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30/Sep/05



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Exploración a control remoto de chimeneas submarinas

Los submarinos robots asemejan la exploración de los fondos océanicos, una zona de nuestro planeta que aún tiene mucho por descubrir, a la que realizan las sondas espaciales en los planetas y lunas del Sistema Solar.

   
60 cms de la parte superior de una chimenera o ventiladero de carbonato, muy activa, en la que se ve el desarrollo de delicados cristales en forma de dedos. A la izquierda se ve un brazo robótico para toma de muestras.
(Univision) - En una escena común en la historia de la exploración submarina, un barco repleto de equipos y submarinos robot se encontraba en las aguas del Atlántico. Pero por primera vez, los científicos a cargo de la expedición no estaban a bordo, ni siquiera cerca de la nave, sino a miles de kilómetros de distancia.

Los científicos y técnicos, en universidades en los estados de Rhode Island, Washington y Nueva Hampshire, observaron impresionados a través de televisores de plasma de 105 centímetros mientras los submarinos no tripulados recorrían los conductos hidrotermales de la Ciudad Perdida, una especie de bosque de chimeneas naturales de piedra caliza que se alza desde el lecho marino.

La Ciudad Perdida es una serie de chimeneas hidrotermales localizada en una cadena montañosa submarina, la Cordillera del Atlántico Medio o Dorsal Atlántica, que divide en dos el Océano Atlántico. Las imágenes del lugar son espectaculares porque las chimeneas, formadas por la acumulación de cristales, pueden ascender a los 60 metros de altura.

Chimeneas similares fueron descubiertas por Ballard en 1977 cerca de las Galapágos, en el Pacífico. Esas estructuras en particular fueron denominadas "fumarolas negras" debido al color de los fluidos que lanzaban. Están localizada en los alrededores de volcanes submarinos. Pero la Ciudad Perdida, descubierta hace cinco años, lejos de cualquier volcán, demostró que ese tipo de formaciones naturales puede estar presente en cualquier parte. Son las únicas en su tipo descubiertas hasta ahora.

Los jefes de la expedición, mediante audífonos con micrófonos incorporados, se comunicaron desde la Universidad de Washington con los ingenieros a bordo de la nave para enviar los vehículos con sus cámaras de alta definición hacia las zonas que deseaban explotar.

"Nos tratan como si fuésemos el jefe de científicos de la nave que toma las decisiones. La única diferencia es que no estamos ahí", dijo Deborah Kelley, profesora de geología de la Universidad de Washington en Seattle y uno de los dirigentes de la expedición.

Los patrocinadores del viaje, que terminó el 1 de agosto, dijeron que el proyecto tendrá consecuencias para la futura exploración de los océanos, que cubren alrededor del 70 por ciento de la superficie terrestre, pero están virtualmente inexplorados. Por ejemplo, demuestra que los barcos pueden estar en el mar hasta unos ocho meses, dado que los científicos no son ya necesarios a bordo.

"Ningún científico va a estar (en un barco) durante tantos meses, leyendo un libro y comiendo rosetas de maíz todo el tiempo, de ninguna manera", dijo Robert Ballard, experto en rescates y exploraciones submarinas a quien se considera precursor de la tecnología empleada en la exploración de la Ciudad Perdida.

Esta fue una combinación de varios factores. La expedición usó cables de fibras ópticas, transmisiones por satélite y conexiones de internet de alta velocidad para transmitir las imágenes captadas por las cámaras y luces de los submarinos robot en la Ciudad Perdida, en apenas 1,5 segundos, a las tres salas de control de la misión.

Las imágenes presentadas a los científicos eran impresionantes, dijo Jeffrey Karson, profesor de geología de la Universidad de Duke y el otro dirigente de la expedición. Karson, quien exploró la Ciudad Perdida como buzo en el 2000 y 2003, dijo que los dos submarinos, uno de los cuales iluminaba con una potente luz una amplia zona, y el otro, con una cámara de alta definición, dieron a los científicos una visión panorámica del campo de chimeneas naturales.

"Era como si pudiéramos ver todo el edificio en lugar de una sola habitación", dijo Karson.

Las formas de vida locales son sostenidas por el calor y los gases emitidos por las chimeneas, un proceso similar a lo que se piensa ocurrió en los primeros días de la Tierra. Es por eso que la zona es explorada y cartografiada con tanto detalle.

Los submarinos robot trabajaron las 24 horas del día para explorar lo más posible durante el viaje. Los científicos en Seattle laboraban jornadas de seis horas para mantenerse atentos a cualquier descubrimiento. Mientras tanto, las sondas marinas reunían muestras de las colonias de organismos microscópicos que viven en los alrededores de las chimeneas, así como de los fluidos y gases emitidos, además del material de las estructuras.

Las muestras son importantes porque los científicos aún están aprendiendo sobre el ecosistema local.

"Esto tiene que ver con esta forma de vida, esta forma hasta ahora desconocida en este planeta y podría ser importante en la historia en la historia de la vida de este planeta y quizás en la de otros", dijo Karson.

El viaje hizo transmisiones en vivo cuatro veces al día en museos, centros científicos y acuarios, así como escuelas y clubes infantiles en todo el país.

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