17/Jun/04
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Los nanorobots no dejarán a la Tierra "hecha polvo"
Eric Drexler, el científico que advirtió por primera vez que la nanotecnología podría llevar al fin
de la civilización a causa de que unos enjambres de "nanobots" podrían consumir
por entero nuestro planeta para autoduplicarse sin control, ha dicho ahora que,
después de todo, existe la forma de hacer que ese panorama no sea tan plausible.
Drexler dirige la organización de nanotecnología Foresight Institute, con base
en California. En 1986 expresó, en su libro "Los motores de la creación" ("Engines of
Creation"), sus temores de que la nanotecnología, capaz de manipular materiales en una
escala de una millonésima de milímetro, pudiese llevar a un desastre.
Él advirtió que unos minúsculos robots, diseñados para construir objetos de la nada, átomo
por átomo, podrían también construir copias de sí mismos y, potencialmente, replicarse
fuera de control, usando los materiales de la naturaleza como materiales de construcción.
"En menos de un día pesarían una tonelada, en menos de dos días podrían alcanzar [el peso
de] la Tierra", escribió. A ese panorama lo llamó "plaga gris".
Esta advertencia fue reflejada pronto en los medios y explotada por los escritores de
ciencia ficción, como por ejemplo Michael Crichton, que en su libro "Prey" (Presa) pintó
unos amenazadores robots de tamaño molecular lanzados en contra de la humanidad.
Pero en un artículo científico publicado estos días en la revista del Institute of Physics,
llamado "Nanotechnology", el doctor Drexler y Chris Phoenix, del Centro por la
Nanotecnología Responsable de los EEUU, reportan que el panorama de la plaga gris es
inverosímil: "Se puede evitar todo riesgo accidental de replicación fuera de control".
Originalmente parecían necesarias esas minúsculas máquinas que podrían replicarse porque
se pensaba hacer que estos artilugios de nanotecnología fueran capaces de construir
cualquier cosa que se necesitara. Ensamblar objetos reuniendo los átomos que los
constituyen, aún si fuera posible, le llevaría a una máquina una cantidad de tiempo
excesiva, así que se necesitarían millones o incluso miles de millones de máquinas.
En aquel momento de su advertencia se pensaba que la mejor manera de hacerlo
era que las minúsculas máquinas se replicaran primero ellas mismas, y que después
comenzaran a construir los objetos necesarios todas juntas.
En este nuevo artículo, el doctor Drexler describe otra manera de hacer las cosas: la tarea
de construir cosas a partir de un suministro de átomos individuales podría ser realizada
por unas fábricas con hileras de brazos robots del tamaño de moléculas, y así se evitaría
la amenaza de que los nanorobots se descontrolaran.
"Es poco probable que una máquina parecida a una impresora de escritorio pueda, por decir
un caso, descontrolarse, replicarse, organizarse a sí misma en sistemas inteligentes y
comerse a la gente", escribió ahora.
Más información:
The Guardian