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31/Dic/05



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Nuevo tratamiento libera a transplantados de drogas antirrechazo

Jennifer Duran conoce las dificultades que aguardan a la mujer francesa que recibió un transplante de cara.

(24 horas libre) - Después de un transplante de riñón a los 13 años, Duran tomaba "veintitantas píldoras por día" para impedir que su cuerpo rechazara el nuevo órgano. Entre otros efectos colaterales, las drogas provocaban el crecimiento del vello facial, "lo cual no es bueno si una es una chica de 13 años".

Lo peor eran las verrugas en una pierna y pie, tan dolorosas que a veces no podía caminar.

Pero hoy, a los 26 años, Duran es una imagen de esperanzas para muchos receptores de órganos. En 2002 le realizaron un segundo transplante de riñón, acompañado por un tratamiento experimental promisorio. Ahora no toma ninguna de las drogas antirrechazo que la mujer francesa probablemente tomará por el resto de su vida.

"Por primera vez en mi vida, sé lo que significa estar sana. Nunca lo había vivido", dijo la joven.

Duran fue sometida a un tratamiento audaz: los médicos suprimieron su sistema inmunitario y le dieron médula ósea de la donante de su órgano antes de colocarle el riñón nuevo. Las células madre de la médula le dieron un nuevo sistema inmunitario que no trata de rechazar el órgano donado.

"Estoy entusiasmado. Todavía es bastante novedoso, pero si los resultados siguen siendo tan buenos como hasta ahora, creo que esto podría beneficiar a mucha gente", dijo el doctor David Sachs, inmunólogo en el Massachusetts General Hospital.

Cuatro pacientes se han sometido a su técnica experimental, tres de ellos con éxito. Uno de ellos es Duran, otro una mujer mayor de 60 años que vive sin tomar drogas antirrechazo desde hace siete años.

Pero otros médicos dicen que la técnica es demasiado peligrosa y se debe emplear solamente en los casos más urgentes.

"Muchas personas no sobrevivirían al tratamiento", dijo el doctor Hans Sollinger, profesor de cirugía y director de transplantes en la Universidad de Wisconsin-Madison. "La cirugía (de transplantes) habitual es un juego de niños comparado con esto: por ahora es demasiado tóxico".

Sin embargo, para Duran —que padeció insuficiencia renal desde la infancia— fue el comienzo de una nueva vida. Se cree que ella es la única persona en el mundo que se sometió a un transplante convencional de riñón y luego a un segundo transplante con inyección de médula ósea.

La mujer francesa que fue la primera paciente del mundo sometida a un transplante parcial de cara recibe un tratamiento experimental similar, pero los detalles no se conocen con claridad, y Sachs y otros médicos se muestran escépticos en base a lo que han leído.

Los médicos franceses dijeron que le inyectaron a su paciente médula ósea del mismo donante del tejido facial transplantado. Pero lo hicieron días después del transplante y sin suprimir previamente el sistema inmunitario de la paciente. Los médicos expresaron esperanzas de que esto le permitiría reducir la dosis de drogas antirrechazo.

En el caso de Duran, destruyeron su sistema inmunitario y luego le inyectaron la médula ósea del donante al mismo tiempo que le implantaron el órgano.

El sistema inmunitario humano es un ejército de células que circulan constantemente por el organismo en busca de cuerpos extraños. Una vez generados en la médula ósea, las células son programadas para reconocer la diferencia entre los tejidos propios a proteger y los extraños a atacar.

Un transplante consiste en la implantación de un cuerpo extraño que ayuda al organismo a funcionar, pero que para el sistema inmunitario del receptor es un tejido enemigo al que se debe destruir.

Por eso, los médicos le recetan al paciente drogas antirrechazo que interfieren con el sistema inmunitario para proteger al órgano nuevo. El paciente debe tomarlas por el resto de su vida.

Pero estas drogas suelen tener efectos colaterales, como supo Duran. Además del vello corporal y las verrugas dolorosas, los pacientes pueden volverse más vulnerables al cáncer, la osteoporosis y otras enfermedades.

Aunque tiene apenas 26 años, Duran tiene cataratas en los dos ojos. Los medicamentos "afectan totalmente la calidad de vida", dijo.

Con el nuevo tratamiento, el paciente recibe un sistema inmunitario del donante para que su cuerpo no ataque al nuevo órgano. Eso elimina la necesidad de las drogas antirrechazo.

Pero el precio es alto: hay que matar totalmente las células inmunitarias originales del receptor para reemplazarlas por las del donante.

Este tratamiento incluye drogas y radiación, que causan agotamiento, dolor y la falta de un sistema inmunitario durante varias semanas.

Duran tuvo que pasar esas semanas en una sala esterilizada. Durante los primeros días, el dolor era tan intenso que sólo suplicaba que le dieran morfina.

Pero en un mes recuperó sus fuerzas, En dos meses inició una vida normal. Dos años después compitió en una media maratón y el mes próximo espera competir en una maratón. Y aparte de dosis leves de drogas antirrechazo inmediatamente después de la operación, está libre de ellas y sus efectos colaterales desde entonces.

"He pasado por los dos tipos de cirugía y sé por experiencia lo extraordinario que es", dijo. "Después de un mes de sufrimiento, una vida normal".

Aportado por Eduardo J. Carletti


            

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