15/Jun/05!f>
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La ciencia ficción tiene su origen en la Antigüedad
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Como lo señaló Borges en un prólogo hace décadas, el primer
viaje a la Luna fue imaginado por Luciano de Samósata en el siglo II, y no por Julio Verne en el XIX. La ciencia ficción, género desarrollado
principalmente en el siglo XX, tiene un origen remoto. En realidad, es una rama de la llamada literatura fantástica que ya se escribía en la Antigüedad. Un estudio
reciente realizado por una profesora de la Universidad de Liverpool pone de relieve este vínculo este el escritor moderno y el antiguo, y analiza los recursos
literarios vigentes en ambos tiempos. Desde siempre, la literatura de ficción nos ha valido para imaginar y encontrar respuestas a nuestras inquietudes, respuestas
que aunque no sean del todo ciertas, parecen tranquilizar nuestra alma.
(Tendencias Científicas) La ciencia ficción es un género que todo el mundo conoce, incluso aquellos que jamás han leído un libro de estas características.
El término fue acuñado en 1929 por Hugo Gernsback, editor de una de las primeras revistas del género y que definió la ciencia ficción como "narraciones
fantásticas entremezcladas con hechos científicos y visiones proféticas". Todo un placer para aquellos que aman la literatura y que disfrutan además con la
posibilidad de excitar su imaginación.
Literatura futurista, novela científica o ciencia ficción, el caso es que son numerosos los escritores que a lo largo de la historia se han dedicado a ella, para el bien
y disfrute de la humanidad, con un beneficio que ya nadie pone en duda: ¿quién puede negar que hemos disfrutado y aprendido de escritores como
Jorge Luis Borges, Arthur C. Clarke, Julio Verne o Tolkien?
El escritor de ficción, César Mallorquí definió la ciencia ficción como un subgénero de la literatura fantástica que se aleja de lo sobrenatural y se rige por
principios racionales o pseudorracionales. Ahora, un estudio reciente realizado por la universidad de Liverpool pone los orígenes de dicha literatura fantástica,
de la que se produjo a partir del siglo XIX la "ciencia ficción", en la mismísima Antigüedad.
Viajes fantásticos que parecen reales
Desde sus inicios, en la historia de la literatura hay obras en las que se relatan viajes fantásticos. La investigadora Karen Ni-Mheallaigh, de la Escuela de
Arqueología, Egiptología y Antigüedad de la Universidad de Liverpool se ha centrado en ellos, estudiando los componentes fantásticos de la literatura clásica y
examinado las teorías de la moderna ciencia ficción literaria y cómo estas teorías pueden aplicarse al mundo antiguo.
Sus estudios abarcan desde la Antigüedad hasta el segundo siglo después de Cristo. Parten de la constatación de que en la literatura griega existió una larga
tradición fantástica, como se puede ver la Odisea de Homero, en la que se narran los viajes de Odiseo o Ulises, con elementos fantásticos continuos.
Pero hay más: Karen Ní Mheallaigh explica que el escritor sirio Luciano de Samósata (125-192) fue uno de los grandes escritores satíricos de la Antigüedad,
invirtiendo los patrones clásicos de las artes, de la filosofía y de la literatura que venían de la tradición sofística.
Luciano hizo de la parodia, la fabulación fantástica y la sátira social, ingredientes esenciales de su obra y escribió los llamados "Relatos verídicos", en los que se
parodian los relatos de viajes. Entre ellos está uno que narra un viaje a la Luna el primero, por tanto, no fue el de Julio Verne De la Tierra a la Luna y
una batalla interestelar.
También destaca Antífanes de Atenas, uno de los principales autores de la comedia media griega (336-250 a.C.), que escribió acerca de sus viajes al norte de
Europa diciendo que hacía tanto frío que se congelaban las conversaciones en el aire. Asimismo, el historiador Herodoto, considerado como "el padre de la
historia", escribió acerca de serpientes volantes y hormigas gigantes buscadoras de oro de la India.
Recursos literarios modernos
Según Ni-Mheallaigh, la fantasía del mundo antiguo aún no ha sido lo suficientemente investigada desde la perspectiva literaria. Lo más interesante de estos
viajes fantásticos es que muchos de ellos fueron escritos como si hubiesen sido viajes reales anotados en diarios o como textos históricos. Los griegos sentían
una fascinación enorme hacia lo exótico y hacia otros mundos y algunos de ellos viajaron al norte y al este del mundo para satisfacer su curiosidad.
Las culturas que conocieron en sus viajes eran tan diferentes a las suyas que les inspiraron a fantasear y especular sobre los mundos remotos. Según
Ni-Mheallaig, los griegos parecen tener un anhelo especial por escribir ficción pura, incluso aquellos escritores que en otras ramas de su trabajo se dedicaban a
otros géneros literarios. Para sus obras fantásticas buscaron incluso evidencias documentales inventadas, tales como textos "redescubiertos" o inscripciones
inventadas.
El primer escritor que reconoció que nada de lo que había escrito era cierto fue el argelino Lucio Apuleyo, autor de El asno de oro y viajero
empedernido. Sin embargo, su estilo, como el de los demás escritores de literatura fantástica de la época analizada, estaba calculado para convencer a sus
lectores de que todas las aventuras descritas eran verdaderas. Sus libros jugaban con la mente de los lectores, tal y como lo hacen hoy los escritores de ciencia
ficción, con los que siempre nos queda la pregunta ¿y si fuera cierto?
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Más información:
Jorge Luis Borges, prólogo de Crónicas Marcianas (1955)
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