23/Sep/04
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Científicos valencianos crean un modelo teórico para generar vida
La propuesta permitiría crear una célula en el laboratorio que contaría con la capacidad
de crecer.
Un grupo de científicos valencianos han propuesto a la comunidad científica internacional la posibilidad de desarrollar un método teórico que permite "construir" en el laboratorio una célula con capacidad de crecer y reproducirse a través de un repertorio genómico mínimo.
El catedrático de genética Andrés Moya, director del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia, reconoció que su equipo "está en condiciones de llevar a cabo la investigación si contara con personal de apoyo y dispusiera de la financiación necesaria".
En relación a los aspectos técnicos de la investigación, Moya precisó que "se trata de conseguir una serie de genes que produzcan proteínas que interaccionen entre ellas de forma coherente para "construir" una célula en el laboratorio.
Concretamente el estudio que han llevado a cabo estos investigadores se basa en la comparación de seis genomas "miniatura" que pertenecen a seis especies de bacterias endosimbióticas de insectos, así como en la consideración de una diversidad de estudios sobre genes esenciales en microorganismos.
El trabajo se ha publicado en el número de septiembre de la revista de la Sociedad Americana de Microbiología, "Microbiology and Molecular Biology Reviews".
El objetivo, según el doctor Andrés Moya, "es llegar a la definición de una lista de genes mínimos para que una célula bacteriana sea viable en un ambiente óptimo".
El equipo de investigación del Instituto Cavanilles que ha llevado a cabo el estudio está formado, además de por el profesor Moya, por Rosario Gil, investigadora del Programa Ramón y Cajal; Francisco Silva, profesor titular de genética, y por Juli Peretó, profesor de Bioquímica y Biología molecular.
El profesor Moya explicó que "las bacterias endosimbióticas son microorganismos que llevan ya muchos millones de años de evolución en el interior de los insectos, estableciendo una relación metabólica muy íntima con el organismo huésped".
"La disponibilidad de nutrientes en el entorno de las bacterias ha hecho que sus genomas perdieran información y sufrieran una reducción en el número de genes muy drástica. Así, estas bacterias contienen los genomas celulares con menor contenido de genes que se conocen", indicó.
El grupo de genética evolutiva del Instituto Cavanilles ha secuenciado completamente dos genomas de bacterias: Buchnera aphidicola y Blochmania floridanus simbiontes, procedentes de los pulgones y de las hormigas carpintero.
La intersección de estos dos genomas bacterianos con otros cuatro ya publicados y accesibles y la consideración de la esencialidad de los genes deducida por estudios experimentales adecuados, junto con la propuesta de un mapa metabólico coherente, ha llevado a estos investigadores a proponer que, con sólo con 206 genes, esta bacteria hipotética podría crecer y reproducirse si se le suministra todo un conjunto de nutrientes y si no hay agresiones y cambios bruscos en el entorno, según indicó el doctor Moya.
Añadió que "el trabajo contiene la lista detallada de genes, con una justificación exhaustiva de su inclusión en el conjunto mínimo para la vida bacteriana".
"Con investigaciones teóricas como la descrita se contribuye a la comprensión de cuáles son los requerimientos genéticos y bioquímicos necesarios y suficientes para la vida", indicó finalmente Moya.
Algunos grupos de investigación, como el dirigido por Craig Venter en los Estados Unidos, planean reunir todo este tipo de informaciones para avanzar hacia la fabricación de una célula artificial.
Fuente: Europa Press