19/Jul/04
Fuimos a ver: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos
Resulta evidente que a Charlie Kaufman, el guionista de Confesiones de una mente peligrosa y ¿Quieres ser John Malkovich?, no le interesa transitar las historias convencionales. El mérito de sus guiones resulta evidente: puede pasar cualquier cosa. Su última película, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, dirigida por Michel Gondry (un conocido director de videoclips con pocas incursiones en el cine), sigue esta línea. Y se mete con un tema caro a los fans de la ciencia ficción: la manipulación de la memoria. Es, ante todo, una comedia romántica. Como diría a la salida del cine Aníbal Gómez de la Fuente (ex director de Axxón y moderador del foro electrónico): se trata de "una comedia romántica del siglo XXI". O, para llevar más lejos esta imagen, se podría decir que es Cuando Harry conoció a Sally escrito por Philip K. Dick y dirigido por algún émulo de Christopher Nolan (ya saben: el director y coguionista de Memento).
Eterno resplandor de una mente sin recuerdos reúne un conjunto de personajes muy peculiares (y bastante bien trazados), lo que le aporta interés a la trama. Esto se ve especialmente en el costado "real" de la historia, con el doctor Mierzwiak y su equipo. En la parte más surrealista del filme, dentro de la mente de Joel, por momentos se logran interesantes imágenes y por momentos la película se vuelve un tanto pueril. Así y todo, el tratamiento que se le dio a esto resulta positivo, aunque no sobresaliente. Me hubiera gustado ver metáforas y asociaciones más sutiles, e imágenes menos obvias, combinadas con los recuerdos exhibidos de Joel.
Jim Carrey no sobresale, pero se muestra muy sobrio en su papel, llevando sus muecas y exacerbada movilidad al mínimo indispensable. Los demás actores acompañan adecuadamente la historia. Los efectos visuales son en general simples, elegantes y funcionales al relato (y a veces sorprende darse cuenta de que aparecen en la periferia y no en el centro de la acción), y el cierre del argumento es bastante bueno. De hecho, la película se permite ir un poco más allá de lo que normalmente llegan las comedias románticas, lo que también es positivo. El final tampoco es el happy end "tradicional", sino uno más bien agridulce. Un detalle de interés es el origen del título de la película: Eternal sunshine of the spotless mind, tal el título original, surge a partir de un poema de inglés Alexander Pope ("Eloisa to Abelard", de 1717). Alejandro Alonso para Axxón y Garrafex News. Más información:La próxima película de Jim Carrey jugará con la mente |
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