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Descubren galaxia satélite de la Vía Láctea
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Ursa Major es la galaxia de luminosidad más débil jamás encontrada.
(CSIC, Astronomy Magazine) Un equipo internacional de astrónomos, entre los que se encuentra el investigador del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) David Martínez-Delgado, ha descubierto una nueva galaxia satélite de la Vía Láctea, cuya débil luminosidad la convierte en la
galaxia más débil encontrada hasta el momento; prueba de ello es que algunas estrellas de la Vía Láctea, como Deneb, producen más luz que esta pequeña
galaxia al completo. Denominada Ursa Major, se trata de una galaxia esferoidal enana, carente de gas y con grandes distancias entre las estrellas que la integran.
El descubrimiento forma parte de una búsqueda sistemática de compañeras galácticas realizada en colaboración con el Sloan Digital Sky Survey (SDSS), un
ambicioso proyecto internacional de cartografiado del cielo que determinará la posición y luminosidad absoluta de más de 100 millones de objetos celestes.
Gracias a los datos del SDSS, Beth Willman de la Universidad de Nuva York y su equipo descubrieron una ligera concentración de estrellas gigantes rojas en
las cercanías de la constelación de la osa mayor, lo que suele ser un síntoma de la existencia de una galaxia enana o de un cúmulo globular (grupos de hasta
varios millones de estrellas que se encuentran en las regiones externas de la galaxia).
A partir de esta hipótesis, los astrónomos emplearon el telescopio de 2,5 metros Isaac Newton, situado en la isla de La Palma (Islas Canarias), para determinar
la naturaleza del objeto. El estudio confirmó que se trataba de una galaxia enana, puesto que su tamaño excedía en 10 veces el del cúmulo globular más grande
conocido. Además, Ursa Major presenta un gran parecido con la galaxia del Sextante, otra galaxia satélite enana que forma parte del séquito de la Vía Láctea,
formado hasta el momento por 12 miembros: dos galaxias enanas más masivas las nubes de Magallanes, además de una decena de galaxias pequeñas y
débiles, como la recientemente hallada.
El problema de las galaxias perdidas
El estudio de las galaxias enanas, las más numerosas del Universo, constituye una herramienta fundamental para comprender los procesos de formación de las
galaxias, ya que se cree que son los ladrillos a partir de los cuales se forman las galaxias mayores, como la Vía Láctea. El modelo de formación de galaxias más
aceptado hoy día, el que postula la intervención de la denominada materia oscura fría, exigía la existencia de un mayor número de galaxias enanas de las
censadas, lo que se conoce como problema de las galaxias perdidas.
Este problema de las galaxias perdidas podría estar ahora en vías de solución, según los investigadores, ya que el descubrimiento de Ursa Major, realizado casi
al límite de sus posibilidades de detección, sugiere la posible existencia de otras galaxias enanas situadas alrededor de la Vía Láctea.
Según la publicación Astronomy Magazine, la galaxia, que gira en torno a la Vía Láctea se encuentra al sudoeste del "cuenco" de la constelación de la
Osa Mayor (que semeja un sartén o cuchara), y está a unos 330.000 años luz (dos veces más lejos que la Gran Nube de Magallanes).
La mitad de la luz de esta nueva galaxia proviene de una región transversal de 1.6000 años luz, este tamaño es típico de las galaxias enanas esferoidales.
Tanto esta galaxia como otras similares son muy antiguas y carecen de metales (elementos más pesados que el helio y el hidrógeno). los investigadores llegaron
a esta conclusión mapeando las estrellas de la nueva galaxia en un diagrama de Hertzsprung-Russell, que compara el color de las estrellas versus el
brillo.
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