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Esferas de cristal con ecosistemas de bolsillo dentro
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Las ecoesferas son producto de una investigación desarrollada por el Laboratorio Aeroespacial de la NASA, que buscaba formas de transportar, en un futuro,
ecosistemas a planetas lejanos como Marte.
(El Mundo) A la redacción de El Mundo llegó en una caja de cartón con la etiqueta de 'muy frágil'. Es un huevo de cristal, herméticamente cerrado,
donde viven unas algas, bacterias y cuatro camarones. Un mundo científicamente perfecto donde la luz ha permitido surgir la vida. Es una ecoesfera, un completo
ecosistema que, tratado con ciudado, podré ver crecer durante los próximos cuatro o cinco años.
Las ecoesferas son producto de una investigación desarrollada por el Laboratorio Aeroespacial de la NASA, que buscaba formas de transportar, en un futuro,
ecosistemas a planetas lejanos como Marte. El objetivo final del proyecto de la agencia espacial es conseguir instalar sistemas cerrados que permitan cubrir las
necesidades de agua, aire y alimentos de los astronautas que aterricen en un planeta, para que puedan vivir en una especie de 'ecoesferas' de tamaño gigante.
Para la NASA, la ecosfera es como un planeta Tierra a pequeña escala, y los camarones, la especie humana.
Así que fruto de años de investigaciones de la NASA nacieron las ecosferas, unos pequeños ecosistemas en equilibrio encapsulados en esferas de cristal con un
poco de agua. Allí viven camarones rojos, algas y microorganismos activos en unos decilitros de agua marina filtrada. Siguiendo todos los ciudados, pueden vivir
entre dos y cinco años, aunque se han dado casos de algunas esferas que siguen en perfecto funcionamiento diez, y hasta 18 años después de su 'nacimiento'.
Tras varios años vendiendo las esferas en EEUU, la empresa que las comercializa -bajo pedido- decidió abrir una planta de 'fabricación' de los ecosistemas en
Alemania, con lo que se ha abierto la puerta al comercio europeo. En un plazo de dos semanas para los modelos más grandes, cualquier persona puede tener su
propio y personal 'mundo' en casa.
De momento, las pequeñas ventanas al mundo submarino sólo se pueden comprar en tiendas muy especializadas e Internet, aunque también hay modelos muy
grandes de cara al público en museos y acuarios de lugares como Doñana o Málaga.
Un proyecto 'educativo' y también decorativo
Para el 'experimento educativo', los científicos han elegido camarones, que se alimentan de algas y bacterias que encuentran en el agua, y que no suelen mostrar
una conducta agresiva entre sí. Junto a ellos, en las esferas, hay algas, bacterias, la gorgonia -un material sin vida que se corta a mano para cada esfera- y
gravilla. ¿Y cómo funciona y se mantiene 'viva'? Con energía.
De hecho, la ecosfera es una pequeña batería biológica, que utiliza fundamentalmente la luz. Ella, junto con el dióxido de carbono del agua, permite que las algas
produzcan oxígeno. Los camarones respiran el oxígeno del agua y se nutren de las algas y bacterias. Estas bacterias a su vez convierten los deshechos de los
camarones en nutrientes para las algas, y así se cierra un ciclo vital completamente autosuficiente.
En realidad, las ecosferas no requieren mucho mantenimiento, pero sí unos cuidados básicos. Lo único imprescindible para que los habitantes de estos
microclimas no mueran es luz solar, aunque no demasiada, ya que un exceso -o un defecto- de ella puede acabar con su vida. Si pasa más de 60 horas a
oscuras, se morirá en cuestión de horas, mientras que si recibe más de 12 horas diarias de luz, las algas crecerían tanto que consumirían todos los recursos y
nutrientes inorgánicos del interior de la pequeña esfera. Y como los 'gremlins', las ecosferas deben mantenerse lejos de las ventanas. La luz directa del sol puede
acabar con ellas.
Otro factor a tener en cuenta es la temperatura. La ideal es entre 15 y 30 grados centígrados y las inferiores a 15 grados reducen el metabolismo de los
camarones. De hecho, la empresa que comercializa las esferas en España ha decidido, como ocurre con algunas marcas de bombones, no aceptar pedidos entre
los meses de enero y marzo, cuando hace más frío. "El viaje desde Alemania con esas temperaturas bajo cero puede ser mortal para los ecosistemas", aseguran.
Y es que las ecosferas son un elemento vivo, algo que quiere remarcar a toda costa la empresa que las vende, sobre todo vía Internet. "Hay que tener en cuenta
que es un ser vivo, no un juguete, y se puede deteriorar o incluso morir si no recibe los ciudados a toda costa. Al comprarlo, la persona adquiere una
responsabilidad de respetar la integridad del ecosistema", insisten. Que no se puede dejar un 'mundo' en las manos de cualquiera.
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