20/Mar/04
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Sociedad: "Escuchador", una nueva profesión contra la soledad de Tokio
A pesar del bullicio de los 30 millones de personas que se arremolinan en el área metropolitana de Tokio, la
soledad del tokiota va en aumento y ha hecho surgir una nueva profesión, la de "escuchador", alguien sin una
cualificación académica específica dispuesto a oír lo que otro tiene que decir.
(EFE) Cada día son más las personas que se detienen en las esquinas en las que suelen sentarse los
"escuchadores" para abrirles su corazón y contarles esos problemas que oprimen el pecho y son difíciles de relatar a
conocidos.
"Te escucho", reza el cartel que muestra VanDamme Hirakata, nombre que responde a un seudónimo, en la plaza del
barrio tokiota de Shibuya, ante el ir y venir de centenares de jóvenes procedentes de la estación de metro, y
que mientras esperan a los amigos se distraen mirando las representaciones de artistas callejeros.
A sus 29 años, Hirakata no se gana la vida con este tipo de trabajo que él mismo ha bautizado como "escuchador" y que
hace gratis, lo que le ha permitido poner sus oídos a disposición de más de 12.000 personas, a un ritmo de cien por
semana.
Hirakata es en realidad un profesor particular que quiso alcanzar el éxito como actor cómico, algo a lo que tuvo que
renunciar al ser despedido de una compañía de teatro.
Pero gracias a ese trabajo de actor Hirakata decidió un día su nueva profesión: hace ya tres años, al mirar al auditorio
desde el escenario se dio cuenta de que muchos espectadores parecían preferir ser escuchados a oír sus ocurrencias.
Según el "escuchador", hombres de negocio, pequeños empresarios, profesores, pastores, monjes budistas y hasta
psicólogas, han venido a hablar con él de distintos temas, a pesar de no poseer ninguna certificación académica que le
acredite como psicólogo o sociólogo.
"No soy psicólogo profesional, pero precisamente por eso creo que hay algunas cosas que una persona como yo, con
conocimientos medios, puede hacer mejor", dice Hirakata.
Aunque el "escuchador" no da ningún tipo de consejo sino que sólo se presta a escuchar, la gente le expone asuntos
serios.
"A través de lo que me cuenta la gente se pueden ver los problemas y la distorsión que están latentes en la sociedad",
comenta a EFE el "escuchador".
Una mujer le habló sobre los planes de divorcio de su marido que estaba a punto de jubilarse y un profesor de una
escuela primaria le confesó que no sabía de qué manera podía comunicarse con los niños. Según la socióloga Yuko
Kawanishi, "este fenómeno muestra que la comunicación entre las personas, incluso en el núcleo familiar y en el
trabajo, se ha debilitado".
"Además, añade, en la sociedad actual, que económica y psicológicamente presiona a la gente, cada individuo lleva una
vida acelerada, y eso no deja la suficiente energía ni el tiempo para escuchar al prójimo".
También anima el anonimato que supone contar los problemas a un "escuchador" sin sentir vergüenza ni molestia
alguna. Tras permanecer cerca de una hora con el "escuchador", la estudiante N.H. comentó que le había contado las
relaciones con su novio.
"Como mis amigas son reservadas y ellas no me dicen sus opiniones abiertamente, buscaba la opinión de una tercera
persona, y como no nos conocemos pude hablarle sin pudor".
Para la socióloga Kawanishi, una característica de los japoneses es que vacilan en consultar sus problemas al prójimo
para evitar molestias, al tiempo que seleccionan las palabras para no ser aborrecidos.
"Por eso facilita su vida contar los problemas al 'escuchador', ya que éste no tiene vínculo alguno con su vida privada",
comenta la experta.
Existen también personas que le piden que guarde un momento su equipaje o incluso que cuide a los niños, algo que el
propio "escuchador" asegura no le molesta.
"Tokio es una ciudad donde la gente tiene sed de conversación."
"Una vez, un hombre mayor vino y me dijo que lo mas fácil de la vida es envidiar a los otros y lo mas difícil es
acostumbrarse a la soledad. Creo que ahora todos luchan contra lo más difícil de la vida", comenta el
"escuchador".