12/May/04
Crece una polémica tecnología capaz de "leer el cerebro" Una compañía estadounidense está a punto de instalar un centro para probar un desarrollo que permite interpretar información almacenada en el cerebro mediante la decodificación de ondas. (Clarín) Es la pesadilla del paranoico y el sueño dorado del poderoso. La vulnerabilidad completa para uno, el control total para el otro. Una tecnología que puede interpretar las ondas del cerebro, obteniendo la información que allí se almacena, será desarrollada por la empresa Brain Fingerprinting Co. en Colorado, Estados Unidos. Aunque el invento llamado brain fingerprinting (aludiendo a las huellas dactilares, pero del cerebro) tiene ya cuatro años, la polémica sobre su utilidad y su uso se reavivó hace pocos días cuando la agencia de noticias Associated Press informó que una compañía estadounidense estaba considerando instalar en Colorado un centro de entrenamiento en el uso de esta tecnología en el que trabajarán 300 personas. El sistema ha sido desarrollado por el laboratorio Brain Fingerprinting Laboratories, Inc.de Seattle, Estados Unidos, bajo la dirección del doctor Lawrence Farwell, un neurocientífico nacido en esa ciudad que asegura que un test de este tipo puede ayudar a las autoridades "a determinar la verdad en relación a un crimen o un acto terrorista detectando información almacenada en el cerebro". Nada más oportuno en la Norteamérica post 11-S. ¿Cómo actúa? Se le muestran a un sospechoso escenas de un asesinato o atentado para detectar si le resultan familiares. A través de unos sensores se captan las ondas cerebrales que se producen frente al estímulo de las fotos y un amplificador conectado a una computadora que utiliza un software específico interpreta la reacción del acusado. "Un sujeto que tiene conocimiento de la información que se testea, emite una respuesta específica y mensurable conocida como P300/MERMER" explica Farwell. Al contrario, quien carezca de registros sobre esa información, no emitirá respuesta alguna. Así, "la tecnología puede distinguir con precisión entre una persona inocente y un criminal o terrorista al detectar el conocimiento de un crimen en el cerebro de su perpetrador", asegura el científico. Los críticos de este método dicen que podría fallar si la persona estudiada olvida detalles del crimen con el paso del tiempo. Ese es el caso del profesor de psicología J. Peter Rosenfeld, del Instituto para la Neurociencia de la Universidad Northwestern, en Chicago. Según Rosenfeld, los resultados del uso de esta tecnología son cuestionables ya que el olvido de partes de la escena del crimen harían desaparecer cierta información del cerebro, lo que volvería impreciso al test. Farwell contesta que la tecnología es "100 por ciento precisa" y que "ha sido admitida en la corte como evidencia científica". Para apoyar sus argumentos, cita un caso en Iowa en el cual el brain fingerprinting "ayudó a exonerar y liberar a un hombre que estuvo preso 27 años por un crimen que no cometió". El caso de Jimmy Ray Slaughter genera desde entonces controversias. En el momento en que se aplicó la técnica de detección de ondas cerebrales (año 2000), Farwell declaró "desde una posición definitivamente científica" que el cerebro de Slaugther "no contiene ningún registro de algunos de los más salientes detalles del asesinato por el que ha sido condenado y sentenciado a muerte". Por eso, la esperanza de la compañía a punto de instalarse en Colorado se funda en que el resultado del este test pueda ser aceptado científicamente y sea una prueba legal en procesos judiciales, como sucede con las pruebas de ADN. Farwell fue seleccionado por la revista Time entre los 100 innovadores del siglo XXI. Según información del sitio web del científico, la tecnología también puede ser utilizada para detectar Alzheimer. Por eso, el laboratorio está esperando que el uso del brain fingerprinting como diagnóstico de esa enfermedad sea aprobado por la Food and Drug Administration (www.fda.gov), el organismo de gobierno que monitorea todos los medicamentos que salen al mercado norteamericano. Más allá de sus usos médicos, la admisión en el sistema judicial de la tecnología para detectar información dada por las ondas cerebrales de manera involuntaria, abre la puerta de uno de los últimos refugios de la privacidad humana. |
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