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01/Oct/04




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¡Y Viedma fue una fiesta! - Segunda Parte
Carlos Gardini: "Escribo por un acto de fe" 

Cuentan que el taller para docentes estaba terminando y que, tímidamente, algunos de los no-docentes que participaban del Encuentro Nacional de Cultura en Río Negro, regresaban al centro cultural viedmense con el ánimo en alto y con muchas ganas de participar de la merienda (no la cultural, sino la alimentaria). Se habla de dos partidas del truco en las márgenes del Río Colorado donde dos escritores del género apenas pudieron salvar su dignidad. Se dice que otros cruzaron a Carmen de Patagones, intrigados acerca de cuál sería el gentilicio de los habitantes de esa ciudad (no vale la pena estirar el suspenso, esa noche, en la estación de Viedma, informarían que el gentilicio es "maragatos").

(Joe Garrafex desde Viedma) Al finalizar la merienda, y luego de un breve momento de desconcierto, dio comienzo la presentación del libro de Carlos Gardini, Fábulas invernales, finalista del premio Minotauro. Acompañaba al autor en la mesa, Sebastián Ansaldi, editor de ese sello en la Argentina, y moderaba Alejandro Alonso.


Sebastián Ansaldi y Carlos Gardini

Sobre la novela, Carlos Gardini explicó: "Fábulas invernales cuenta la historia de un desterrado —explicó Gardini—. Un alto funcionario de una entidad política que se llama Cónclave de la Concordia, que comete un error protocolar, por lo cual en enviado al destierro, y se encuentra aislado no sólo del Cónclave, sino de su lengua. Le pasa un poco como al poeta Ovidio en su exilio, que se encuentra lejos no sólo de Roma sino de su amada lengua latina. A este funcionario le pasa lo mismo, y tiene que aprender a expresarse en una lengua bárbara que detesta, y allí empieza a contar sus memorias. Esas memorias nos llevan a un viaje de descubrimiento, descubrimos su personalidad, la personalidad de otros personajes que lo rodean, y al mismo tiempo descubrimos cómo funciona ese mundo. Más adelante aparecen otros personajes que cuentan su propia historia. Básicamente la novela trata sobre la narrativa, o la redención a través de la narrativa".

A lo largo de la presentación, el escritor —galardonado con dos premios UPC de novela corta de ciencia ficción y reconocido por muchos como el más importante del género en la Argentina en este momento— admitió algunos de sus relatos tiene puntos en común. "Hay dos o tres novelas, y relatos o novelas breves, donde el factor común es el libro que se cuenta a sí mismo. En algunos casos el narrador termina siendo el libro, que a su vez termina siendo como un universo, y lo que se cuenta es el proceso por el cual se convierte en eso. Estos personajes, en general, son como redentores involuntarios. Les toca un papel que no es el que querían".

Consultado por la compleja estructura de la novela que, en palabras del moderador, soportaba varios niveles de lectura asemejándose a un juego de cajas chinas, Gardini explicó que es muy difícil saber si esa concepción fue premeditada o espontánea. "Es muy difícil saberlo. La palabra premeditado y la palabra espontáneo no siempre son contrarias cuando uno está escribiendo. Puedo decir que hace tres o cuatro años, recuerdo estar sentado en un bar, esperando a alguien que tardaba, y me puse a escribir en una servilleta. Nunca hago eso. Allí hice un germen de lo que sería el primer capítulo. Llegue a casa, lo transcribí y allí quedó. Después fue avanzando el primer capítulo. Y después, sí, descubrí que las evocaciones de este personaje podían enlazar con la de los otros y que la novela iba a funcionar en base a narraciones donde cada cual se revelaba a sí mismo, y que a la vez son versiones clásicos, y que por allí los mismos personajes no lo saben porque ignoran el mundo donde están. Hay un capítulo que tiene una gran deuda con el Hamlet de Shakespeare, o con La tragedia española de Thomas Kyd, por la revelación de un crimen a través del teatro. Hay una especie de reelaboración del Libro del Éxodo, y otras cosas. No es necesario conocer esto para disfrutar la obra, pero le agrega un matiz a los personajes, que tienen un trasfondo cultural que desconocen".

De la charla con el público surgió el tema de por qué un escritor como Gardini podía publicar en España o Italia (novelas como Vórtice y la reedición de El libro de la Tierra Negra, entre otras) y no tenía la misma suerte en la Argentina. "Yo escribo por un acto de fe y en un acto de fe —explicó Gardini—. Hay una búsqueda de muchas cosas en esos libros. Esa búsqueda es la que me permite escribir al margen de las modas, las tendencias y lo que sea. Y si en un momento las tendencias se vuelven favorables, mejor. Las circunstancias son tantas y tan misteriosas que es muy difícil decir porqué. Digamos más bien que ahora se han dado una serie de circunstancias felices".

A su tiempo, Sebastián Ansaldi explicó la apuesta editorial de Minotauro en la Argentina. "Minotauro empezó a publicar de nuevo los libros que hacía algún tiempo estaban editados, primero los clásicos en formato de bolsillo, y este año comenzó a publicarse en la Argentina lo que había salido en España en años anteriores. A partir de este año comenzamos a publicar dos títulos por mes. Los primeros fueron de Ray Bradbury (Algo más en el equipaje) y Philip Dick (La penúltima verdad), y ahora la novela de Carlos junto con la de León Arsenal (Máscaras de matar), ganador del premio. En el medio van saliendo títulos que ya habían sido publicados, por ejemplo Tiempos de arroz y sal de Kim Stanley Robinson, o de Ursula Leguin. Un poco el plan para el resto de este año y el año que viene es seguir publicando una o dos novelas por mes, dependiendo de las opciones disponibles".

Otra buena noticia que dio Ansaldi estuvo relacionada con el Premio Minotauro. "El premio ya está lanzado y quienes quieran enviar obras las pueden mandar al Grupo Planeta, que serán enviadas hasta la última semana de octubre para que pueda llegar a tiempo el envío a España. La idea es publicarlo el año que viene. Es importante recordar que, si bien el premio tuvo un ganador, hubo alternativas de mucho valor como la novela de Carlos Gardini, o la novela de Víctor Conde, que saldrá en España".

Terminada la presentación del libro, el encuentro de Viedma entró en la recta final. Pero eso será material para el próximo capítulo.

Joe Garrafex para Axxón y Garrafex News.


Anecdotario 1
(por Eduardo Carletti)

El anti-ómnibus
Luego del largo viaje desde Buenos Aires hasta Viedma, y ya de mañana (habíamos salido a las 19:40 de la sede de la Fundación Ciudad de Arena en el barrio de Once), ya nos habíamos desperezado y veníamos de gran charla y tomando mate un grupo en el que se cuentan, por lo que puedo recordar, Alejandro Alonso, Laura Nuñez, Pablo Sapere, Luis Pestarini y su mujer Paula Ruggeri, Alejandro Domínguez, Luciano Levín y yo. El micro que nos llevaba era un charter contratado en una de esas empresas de turismo que adornan los coches de todos colores.
    En un momento vimos por las ventanillas del lado izquierdo del micro a otro ómnibus, también de colores, que se abría en diagonal por un camino que se separaba de la ruta en un ángulo suave. La imagen me produjo impresión, y a pesar del cansancio se me ocurrió decir:
    —¡Nos desintegramos! ¡Ahí va el anti-micro!
    Se desataron las risas y una andanada de especulaciones e ideas, que duraron un buen rato. Y no terminaron ahí. Así nos entretenemos los fanas de la CF: del suceso surgió el germen de un cuento, que luego tallereamos en el Tren Patagónico.


Más información:
Ciencia ficción: ¡Y Viedma fue una fiesta! (Primera Parte)


            

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