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Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario
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Está por estrenarse en todo el mundo la primera película de 'Las crónicas de Narnia'; conoce más sobre ella y su relación con 'El señor de los anillos'
(esmas) - En los 42 años que pasaron desde su muerte, el prolífico autor C.S. Lewis jamás perdió popularidad. Y también sigue vigente su capacidad de irritar a
ciertos sectores con sus escritos religiosos.
El estreno de la película Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario, producida por Disney-Walden Media y basada en el primero de siete libros
para niños escritos por Lewis, está reviviendo el furor en torno al escolar de Cambridge y Oxford.
A las campañas publicitarias paralelas que tratan de captar tanto a audiencias religiosas como seculares, se suman nuevas ediciones de los libros de Lewis y
numerosos libros y artículos sobre el escritor y la película. Hay nuevas guías de estudio, disertaciones, charlas en la internet, grabaciones de audio, discos
compactos musicales, juegos... y la posibilidad de una demanda.
La agrupación Estadounidenses Unidos por la Separación de la Iglesia y el Estado sostiene que el gobernador de la Florida Jeb Bush ofendió a la Constitución
de su país al seleccionar a "León" para su campaña de promoción de la lectura porque el libro "está lleno de alusiones al cristianismo".
Es cierto que el león del libro es una imagen de Cristo y que otras novelas de Lewis están repletas de temas bíblicos. Sin embargo, es probable que los lectores
jóvenes sientan lo mismo que J.K. Rowling, la creadora de Harry Potter", quien dijo que le "encantan" las historias de Lewis y que recién como adulta
comprendió el contenido cristiano.
La serie de Narnia, publicada entre 1950 y 1956, surgió en momentos en que Lewis sufría de un agotamiento físico y cuidaba a un hermano alcohólico, Warren,
y a la madre de un amigo que había muerto.
Los libros son considerados clásicos de la literatura infantil y se han vendido más de 85 millones de ejemplares. Con estos antecedentes, es previsible que la
película sea un éxito, particularmente si se tiene en cuenta la aceptación de cintas similares como las de la serie de Harry Potter o la de El señor de los anillos,
fantasías épicas en las que también se libra una batalla entre el bien y el mal.
J.R.R. Tolkien, autor de la serie El señor de los anillos, llegó a tener una estrecha amistad con Lewis en Oxford, pero luego ambos se distanciaron. Lewis
siempre disfrutó de los libros de Tolkien, pero Tolkien detestaba los de Lewis.
Curiosamente, Narnia tal vez no existiría hoy sin Tolkien.
En su juventud, Lewis desdeñaba el cristianismo por considerar que se asemejaba a antiguos mitos paganos en los que las deidades fallecen y renacen. En 1929,
aceptó la existencia de Dios, pero siguió sin creer en Cristo.
Sufrió una transformación en 1931, luego de una larga charla con Tolkien, quien era un católico romano devoto, y otro erudito cristiano. Lewis le comentó a un
amigo que en esa charla lo convencieron "de que la historia de Cristo es un mito real, un mito que funciona como los demás, pero con la gran diferencia de que
realmente sucedió".
Luego de su conversión Lewis escribió los libros que lo convirtieron en un abanderado del cristianismo ortodoxo. Bryan Stone, de la Universidad de Boston,
opina que pocas personas han tenido el impacto de Lewis en la diseminación de la fe cristiana. Y estima que la película de Disney atraerá nuevos lectores de los
libros religiosos de Lewis, así como de la serie de Narnia.
Si bien las historias de Narnia seducen a creyentes y no creyentes, las reacciones a las ideas religiosas de Lewis varían.
Alan Jacobs, del Wheaton College de Illinois, dice que "Lewis inspira niveles extraordinarios de devoción. Y también puede inspirar niveles extraordinarios de
hostilidad" de gente como el escritor Philip Pullman, cuyas obras son consideradas por muchos como anticristianas.
J. Stanley Mattson, de la Fundación C.S. Lewis, relata que un sacerdote liberal británico le comentó una vez: "Debes entender que Lewis era la persona más
detestada de Cambridge".
Sin embargo, otro profesor, sin ideas religiosas, recordaba a Lewis como "una de las personas más encantadoras que hay aquí".
Aportado por Eduardo J. Carletti
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