indeseados en algún lugar inaccesible de las redes neuronales está directamente relacionada con otro de los puntos fundamentales de la teoría psicoanalítica: los contenidos inconscientes guardados en el desván del olvido, aunque sean inaccesibles para la razón, condicionan y manipulan el comportamiento del individuo. A este respecto, Gabrieli confirma que la memoria reprimida «está al acecho en algún lugar y tiene consecuencias en términos de actitudes o relaciones, incluso si no se sabe por qué». En el experimento participaron 24 voluntarios jovenes a los que se pidió que aprendieran de memoria una serie de palabras organizadas por pares. Cuando habían retenido las tres cuartas partes de ellas, los investigadores sometieron a los voluntarios a varias pruebas mientras que se tomaban fotos de su actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional. El experimento En la primera parte del examen, los participantes debían recordar y pensar en la segunda palabra de un par cuando se les presentaba la primera. En la segunda prueba se les pedía hacer lo contrario, tenían que evitar asociar el nombre que se les presentaba con su compañero de dúo. Los investigadores comprobaron que el proceso de represión de los recuerdos es muy complejo y pone en funcionamiento numerosas estructuras cerebrales. La inhibición de la memoria produce una estimulación de la corteza prefrontal, una de las regiones neuronales más evolucionadas que se asocia al control de las respuestas instintivas y a la formación de juicios. Al mismo tiempo, se observa una reducción de la actividad del hipocampo, un área relacionada con la formación de la memoria. También se constató que el esfuerzo para no recordar empeora la capacidad para recuperar posteriormente los recuerdos que se inhibieron. «La memoria empeora cuanto más se evita pensar», explican los autores de esta investigación. Eso sí, no conviene olvidar que, aunque parezca que no están las malas experiencias, permanecen en algún lugar y nos condicionan. Más información:Identifican neuronas que son capaces de guardar recuerdos Descifran en la UBA complejos mecanismos de la memoria En dos años la memoria podrá incrementarse con unas gafas subliminales |
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