24/Jun/04
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Publicaciones reseñadas: Tiempos de arroz y sal, de Kim Stanley Robinson
Título: Tiempos de arroz y sal (The years of rice and salt)
Autor: Kim Stanley Robinson
Editorial: Minotauro (2004 en castellano)
720 páginas
Precio: $ 44 / U$S 15,02. / € 12,39
Hace un tiempo ya que quería ponerle las manos a esta novela y, aprovechando un descuido (mío), finalmente me decidí. Fue una semana de lectura atrapante (el
libro es largo, el tiempo es corto) y, luego de haber cerrado la última página hace un rato, vuelvo de un viaje por un mundo que no es el nuestro, aunque sí.
Kim Stanley Robinson crea otro mundo, a la manera de la civilización que nos ofrecía en su increíble saga de Marte (Marte Rojo, Marte Verde y
Marte Azul), pero no lo sitúa en el futuro, sino que esta vez elige cambiar nuestro pasado.
Como punto de divergencia para esta ucronía, elige la Peste Negra: la plaga que alrededor de nuestro siglo XIV eliminó a un tercio de la población en Europa.
Robinson imagina un mundo donde el noventa y nueve por ciento de la población europea muere en la plaga, un mundo donde la civilización floreciente es la
Oriental: las civilizaciones de India, China y el mundo Islámico convergen, evolucionan y batallan en ciclos que se repiten una y otra vez, entrelazándose. Un
mundo con algo más que los nombres cambiados, donde las decisiones cuentan, y pesan. Donde la historia de nuestra América es muy diferente y las olas
migratorias han sido bastante más gentiles, o más bien más débiles, que la colonización europea.
El libro transcurre en varios niveles, como no puede ser menos, basado como está en un mundo donde la filosofía y la religión se encuentran tan mezcladas con la
vida, la política y la ciencia. Pero, aunque parezca obvia la forma en la que Robinson nos cuenta la historia, creo que es una de las mejores sorpresas que tiene el
libro. Por eso mismo, sugeriría no leer la contratapa que los simpáticos editores de Minotauro le han puesto a la edición en castellano, donde en tres palabras
(bueno, pueden ser un par más) borran esa sorpresa inicial. Uno puede vivir sin esa contratapa, les aseguro.
Para mí, mejor dejarse llevar por ese primer "libro" dentro del libro, escrito como las historias en las Mil y una Noches, cerrando cada capítulo con
párrafos como: "Lo que allí pasó quisiéramos no contarles, pero la historia no tendrá sentido sino lo hacemos, así que ahí vamos al siguiente capítulo. Estas
cosas ocurrieron." Y disfrutar de ese "final inicial" tan prometedor que, podríamos decir en criollo, "da vuelta la tortilla" como un presagio del giro más sutil
e impactante del cierre de la novela, unos setecientos años más tarde.
Por otro lado, un amigo que ha leído la edición de Minotauro me dice que la traducción es buena, y que la edición ha sido muy
cuidada. Y para que una buena novela de Ciencia Ficción parezca un "best seller"... en fin. Parecería ser que lo único de qué quejarse es que no han incluido los
mapas que aparecen en la edición en inglés
Es cierto que, por momentos, la narración se pone densa y lenta (valga la aclaración, no al punto de Marte Azul), y uno se encuentra a veces como sus
personajes, sin un sentido fijo y preguntándose si realmente están avanzando hacia algún sitio. Pero cada nudo argumental, formados por los diez libros en los
que transcurre la novela nos llevan a nuevas sorpresas y nos muestran no solamente un mundo, sino atisbos de la filosofía de las culturas orientales, que ya nos
había mostrado Robinson con sus derviches danzantes y sus científicos japoneses en Marte (¿Quién puede olvidarse del inexorable shikata ga nai
después de haber terminado Marte Rojo?). Aquí tenemos más sufíes, más pensamiento budista y una reflexión sobre el Islam que puede tener aún más
valor en estos tiempos en que las religiones se olvidan de sus raíces, si se acuerdan de alguna otra cosa que no sea proteger el status quo. Robinson nos
cuenta historias que fueron y que podrían haber sido, teorías políticas, un mundo nuevo. Nos lleva a viajar por China, India, Japón, Firanja, Yingzhou. Nos deja
con ganas de saber qué está pasando en Inka, tan cerca de casa, y nos habla del desafío de crear un mundo nuevo:
"Derviches danzantes en la nieve: todos rieron al verlo, sintiendo que habían traído el Islam a un lugar nuevo, a un nuevo clima. ¡Estaban creando un nuevo
mundo! Había abundante madera en los bosques quietos del norte y una provisión constante de peces y aves; podrían mantenerse abrigados, podrían
alimentarse; en los inviernos la vida en la ciudad continuaría, bajo una manta delgada de nieve fresca derritiéndose, como si vivieran en las altas montañas. Y aún
así, el río derramaba su largo estuario en el océano gris, que golpeaba la playa con implacable ferocidad, comiéndose instantáneamente los copos de nieve que
caían en las olas. Esta era su tierra."
Al cerrar la novela, uno queda también con ganas de conocer qué hay detrás de ése velo, cuales son las historias reales que el autor ha entretejido en esta
historia del mundo (porque las hay); cuál es la filosofía que mueve la novela o, más bien, las filosofías que Robinson mezcla para generar está historia tan creíble y
atrapante. Y que tiene, por momentos, un vuelo literario ciertamente inspirador y provocativo.
En fin, un libro muy recomendable para leer, con muchas sorpresas interesantes en el camino. O, ya que estamos en el Oriente, debería decir en el Camino.
Por Laura Nuñez para Axxón y Noticias Axxón.