30/Abr/04
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El hombre de Neanderthal se desarrollaba con más rapidez que el hombre de hoy
Para llegar a esta conclusión, los investigadores han analizado los dientes como verdaderos relojes biológicos
donde quedan grabadas marcas microscópicas del tiempo que dura su crecimiento.
(ElMundo.es, Europa Press) Los neandertales tenían un desarrollo más rápido que el del hombre actual, a pesar
de tener un cerebro de mayor volumen, según los resultados de las investigaciones realizadas por el español José María
Bermúdez de Castro, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, perteneciente al Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), y el argentino Fernando Ramírez Rozzi, del Centro Nacional de Investigaciones
Científicas de Francia.
Esta es una muestra más de las diferencias entre ambas especies de homínidos.
Para llegar a esta conclusión, que se publica esta semana en Nature, los investigadores han analizado los dientes
como verdaderos relojes biológicos donde quedan grabadas marcas microscópicas del tiempo que dura su crecimiento.
"El artículo trata de las diferencias en el desarrollo entre neandertales y hombre actual. Para abordar el desarrollo, se
estudió el crecimiento dentario ya que el crecimiento dentario se halla estrechamente ligado al desarrollo general del
individuo", explicó Ramírez Rozzi.
Desarrollo dental
Los autores apuntan que es sorprendente observar cómo el tiempo de desarrollo de los dientes en neandertales es menor
que el del Homo heidelbergensis, su especie antecesora. El endemismo de los neandertales en su aislamiento
europeo provocó la reversión de un carácter, el tiempo de formación de los dientes, de manera que esta especie tuvo un
desarrollo dental y somático acelerado, finalizando su crecimiento a los 15 años. Los humanos completan el desarrollo
de sus dientes a los 18 años.
"Por ejemplo, la etapa adulta se adquiere en el momento de la erupción de la muela del juicio en todos los primates.
Para conocer el desarrollo dentario es necesario observar el esmalte dentario. El esmalte presenta líneas de
crecimiento, al igual que los árboles. Estas líneas de crecimiento presentan una periodicidad de nueve días en el
hombre actual, los grandes monos africanos (chimpancé y gorila) y en los neandertales. Estas líneas se pueden contar en
la superficie del esmalte, es decir, el análisis de las líneas de crecimiento en el esmalte permite determinar cómo fue el
desarrollo dentario, cuánto tiempo tardó y cómo fue de rápido", explica el especialista.
Los investigadores han llegado a la conclusión de que en las especies extinguidas el tiempo de crecimiento de la corona
de los dientes era significativamente inferior al característico del Homo sapiens. Para demostrarlo compararon
el tiempo que tardan en desarrollarse los dientes de especies como el Homo antecessor, el Homo
heidelbergensis y el Homo neanderthalensis, con el propio de diversos individuos de Homo sapiens
actuales y del Pleistoceno Superior.
El nuevo estudio ha determinado, de esta forma que el crecimiento dental de los neandertales era más corto que el del
hombre actual. "Los resultados muestran que la diferencia entre los neandertales y el hombre actual era mas importante
que la diferencia entre el hombre actual y los fósiles de Atapuerca. Por lo tanto es posible sugerir que se trata de dos
especies distintas", agregó Ramírez Rozzi.
"Más aún, dado que el Homo heidelbergensis o Homo antecessor es la especie ancestral de neandertales y hombres
actuales, los resultados sugieren que a partir de la especie ancestral una línea, la neandertal, evolucionó hacia un
desarrollo acelerado, mientras que la otra línea lo hizo hacia un desarrollo prolongado, el hombre actual", indicó
Ramírez Rossi.
Evolución de las investigaciones
Durante los años 70 del pasado siglo, los científicos pensaban que la duración del crecimiento y el modelo de
desarrollo eran similares en todos los homínidos; es decir, que australopitecos, parántropos y todas las especies del
género Homo habían tenido un crecimiento y desarrollo parecidos a los de la especie humana. Para llegar a esta
conclusión, se utilizó el patrón de crecimiento de los dientes de especies como Australopithecus africanus y
Paranthropus robustus de yacimientos de Sudáfrica que, aparentemente, era similar al del Homo Sapiens.
La hipótesis más aceptada en aquel tiempo defendía que los dientes de todos los homínidos se formaban en el mismo
orden, y dejando intervalos similares entre los momentos clave de la formación, como los instantes inicial y final del
desarrollo de cada diente o el proceso de erupción gingival.
Pero todo cambió cuando dos investigadores del University College de Londres, Timothy Bromage y Chris Dean, se
plantearon el dilema de por qué esas otras especies no se parecían al Homo sapiens, si crecían y se desarrollaban igual,
en aspectos como el tamaño del cuerpo y del cerebro. A partir de ese momento comenzaron a trabajar en la obtención
de datos no sólo del patrón de desarrollo de la dentición, sino también del tiempo de formación de los dientes.
En 1985 Bromage y Dean publicaron sus primeras conclusiones en la revista 'Nature'. Los australopitecos, los
parántropos y los representantes más primitivos del género Homo (como el Homo habilis) tenían un crecimiento y
desarrollo similar al de gorilas y chimpancés. En otras palabras, aquellos homínidos del Plioceno se podían interpretar
más como chimpancés bípedos que caminaban erguidos, que como seres humanos primitivos. Desde entonces,
numerosos paleoantropólogos se han preguntado en qué momento puede decirse que los homínidos fueron humanos.
Los resultados del trabajo realizado por Bermúdez de Castro y Ramírez-Rozzi, además de confirmar la distinción entre
nuestra especie y la de los neandertales, vuelven a poner sobre la mesa la cuestión de la extinción de estos últimos,
producida cuando entraron en competencia por el mismo nicho ecológico con los primeros Homo Sapiens
llegados a Europa.