13/Feb/04
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Los genes actúan en redes
Trascendente hallazgo de investigadores norteamericanos y un argentino. Descubren que los genes no actúan solos, sino en redes. La configuración de estas
tramas sería diferente según los individuos y los sexos. Un cambio en cinco genes puede perturbar a otros 500 y producir un sinnúmero de variaciones.
Hasta ahora se creía que la relación era lineal.
(La Nación) Si un avión aterriza con retraso en un aeropuerto, los pasajeros de ese vuelo no sólo se verán perjudicados por el retraso de ese avión, sino
que se verán afectadas todas las conexiones que tenían planificadas para ese día.
Algo similar sucede con los genes: un pequeño cambio en uno de ellos puede afectar el conjunto de genes que forman con él una compleja trama.
Estudios recientes indican que los genes interactúan entre sí de maneras muy variadas. Incluso un estudio publicado en Nature Genetics, en el que participó un
investigador argentino, revela que estas interacciones son diferentes según el sexo.
El doctor Juan José Fanara, docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e investigador del Conicet, junto con Robert Anholt, de la
Universidad de Carolina del Norte, en los Estados Unidos, y un equipo de investigadores de esa universidad, lograron determinar que una mutación en un gen
vinculado con el olfato de las moscas puede producir un sinnúmero de variaciones según las interacciones que se produzcan con otros genes conectados en una
red epistática.
Pero ¿qué es una red epistática? El término "epistasis" designa el efecto por el cual la acción de un gen enmascara o interfiere en el funcionamiento de otros
genes. Tradicionalmente se creía que un gen "a", interactuaba con otro gen "b", y éste hacía lo mismo con un gen "c". Pero ahora los investigadores consideran
que la interacción no es lineal, sino que se produce en red, y la configuración de esa red varía según los individuos.
"Cuando se perturba un gen, no se está afectando sólo a ese gen, sino que se crea un efecto como el de las ondas que se producen cuando se arroja una piedra
en el agua", ilustra el investigador.
Cuestión de olfato
El objetivo del proyecto Genoma es caracterizar todos los genes que dan lugar a rasgos complejos, como por ejemplo el comportamiento, que se encuentra en la
cúspide de la complejidad biológica. "Nuestro propósito fue estudiar las mutaciones que pueden afectar una conducta determinada, con el fin de identificar las
redes genéticas involucradas en los comportamientos complejos, como por ejemplo la conducta de las moscas ante señales olfativas, lo cual se puede medir con
facilidad y es fundamental para su supervivencia", explica el investigador desde su laboratorio del Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Fceyn.
El trabajo se orientó, entonces, a desentrañar el funcionamiento del olfato en moscas de la especie Drosophila melanogaster, vastamente empleada en
investigación y cuyo genoma se encuentra totalmente identificado.
En un trabajo previo se habían hallado catorce genes que estaban vinculados con el olfato de este insecto y que constituían una red epistática. Lo que hicieron los
investigadores fue producir un cambio en un gen mediante la inserción de un trozo de ADN al azar -lo que se denomina trasposón- y trataron de determinar
genes involucrados en el olfato a partir de esa modificación.
"Dado que sabemos cuál es la secuencia del ADN insertado y que se conoce también todo el genoma de Drosophila, mediante técnicas moleculares fue posible
identificar los genes afectados", explica Fanara.
Los investigadores analizaron un total de ocho mil genes (de los 13 mil que conforman el genoma de la mosca) para ver cuáles se veían afectados por la mutación
de cinco de los genes identificados previamente.
Los investigadores pudieron detectar más de 500 genes que fueron alcanzados por la "onda expansiva" de la mutación. Observaron, por ejemplo, que algunos
quedaban bloqueados mientras que otros aumentaban su expresión, es decir, su actividad. Las interacciones en red se deducen al examinar la manifestación de la
expresión de los genes, el fenotipo. En otras palabras: unos 500 genes parecían estar ligados a los cinco genes del olfato empleados en el estudio, pero había que
confirmar si esos cambios en los genes se manifestaban en el comportamiento de las moscas.
Diferencias entre los sexos
Para eso, en numerosos y sucesivos experimentos, Fanara fue colocando cinco moscas, separadas por sexo, en tubos donde previamente se había introducido
un repelente. En cada uno de los tubos se compararon insectos normales con otros que tenían una mutación.
Si la modificación afectaba un gen vinculado con el olfato, las moscas serían incapaces de oler el repelente. Y esto se podía observar sin dificultad: las que no
podían oler se movían de manera indiferente en el interior del tubo, sin darse cuenta de la presencia del repelente. En cambio, aquellas cuyo olfato no había sido
afectado, se apretujaban en el fondo del tubo.
Lo interesante del experimento fue que los genes afectados eran distintos en machos y en hembras. Es decir, las redes de genes tendrían una configuración
diferente según los sexos.
El hecho de que los genes actúen en red permite explicar, por ejemplo, por qué un mismo medicamento puede producir efectos tan variados en las personas. Las
diferencias entre un individuo y otro ya no estarían determinadas sólo por pequeñas variaciones en los genes sino, además, por cambios en la configuración de las
redes. El conocimiento de estas redes será fundamental para alcanzar el objetivo de diseñar drogas "a medida" para cada paciente.
Pero tal vez lo más importante sea que este trabajo, según señala Fanara, "es la primera evidencia de que las redes son diferentes en machos y en hembras". Este
hallazgo podría explicar los comportamientos tan distintos en hombres y mujeres.
Lo cierto es que la determinación del genoma humano no permite develar todos los misterios de la vida, como se creyó en un primer momento. Los hechos
demostraron que la realidad es mucho más compleja aún. "El conocimiento del genoma abre más interrogantes de los que responde", concluye Fanara.