6/Jun/04
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El director de fotografía de Orson Welles terminará la última película del director
Gary Graver, el que fue el último director de fotografía de Orson Welles durante los últimos quince años de la vida
del genio, terminará en breve El otro lado del viento, filme sobre el mundo de Hollywood que Welles dejó
inacabada por problemas de financiación.
(Tiramillas.net) Así lo confesó, ante un reducido grupo de periodistas, Gary Graver, quien ha traído a Madrid,
al Festival de Cortometrajes, joyas inéditas de Welles como sus cortos, anuncios rodados para una marca de whisky
japonesa o reportajes sobre su obra y su figura.
Fue en diciembre de 1970 cuando se encontraron Orson Welles y Graver. Y no por casualidad, sino que el director de
fotografía localizó el hotel en el que se alojaba Welles en Los Angeles y le llamó. El director de Ciudadano
Kane le pidió su teléfono, y como relata Graver, cuando éste llegó a su casa el teléfono ya estaba sonando.
Era Welles, que le pidió que fuera inmediatamente a su hotel para ayudarle a esquivar a una actriz demasiado pesada.
"Después de aquello, él se fue a Nueva York y al volver me propuso rodar una película sobre Hollywood, hecha en
Hollywood y que se llamaría El otro lado del viento", señala Graver, quien recuerda cómo estuvieron cinco
años con la película a vueltas, rodando, parando por falta de dinero, y así hasta dejarla inacabada.
"La película trata del 70 cumpleaños de John Huston, que celebró con una gran fiesta en la que todos estaban invitados a
llevar sus cámaras y grabar lo que les apeteciese. La primera parte de la película son las grabaciones hechas en la
fiesta, y la segunda parte es John Huston proyectando una película suya", explica Graver, quien tiene pensado terminar
El otro lado del viento en cuanto llegue a Los Angeles.
"Yo le enseñé a ahorrar dinero en el rodaje, pero eso no bastaba, porque Welles trabajaba de forma independiente con
productores de distintos países, estaba relacionado con muchos productores, pero luego siempre le fallaba la
financiación y tenía que arriesgar su propio dinero", comenta Gary Graver, quien insiste en que Welles no se
consideraba a sí mismo un genio: "Pero era terriblemente creativo, tanto para cine, como para radio o televisión. Lo
genial eran sus ideas, intentaba hacer cosas que nadie había hecho antes".
Y como ejemplo, Grave cuenta cómo uno de los sueños de Welles era tener su propio show televisivo. "Rodó con Burt
Reynolds, Angie Dickinson y los teleñecos. Lo terminó, pero nadie lo compró", explica Graves, quien recuerda cómo,
tras interrumpir El Otro lado del viento, ambos se vinieron a España porque Welles quería hacer La isla del
tesoro.
"En España estaba también rodando Jack Nicholson con Antonioni, pero Welles no se hablaba con Antonioni, porque
consideraba que sus películas eran excesivamente lentas", explica Graver, quien veía como Welles seguía imparable.
Se iba a hacer fotos a los molinos para su proyecto, que también dejaría inacabado, Don Quijote y, por la noche,
editaba otra película que tampoco terminaría, Con F de Falso, en la que hay una célebre secuencia donde
aparece Picasso.
"La mayoría de las películas que Welles dejó inacabadas han sido terminadas por otros, como su Don Quijote,
que lo compró el Gobierno español y lo terminó Jess Franco", explica Graver, al tiempo que recuerda cómo Welles
hizo un making off de su "Otello" para la televisión germana y "después, quería volver a Estados Unidos para hacer un
documental sobre cada una de sus películas, pero sólo hizo el de Otello y el de El juicio".
Graves protagonizó un incidente con la hija menor de Welles, Beatriz, cuando el director de fotografía quiso subastar el
Oscar al mejor guión de Ciudadano Kane que, según Graves, Welles le había regalado. "A Beatriz nunca la vi
cerca de su padre, pero a su muerte se dedicó a reclamarlo todo. Ella lo quiere todo y sólo es propietaria de
Otello", explica, mientras niega que Orson Welles muriera en Hollywood casi olvidado.
"Tenía muchos amigos, sobre todo actores, y se les puede ver en El otro lado del viento. Se celebró un funeral
en el Sindicato de Directores de Hollywood y fue tanta gente que mucha se quedó fuera", comenta Gary Graver, que
ilustra la incomprensión que vivió el genio de Welles en Hollywod, con un ejemplo. Al director de la mítica
Ciudadano Kane le ofrecieron rodar Popeye y, claro, rehusó.