08/Sep/04
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Los microbios alienígenas podrían sobrevivir a los aterrizajes bruscos
Un equipo británico descubrió que las bacterias podrían sobrevivir a un aterrizaje brusco sobre otros planetas. El resultado apoya la idea de que podrían haber caído a la Tierra organismos marcianos, dentro de meteoritos, y haber sembrado la vida en este planeta. ¿Habrá que empezar a tomar más en serio la teoría de la panspermia?
Ciertos microorganismos que estén dentro de terrones de roca podrían sobrevivir impactos a velocidades mayores de 11 kilómetros por segundo, dicen los investigadores. El trabajo también muestra que las bacterias podrían sobrevivir un choque contra superficies heladas como las lunas de Júpiter, Europa y Ganímedes.
La posibilidad de que la vida original de la Tierra viniera dentro de rocas espaciales es decir, la hipótesis de la panspermia fue propuesta en 1903 por el químico sueco Svante Arrhenius. Pero lo penoso del eventual aterrizaje siempre fue un argumento contra esta teoría.
Ahora, Ark Burchell y sus colegas de la Universidad de Kent, Canterbury, pusieron a prueba la panspermia disparando hacia blancos terrones de cerámicos porosos infiltrados con bacterias. Durante el impacto, las bacterias chocaban a una presión un millón de veces la atmosférica.
"Hace unos años todo el mundo hubiera dicho que estamos locos", dijo Burchell. "Sabían que no funcionaría". Pero, en el 2001, él y sus colegas mostraron que las bacterias del suelo pueden sobrevivir un impacto a alta velocidad sobre gel blando. La mayoría de los microbios murió, pero bastantes sobrevivieron para considerar posible la panspermia. Pero sólo si los microorganismos no han tenido que viajar demasiado, dado que si vinieran de otro sistema solar probablemente serían esterilizados por los rayos cósmicos y la radiación ultravioleta.
Pero los investigadores no sabían si las presiones generadas en sus experimentos eran comparables con las del impacto de un meteorito. Tampoco saben cómo responderían diferentes especies de microbios.
Para averiguarlo, el equipo usó una pistola de aire comprimido para disparar pedazos de material cerámico de 0,1 a 0,2 milímetros de ancho sobre blancos de gel o hielo. Los proyectiles estaban cargados con células o esporas de la bacteria Rhodococcus erythropolis o de Bacillus subtilis.
A presiones similares a las que experimentan los meteoritos cuando chocan, aproximadamente una en diez millones de células de R. Erythropolis y cientos de miles de B. Subtilis sobrevivieron al impactar en gel. Un gramo de suelo terrestre típicamente contiene mil millones de células bacterianas.
La tasa de supervivencia sobre un blanco de hielo fue alrededor de diez veces más alta, así que Burchell y sus colegas piensan que no solamente Marte y la Tierra pueden haber intercambiado vida. Las heladas lunas de Júpiter, por ejemplo, y en particular Europa, que tiene agua debajo de la superficie, podrían sembrarse de vida unas a otras. O un planeta podría resembrarse a sí mismo si, como ha sugerido que pudo haber ocurrido cuando la Tierra era joven, un impacto masivo borrara toda la vida de dicho mundo.
Traducido por Laura Siri
Fuente: Nature News Service