24/Mar/05!f>
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El director español Nacho Vigalondo hará una película de ciencia ficción
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(Stardust, EFE) El director de cine Nacho Vigalondo, que está dispuesto "a no perder la perspectiva" después de haber sido candidato al Oscar,
debutará en el largometraje con Los cronocrímenes, una película de ciencia ficción 'divertida, muy frenética e imprevisible' en la que no habrá
'rayos láser ni naves espaciales chocando entre sí'.
Vigalondo alimentará dos de sus pasiones cuando en septiembre se ponga delante de la cámara: la ciencia ficción y las puestas en escena "mínimas" y "con poca
complejidad de presupuesto", explicó, en una entrevista con EFE, el cineasta cántabro, quien esta semana ha regresado a su pueblo natal, Cabezón de la Sal.
Sus vecinos aún están 'alucinados' con su éxito en Hollywood, aunque no se haya traído la estatuilla por su cortometraje "7:35 de la mañana", el 'bicho
raro que se había colado en las nominaciones'.
A él le gustaría que Cantabria fuera el escenario de Los cronocrímenes porque los exteriores son montañosos y las localizaciones 'muy del norte', pero
reconoció que la decisión final no le corresponde 'al cien por cien'.
Fanático de la ciencia ficción, y en especial de las novelas de los años sesenta y setenta, "cuando los escritores forzaban su imaginación hasta unos límites que
todavía sorprenden", su película arranca con el viaje hacia atrás en el tiempo de un hombre que, en lugar de trasladarse "a la infancia o a una época
ensoñadora", sólo viaja veinte minutos "y ahí se empieza a desencadenar un enredo, que como el propio título sugiere, no puede acabar muy bien".
Su intención es hacer "una primera película que tenga realmente connotación de primera película", señaló el cineasta, que se enfrentará al reto de que en España
se "tomen en serio conceptos y situaciones que asociamos al cine americano".
Pero antes se pondrá a trabajar en un nuevo cortometraje, "El choque", por "puro amor al corto" y "no para demostrar nada", como suele ocurrir, a su juicio,
con quienes se lanzan al género "con la vista puesta en hacer después un largo o demostrar su valía como directores".
"Si en '7:35 de la mañana' la estrategia era contar con un lenguaje miserable algo que era épico, aquí vamos a contar algo épico con un lenguaje miserable",
resumió.
A Vigalondo le han llovido los consejos después de su candidatura al oscar "que si ruede en inglés, que si con actores norteamericanos" pero él no quiere
perder la perspectiva de que fue a Hollywood con "un corto rodado en la calle San Bernardo, sin ninguna pretensión y con una completa inocencia".
Con ese trabajo se plantó en la meca del cine y, en la comida que reunió a los candidatos, tuvo la sensación de que las estrellas se tomaban aquello "como una
cena de empresa, en la que todos se conocen", aunque su visión cambió en la ceremonia, "donde había una sensación electrizante".
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