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18/Sep/05



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La música por ordenador busca el nuevo instrumento del siglo XXI

Más de 400 científicos, tecnólogos, artistas y compositores intercambian experiencias sobre la informática musical durante la conferencia internacional ICMC 2005, celebrada en Barcelona la semana pasada.

(El País) - La tecnología siempre está relacionada con la música impulsando su avance y permitiendo el descubrimiento de nuevos instrumentos y herramientas de creación. El desarrollo tecnológico trajo el piano, el saxofón, del clarinete y de todos los instrumentos convencionales, un corpus que apenas ha variado en el siglo XX.

Ampliar ese corpus de instrumentos con el descubrimiento de nuevas herramientas útiles que amplíen los horizontes de la música es la intención de algunos músicos e investigadores; entre ellos, Xavier Serra (director del departamento de Tecnología de la Universidad Pompeu Fabra -UPF-) y Sergi Jordą (profesor del grupo de Tecnología Musical de la Universidad Pompeu Fabra), dos personalidades de la música y de la investigación que alentaron la celebración del congreso anual del ICMC (Internacional Computer Music Conference) en Barcelona, la semana pasada.

Sergi Jordą es el director de un colectivo amparado por el Grupo de Tecnología Musical de la UPF que ha creado la react table, un instrumento que pretende superar las limitaciones musicales del ordenador. Para un profano, el PC es el instrumento casi clásico de finales del siglo XX, pero para Jordą "su uso no requiere gestualidad alguna, algo muy necesario para la ejecución de música en directo, y además es lento porque el ratón sólo permite hacer una cosa a la vez".

Jordą, saxofonista e improvisador, físico e informático, explica: "Percibí que cuando improvisaba con ordenador junto a un instrumentista convencional, éste era más rápido y flexible, podía hacer más cambios rítmicos y tonales en menos tiempo y sufriendo menos limitaciones que yo".

La react table es una respuesta a estos problemas. Este instrumento es una superficie por la que el ejecutante desplaza objetos de formas regulares que tiene adheridos unos códigos que leídos por una cámara son convertidos en sonido en función de la situación de estos objetos entre sí.

Poco más o menos sería como si al desplazar las figuras del ajedrez por el tablero se generasen sonidos, con el añadido de que estos sonidos también se visualizan por medio de ondas dibujadas en la superficie de la mesa. Música que se ve, música que se ejecuta con los movimientos del instrumentista, como en los instrumentos clásicos y, música que al ser ejecutada muestra sus claves al público que observa.

Más rápido que el ratón

Además, dice Jordą, "con la react table tienes una comprensión rápida de los procesos en marcha, se puede acceder a ellos fácilmente ya que están representados". Todo lo contrario de lo que ocurre en un concierto con ordenador, donde además de su opacidad hacia el público, el ejecutante es más lento controlando los procesos porque depende de un ratón y porque éstos no están representados con simplicidad.

Además, la react table "permite hacer música a un profano de forma intuitiva de igual manera que un iniciado perfecciona su técnica hasta llegar al virtuosismo, algo que un instrumento debe permitir", dice Jordą.

La react table es uno de los muchos instrumentos (hay decenas de prototipos) que intentan convertirse en el nuevo instrumento, una herramienta que a juicio de Xavier Serra "debe solventar las limitaciones del ordenador, generando una nueva estética musical, ofreciendo nuevos sonidos, requiriendo una nueva relación (interfaz) entre el instrumentista y la herramienta y entre ambos y el público, creando nuevas formas de vivir la música e impulsando nuevas maneras de comunicarse".

Jordą y Serra, que vivieron en la Universidad de Standford la aparición de los ordenadores aplicados a la música y cómo éstos perdían su atractivo rupturista al serles aplicado el teclado que dispensaba al músico de crear nuevas formas de relación con el aparato, opinan que el último instrumento aparecido en el siglo XX "fue el giradiscos, lo que a los científicos nos ha frustrado al mostrar nuestra incapacidad para lograr algo así".

En opinión de ambos, el giradiscos ha triunfado porque "puede usarse con sencillez y complejidad, puede obtenerse sonido desde el comienzo, sin un largo aprendizaje, y al mismo tiempo un usuario puede convertirse en un virtuoso del aparato".

"Es curioso", apunta Serra, "cómo un invento que llevaba años funcionando fue descubierto por los músicos en pos de una nueva utilización, que es lo que han conseguido los disc-jockeys y los turntablistas".

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