13/Sep/04

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Escaneos al cerebro muestran la hipnosis en funcionamiento

El estado de hipnosis tiene un efecto real en el cerebro. Desde el Festival de Ciencia de la Asociación Británica en Exeter, Reino Unido.

(Nature) Un estudio de imágenes cerebrales ha arrojado luz sobre la causa por la que algunas personas son más susceptibles que otras a la hipnosis. Al dar un indicio de los procesos cerebrales involucrados, los análisis también sugieren que la hipnosis, tanto la escénica como la variedad terapéutica, tiene efectos genuinos sobre el funcionamiento del cerebro.

Aquellos individuos que son hipnotizados con facilidad muestran un patrón de actividad diferente en una región del cerebro llamada circunvolución cingulada, la cual está involucrada en la planificación de nuestras acciones futuras, según cuenta John Gruzelier del Imperial College de Londres. "En un trance hipnótico el funcionamiento de esta región se ve afectado", dice, "lo que significa que los sujetos son más propensos a seguir las sugestiones del hipnotista. Cuando éste dice 'déjense llevar' sucede que uno no evalúa que es lo que está por hacer".

"Este comportamiento es consistente con la idea de que aquellos que son más fácilmente hipnotizados tienden a describirse a sí mismos como personas que dejan de lado sus inhibiciones muy fácilmente" dijo Gruzelier en el Festival de ciencias de la Asociación Británica, en Exeter, Reino Unido, este jueves.

Juegos de la mente

Ciertos expertos han sostenido que el hipnotismo no es un fenómeno fisiológico, sino que es el resultado que se produce cuando el hipnotista se impone a sí mismo sobre el sujeto, cuya voluntad puede ser simplemente barrida de un golpe. Lo hipnotizadores escénicos varias veces han sido acusados de intimidar a sus voluntarios a participar del juego sólo por el hecho del espectáculo.

"Este efecto es, ciertamente, una parte del cuadro en las presentaciones de hipnotistas", dice Gruzelier. "Mucho de ello se debe a una combinación de personalidad y persuasividad, pero la realidad es que se trata sólo de entretenimiento", según le ha dicho a news@nature.com. "Tales tácticas provocan que la gente tienda a ignorar el potencial de la hipnosis genuina como medio de aliviar enfermedades dolorosas", y luego agrega: "Indiscutiblemente, los hipnotizadores escénicos le dan a la hipnosis una mala reputación".

"Los seres humanos tienden a obedecer, ya que no desean quedar en ridículo", concuerda Meter Naish, quien estudia hipnosis en la Open University de Milton Keynes, en el Reino Unido. Sin embargo, él está convencido de que por debajo de la intimidación que es utilizada en los actos en escena, existe un efecto fisiológico real. "La evidencia está realmente presente; la hipnosis no es para nada milagrosa" agrega.

Trance profundo

Gruzelier ha estudiado a 24 personas, la mitad de ellas categorizadas como fácilmente susceptibles por la hipnosis, y el resto resistente a ella. Escaneó el cerebro de los voluntarios mientras resolvían un ejercicio, denominado Test de Stroop, una prueba de flexibilidad mental que requiere que los sujetos categoricen una lista de colores cada uno de los cuales está escrito con tinta de otro color (como ejemplo digamos que la palabra "verde" estará escrita en color azul), dependiendo ya del nombre o del color en sí.

Les fueron realizadas tales pruebas antes y después de que los individuos fueran sometidos al procedimiento habitual que es utilizado por los hipnotistas para poner sus voluntarios en trance. En los sujetos resistentes a la hipnosis, la zona de la circunvolución cingulada anterior fue mucho menos activada con posterioridad al procedimiento de lo que estaba activa antes de él, hecho que demuestra que sus cerebros necesitaban realizar mucho menos esfuerzo para realizar la planificación sobre cómo completar la tarea.

Pero en los sujetos que resultaron hipnotizados, la circunvolución cingulada anterior, y las regiones que la gobiernan, fueron mucho más fuertemente activadas mientras ellos estaban en trance, hecho que muestra que ellos tenían que poner mucho más empeño para lograr hilvanar sus acciones, según ha reportado Gruzelier. Él sospecha que esta disminución en la habilidad de planear por uno mismo es lo que hace a la gente más sugestionable.

Este puede ser un proceso subyacente a la habilidad de un hipnotista en influir en el comportamiento de sus voluntarios, ya sea éste dejar de fumar, o el ladrar como un perro cada vez que escuchan cantar a Elvis Presley. Algunos individuos reportan que sienten una compulsión por hacer algo aunque en el fondo tengan la certeza de que realmente no quieren hacerlo.

Gruzelier también sospecha que el hipnotismo puede llegar a interferir en la evaluación que hace el sujeto sobre la posibilidad de existencia futura de ciertas emociones, tales como el avergonzamiento. "Una región en el córtex frontal medio, cercana a la circunvolución cingulada, es la que gobierna nuestra percepción sobre como nos sentiríamos si tomáramos tal o cual curso de acción", dice. "Si las conexiones entre las dos regiones son disminuidas, los voluntarios en escena pueden actuar alegremente sin detenerse a pensar realmente en ello".

"Tal hecho puede ser el arma final en el arsenal del hipnotista de entretenimientos " dice Gruzelier. No por el solo hecho de hacer a los voluntarios más sugestionables sino que por el agregado de quitarles su sentido de la vergüenza, las posibilidades de llevar a alguien al ridículo en público se hacen muy grandes. Tal como él sugiere: "La estructura que monitorea las consecuencias emocionales de las acciones futuras queda realmente desconectada", y agrega: "Así es como uno termina haciendo las veces de tonto a pesar de sí mismo".