04/Ene/05
La ciencia ficción en México En este artículo de opinión de de Ramón Llarena y del Rosario aparecido en El Diario de Yucatán se destacan algunos detalles interesantes del mundillo editorial de México, a propósito del libro La Ciencia Ficción en México de Gonzalo Martré (El Diario de Yucatán) A estas alturas de la "soireé”, como dice mi amiga Lía, me estoy asomando al fascinante mundo de la literatura muy especializada que representa la ciencia ficción. Toda la culpa la tiene una invitación que acepté para asistir a la presentación de un libro. En la vida nacional las dos grandes instituciones promotoras de libros y de oportunidades para los jóvenes valores son: el IPN y la Unam. El primero es adorado y la segunda totalmente rechazada. Las razones son: La Unam paga de inmediato el 10% del valor de una edición a su autor y la imprime. En ese preciso instante la manda a bodegas y jamás sale a circulación. Vergonzosa realidad. Tiene millones y millones de ejemplares guardados que jamás verán la luz. En la contrapartida el IPN no paga derechos de autor pero circula sus ediciones que generalmente se agotan al instante. Pues bien, el libro en cuestión fue editado y presentado por el IPN. Se intitula La Ciencia Ficción en México. Se trata de una recopilación que hizo el afamado escritor don Gonzalo Martré con una labor exhaustiva que duró tres años. Valió la pena el esfuerzo pues es una obra espléndida. El autor-compilador me explicó que el objetivo de su obra es la búsqueda de la vindicación de la ciencia ficción, a la cual hemos tenido relegada, a pesar de contar dentro de ella con extraordinarios valores mexicanos. Aunque Martré coordinó y ejecutó la edición, la obra es producto de un sólido equipo de trabajo en el que figuran: Miguel Ángel Fernández Delgado, Federico Schaffler, Andrés Tonini y Jorge Martínez Villaseñor, el mexicano más publicado en el extranjero. Desde luego, aclaro que la ciencia ficción nada tiene que ver con los OVNIS ni los extraterrestres. Es el segmento de la literatura que se dedica única y exclusivamente al desarrollo de la imaginación. Mientras más fantástica sea, es mejor. Ya los escritores del área forman pléyade nacional. Tan es así que tienen un academia o asociación en forma, con presidente, directorio y cumplen todos los requisitos. Cada dos años, con el cambio de su mesa directiva, celebran una reunión nacional e internacional. Igualmente, ayudados por organizaciones y universidades, acostumbran convocar a concursos que reparten magníficos premios. Los ganadores ven publicadas sus obras. La introducción del libro es un venero de conocimientos. Contiene datos, fechas y cifras que han sido totalmente ignoradas. Lo he leído de hito en hito. Por ejemplo: ahora me estoy enterando que uno de los grandes cienciaficcioneros de nuestra historia es el gran poeta Amado Nervo. De él, solamente he leído y estudiado todas sus poesías. Ahora estoy tratando de conseguir toda su obra escrita que algunos califican de grandiosa, en especial lo de la ciencia ficción. Igualmente, el afamado pintor don Gerardo Murillo, sobradamente conocido como Doctor Atl, ocupa un lugar preponderante. También figura Carlos Fuentes con una obra desconocida para mí. Fue un serio problema escoger y decidir las obras que debería contener la compilación. Al final, todas las escogidas son de altísima calidad. Entre otras, figuran: Marco Aurelio Almazán con dos obras: "Un hombre sencillo de Fobos” y "Peligros de la Antimateria”; el popular René Avilés Fabila, también con dos: "La máquina de máquinas” y "La máquina suprema”. Y aquí viene la parte interesante del libro. Resulta que la ciencia ficción mexicana nació en Mérida, Yucatán, a finales del siglo XVIII. Fue obra de un fraile yucateco de nombre Manuel Antonio de Rivas que es considerado como el primero y gran precursor. El fraile en su relato hace una mezcolanza de filosofías y conocimientos. Toma el Micromegas de Voltaire y los Principia de Newton y los mezcla con Descartes. Entonces, imagina un carro volador y hace un fantástico viaje a la luna. Pero el fraile tenía, por su talento, problemas de envidia dentro de su propia orden. Fue acusado, canónicamente claro, y tuvo que enfrentarse a un durísimo proceso. Al final salvó la vida pero ya no le permitieron volver a escribir algo semejante. También en Mérida, Yucatán, en el año de 1919 un señor de nombre Eduardo Urzaiz escribió una novela intitulada Eugenia. Es un relato idéntico al que hizo Huxley casi veinte años después, con su famosísima obra Un Mundo Feliz. Los yanquis, desde siempre, sostuvieron que era una calca. Hace un par de años se les demostró que la edición de Urzaiz, hecha en Mérida, es de más de un decenio antes. Así, dieron comienzo a su traducción a muchos idiomas con la consiguiente difusión mundial. Es por estos dos últimos datos que en la vida nacional Yucatán será siempre el puntero en todo lo de la Ciencia Ficción. |
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