17/Ene/04
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Floridablanca, un proyecto de sociedad ideal
Existió hace más de 200 años cerca de Puerto San Julián, en Santa Cruz, Argentina. Fue una colonia fundada por la corona
española donde se fomentó la igualdad y la ayuda mutua. El asentamiento duró cuatro años y fue abandonado.
Lo habitaron 24 familias españolas llegadas de Castilla y León. Arqueólogas santacruceñas escribieron un libro sobre
el tema.
(La Nación) Hace más de 200 años la corona española probó un experimento social en la costa patagónica:
querían establecer un nuevo modelo de sociedad en el que se fomentara la igualdad entre los hombres, la agricultura
como fuente de riqueza y la familia como pilar de la sociedad, se llamó Floridablanca. Pero el asentamiento sólo duró
cuatro años y por razones que hoy se investigan fue abandonado.
En el año 1998, un grupo de arqueólogas bajo la conducción de la doctora María Ximena Senatore del Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas del Conicet, puso en marcha el proyecto "Arqueología en la colonia
española de Floridablanca - Siglo XVIII", sitio arqueológico ubicado a 357 km al norte de Río Gallegos, en las
cercanías de la localidad de Puerto San Julián.
"Las investigaciones de los últimos seis años han demostrado que Floridablanca fue testimonio de una historia singular
sin precedentes para la Patagonia; información inédita referida a la vida en el poblado ha sido localizada y estudiada",
detalló a La Nación, Senatore que como resultado de su tesis doctoral escribió un libro con la primera etapa de la
investigación.
"El libro está listo para ser publicado, pero no conseguimos el financiamiento para que se edite y que la gente pueda
acceder a la información de nuestra investigación. Queremos que esta historia llegue a la gente, que se lea, que se
conozca y no que se limite al ámbito académico", explicó Senatore antes de iniciar la séptima campaña que se lleva
adelante durante el verano.
Según explican las arqueólogas en sus escritos, el plan de Carlos III segundo monarca de la casa Borbón se inspiró en
las ideas reformistas de la Ilustración española. Para concretar el plan de establecimientos, la corona contrató familias
de labradores decididos a emigrar y les prometió tierras, semillas, yuntas, arados, alimentos diarios y cuidados de
salud.
A lo que ahora es Puerto San Julián localidad costera de 7000 habitantes fueron enviadas 24 familias de Castilla y
León que quedaron sujetas a la tierra sin poder abandonar su lugar de destino sin permiso de las autoridades.
"Floridablanca fue parte de un proyecto de toda la costa Patagónica, en ese momento también se fundó Carmen de
Patagones y el fuerte San José en península de Valdés. La idea era defender la costa de las pretensiones británicas de
establecerse en este lugar. Fue un proyecto defensivo, pero en vez de construir fuertes y enviar tropas, se pensó en
poblar mediante un experimento social, buscando soluciones a los problemas sociales de la España de esa época donde
la diferencia de clases era muy marcada", explica la doctora Senatore.
A las familias de labradores se les sumaron también funcionarios de la corona, soldados y presidiarios y desterrados
del Río de la Plata que cumplían condenas. Así, en 1781, cuando Antonio de Viedma realizó el asentamiento a dos
leguas de la bahía, eran cerca de 150 personas los que iniciaban la aventura que terminaría más pronto de lo imaginado.
Los datos arqueológicos mostraron que el poblado estaba construido en torno de una plaza, rodeada de edificios de
techos bajos y viviendas para los colonos, todas iguales, de paredes de adobe y techo de tejas.
La historia conocida de Floridablanca cuenta que en el primer año de funcionamiento el poblado pasó grandes
dificultades: la falta de abrigo e infraestructura y la alimentación deficiente y las enfermedades provocaron la muerte
del 20 por ciento de la población.
"Nuestras investigaciones nos han permitido conocer que la realidad de los años subsiguientes fue muy distinta. A partir
de 1782 las huertas y cultivos empezaron a prosperar, se regularizó el abastecimiento, mejoraron las condiciones de
habitación, la mortalidad cesó", detalló Silvana Buscaglia, otra de las investigadoras.
Pero la suerte de la colonia ya estaba echada. "La fatalidad del destino hizo que los logros llegaran demasiado tarde a
oídos del rey que ya había dispuesto su abandono. Las mejoras de las condiciones de vida nos permiten cuestionar la
idea de inevitabilidad del fracaso y comenzar a pensar en una versión distinta para dar cuenta de la historia".
"En el momento del abandono la gente estaba pensando en hacer un futuro. Pero la orden del rey dictaminó que se debía
abandonar", relatan en sus escritos las arqueólogas.
Espacios en común
Pese a su corto tiempo de
funcionamiento, Floridablanca fue escenario de un proyecto particular donde se pusieron en juego nuevas ideas acerca
de cómo debía enfrentarse la creación de una nueva sociedad.
En esta segunda etapa de la investigación han surgido nuevas preguntas. Buscan ahora conocer las formas en que se
construyeron las relaciones sociales, las rutinas y los espacios de vida o muerte.
El equipo, integrado además por las licenciadas Marcia Bianchi Villelli, María Marschoff y Paula Palombo, busca
también entender cómo se articularon las relaciones entre los colonizadores y los tehuelches.
"Según datos recientes, estas relaciones hablan de una cotidianeidad que en general no se ve reflejada en los trabajos
científicos que hubo en la relación indígena-español. Acá hubo ayuda mutua, los trabajos fueron de igual a igual, los
españoles no vinieron a subordinar a los indígenas y es sobre esta línea que estamos trabajando", relata Silvana
Buscaglia.
Desde principios de diciembre se encuentran trabajando este grupo de pioneras en arqueología histórica. Y mientras
escarban en el pasado, se plantean también cómo socializar el conocimiento que adquieren sobre la historia patagónica.