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Récord de reducción de hielo marino en el Ártico
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La superficie cubierta por hielo marino en el Ártico se ha reducido por cuarto año consecutivo, de acuerdo a nuevos datos divulgados por científicos
estadounidenses.
(PL, BBCMundo) El mes de septiembre de 2005 se recordará por un récord: el de la menor cantidad de hielo en el Ártico, según opinión de Mark
Serreze, del Centro Nacional de Datos de la Nieve y el Hielo, en Boulder, Colorado.
Serreze añadió que es la menor cantidad de hielo marino observada desde que se usan las imágenes satelitales, a partir de los años 70 de la pasada centuria.
Lo visto se ajusta a una medida de cobertura de hielo sumamente baja, lo que se viene manifestando en los últimos cuatro años.
En opinión de varios científicos estadounidenses, la reducción vista en septiembre del año en curso es la mayor registrada desde hace un siglo.
Septiembre es el mes en que habitualmente el hielo Ártico llega a su nivel más bajo.
De acuerdo con los expertos la tasa de descongelación lleva un ritmo de ocho por ciento por década y a tono con esa "velocidad" podría ocurrir el deshielo
total hacia el 2060.
Mark Serreze apunta que esos fenómenos registrados en el Ártico tienen una relación muy directa con el efecto invernadero, provocado por el cambio climático
que a su vez está ocasionando la mano del hombre.
Los datos que se obtienen de los estudios realizados sugieren que el efecto invernadero causa un impacto importante, ya que cuando el proceso de radiación y
absorción de la atmósfera se altera, la temperatura sube, lo que llevará antes o después a que el hielo se funda.
Una investigación dada a conocer el pasado año indica que aunque hay variaciones a lo largo de la zona, la rapidez con que se está calentando el Ártico es el
doble que la del resto del planeta.
Movimiento confuso
Una de las limitaciones de este tipo de récord es que sólo miden la superficie del hielo, no su volumen.
"Otro factor podría ser el movimiento del hielo marino", dijo Liz Morris, una investigadora del centro British Antarctic Survey, quien en estos momentos trabaja
en el Instituto Scott de Investigación Polar, en Cambridge, Reino Unido.
"Si todo el hielo se apila en un lugar, el total podría ser el mismo", le dijo a la BBC.
"Y tenemos algunas pruebas que indican que se está apilando en la costa norte de Canadá, debido a cambios en el patrón de los vientos y quizás de las
corrientes marinas".
La mayor parte de la información sobre el espesor del hielo proviene de los datos recopilados por submarinos militares que solían moverse en las profundidades
del Ártico durante los años de la Guerra Fría.
Los submarinos pueden cruzar las profundidades del Océano Ártico y detectar, al comparar la misma ruta que siguieron años antes, si hay diferencias en cuanto
al grosor de la capa de hielo bajo la cual se mueven.
Morris también forma parte de un proyecto europeo satelital, el Cryosat -cuyo lanzamiento está pautado para el próximo 8 de octubre- con el cual se espera
obtener medidas definitivas acerca tanto del espesor del hielo como de su extensión.
A su juicio los datos proporcionados por el NSIDC sugieren que el efecto invernadero ocasionado por el hombre, ha causado un impacto importante.
Cuando el proceso de radiación y absorción de la atmósfera se altera, como consecuencia de este fenómeno, la temperatura sube y, por ende, tarde o
temprano el hielo comienza a derretirse.
"Aunque la información hay que analizarla con cuidado porque se estudia por ciclos, hay que reconocer que no esperábamos que la superficie del hielo siguiera
reduciéndose por cuarto año consecutivo", aseveró Morris.
Rápido deshielo en el Ártico
Aunque hay variaciones a lo largo de toda la zona, un estudio publicado el año pasado indica que, en promedio, la velocidad a la cual se está calentando el
Ártico dobla la del resto del planeta.
La Evaluación sobre el Impacto Climático del Ártico, un estudio de cuatro años en el que participan cientos de científicos, estimó que para el año 2100 habrá un
aumento en la temperatura que oscilará entre 4 y 7 grados centígrados.
Así que, de acuerdo con Mark Serreze, si la tendencia actual relacionada con el cambio climático presuntamente inducido por el hombre se mantiene, hay
razones para preocuparse.
"Lo que vemos es un proceso en el que la cubierta de hielo se pierde durante el verano, por lo que áreas que antes estaban congeladas, ahora se convierten en
agua y ésta es oscura".
"Estas áreas oscuras prosigue Serreze absorben mucha más energía solar que los bloques del hielo. Por consiguiente el océano comienza a calentarse y
entonces es más difícil que el hielo se forme en el siguiente otoño y en el siguiente invierno".
El experto explica que esto es lo que se conoce como un efecto positivo de retroalimentación, un "tipping-point". Las consecuencias de estos "tipping-points"
incluyen la desaparición del hielo marino que a su vez conduciría a una mayor absorción de la radiación solar, un cambio en los bosques al dejar de absorber el
dióxido de carbono para empezar a producirlo y el desprendimiento del metano atrapado en el hielo cuando las capas superiores se derritan.
La idea es que en algún momento el calentamiento global se empezará a acelerar pues el aumento de la temperatura destruye los frenos naturales o dispara
cambios ambientales que a su vez producen más gases de los que provocan el efecto invernadero.
Los hallazgos del estudio Evaluación sobre el Impacto Climático del Ártico indican que este mecanismo de retroalimentación podría estar en funcionamiento,
pero por el momento no existen pruebas definitivas de sus efectos en el futuro climático del planeta Tierra.
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