31/Dic/04
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El gobierno argentino busca detener la fuga de cerebros
El gobierno argentino busca repatriar a los científicos que emigraron en la búsqueda de mejores oportunidades laborales y detener la partida de otros a
través de un plan que incluye incentivos económicos y sociales.
(EFE) En el caso de quienes viven en el extranjero, las facilidades incluyen la gestión de un trabajo en el país, además del pago del billete aéreo y la
mudanza, lo que ha propiciado la vuelta de unos 50 científicos en los últimos seis meses
Las autoridades celebran el retorno de cada uno de los investigadores porque son conscientes de la importancia del desarrollo científico para el crecimiento del
país, aunque el número sea simbólico en relación a los 7.000 que trabajan en el exterior
También han triplicado el presupuesto de la Secretaría de Ciencia y Técnica para 2005 de 22 a US$ 65 millones y realizado una inversión en equipamiento de
unos US$ 15 millones.
"El gobierno está dando señales claras al sector científico y hay una valoración importante de su trabajo. Esto puede frenar el drenaje de cerebros. Plantear
revertirlo es todavía muy utópico", dijo a EFE Tulio Del Bono, secretario de Ciencia y Técnica
"No hay que olvidarse que en nuestro país, a principios de los noventa, el más importante de los ministros (por el de Economía, Domingo Cavallo) mandaba a
los científicos a lavar los platos. Y en décadas anteriores, durante la dictadura, algunas actividades científicas eran casi equivalentes al terrorismo", agregó
A través del programa "Raíces", una red que conecta a científicos argentinos en el exterior con sus colegas locales para realizar investigaciones conjuntas,
retornaron al país un matemático que trabajaba en Estados Unidos y una antropóloga que residía en París
Javier Fernández realizó un doctorado, desarrolló distintas investigaciones y se desempeñó como docente en las universidades de Massachussets y de Utah,
pero después de ocho años decidió volver al país, donde ahora efectúa una tarea similar en el Instituto Balseiro, del Centro Atómico Bariloche, en la Patagonia
argentina
"Siempre quedó en mí un interés por regresar al país. Cuando me enteré de la posibilidad de conseguir trabajo, me presenté y, tras ganar el cargo por concurso,
decidí volver", dijo Fernández a EFE
"El salario en Estados Unidos es varias veces superior al que recibo hoy en Argentina. En sentido inverso, en el área de ciencias, el nivel de estudiantes y
profesionales argentinos es comparable al de cualquier centro del mundo desarrollado", agregó
Carina Basualdo, una antropóloga doctorada en psicología que estudió y trabajó cinco años en París, subrayó a EFE la importancia que tuvo "Raíces" cuando
decidió volver al país porque significó "un gesto concreto de parte de las autoridades"
Aunque los salarios que cobran los científicos en el exterior llegan a ser veinte veces más altos que los que perciben en este país, los especialistas aseguran que
el principal problema es la dificultad para conseguir puestos de investigación en Argentina
La llamada "fuga de cerebros" comenzó en 1966, cuando el régimen militar intervino las universidades públicas y persiguió a los investigadores, muchos de los
cuales debieron exiliarse
Desde entonces, la ciencia nunca formó parte de los discursos de los políticos, lo que propició un terreno fértil para el continuo drenaje de científicos, que en la
mayoría de los casos son formados en las universidades públicas
"Esta es una paradoja, un problema del mundo moderno y del futuro porque la disputa por los cerebros y por la gente más capacitada va a ser cada vez más
fuerte debido a que el desarrollo depende del conocimiento. Es un tema que razonablemente debería analizarse en los organismos internacionales", afirmó Del
Bono
A pesar de los magros recursos económicos, los especialistas coinciden en que Argentina todavía forma buenos profesionales, gracias a la "inercia" del
excelente sistema educativo que el país desarrolló durante la primera mitad del siglo XX
Argentina, que tuvo a dos premios Nobel de Medicina, Bernardo Houssay (1947) y César Milstein (1984), y uno de Química, Federico Leloir (1970), posee
un alto nivel académico en relación al resto de la región, pero se está quedando atrás respecto a Brasil y Chile
"Argentina forma todavía profesionales de nivel. La Universidad de Buenos Aires produce en promedio buenos graduados, que la colocan en un buen lugar
relativo en América Latina", dijo a EFE Pablo Jacovkis, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la universidad más grande del país
Sin embargo, mientras Argentina destina al presupuesto universitario cerca del 0,5 por ciento del Producto Interior Bruto, Brasil ya superó el 1 por ciento y
Chile está llegando a esa cifra.