04/Ene/06

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World of Warcraft: Mundo virtual, dinero real

World of Warcraft, también conocido como WoW, es uno de los juegos más populares en internet. Más de cinco millones de jugadores se adentran regularmente en Azeroth, el mundo donde se desarrolla WoW, intentando transformar a aprendices de aventureros en héroes consumados.

(BBC) - WoW es un juego de estrategia de participación múltiple, en el que los jugadores tienen la posibilidad de controlar a otros personajes en un vasto mundo virtual.

El universo de World of Warcraft está poblado de jugadores aliados o enemigos y otros personajes que nos ofrecen todo tipo de objetos, como armas o pociones mágicas, para que podamos cumplir nuestro objetivo. Algunas misiones sólo pueden llevarse a cabo en grupo, lo que aumenta la interacción entre jugadores.

Con cada misión cumplida se obtiene una recompensa, que puede consistir en dinero, algún otro objeto o puntos de experiencia con los que puede avanzarse en el juego.

Podemos elegir convertirnos en personajes de razas diferentes, desde seres humanos hasta criaturas fantásticas de características vacunas que se denominan Tauren. También podemos escoger de una lista variada de profesiones, que van desde guerrero a mago.

Pero para algunos jugadores, dar muerte a monstruos y obtener tesoros virtuales no es suficiente. Como arma, no utilizan la espada sino las finanzas.

Y ello se debe a que en este mundo virtual hay algo que parece coincidir en forma alarmante con el mundo real: la importancia del dinero.

Subastas

En Azeroth los jugadores pueden obtener recompensas en monedas de cobre, plata y oro. Con ellas se pueden comprar mejores armas y armaduras, en un intento por vivir más y escalar en la profesión que se ha elegido.

Para muchos, uno de los mayores atractivos del juego es que incluye casas de subastas virtuales, algo así como un eBay dentro de WoW, donde pueden comerciarse los objetos obtenidos.

Es en estas casas de subastas que muchos jugadores venden el botín que era custodiado por el monstruo al que han logrado vencer. Ofrecen monedas, tesoros o materias primas que a la vez pueden usarse en la elaboración de pociones o de otros objetos mágicos.

Algunos jugadores se han convertido en lo que en la jerga de WoW se denomina "agricultores": aquellos que se dedican a matar una y otra vez ciertos monstruos que custodian objetos especialmente valiosos.

Al obtener su botín, los "agricultores" van inmediatamente a las casas de subasta a venderlo a cambio de oro. Según Paul Younger, coeditor del sitio worldofwar.net.site, muchos de estos jugadores, especialmente en Asia, están vendiendo ahora sus tesoros virtuales por dinero contante y sonante.

Actualmente, unas mil piezas de oro de Warcraft se venden aproximadamente por US$75. Y los tesoros no sólo se están vendiendo en las casas de subasta de Azaroth, sino en eBay y otros sitios especializados.

Control de precios

Algunos jugadores buscan incluso maximizar sus ganancias controlando el precio de un objeto en particular. Cada vez que ese objeto es ofrecido en subasta, lo compran y lo vuelven a vender a un precio mayor.

Alex Tabony es un jugador que ha llevado esta técnica a extremos sofisticados, utilizando un programa denominado Auctioneer, que le permite detectar las buenas ofertas.

"Mi método es manipular artificialmente el precio más alto al que se cotiza un objeto. Si uno logra controlar por un cierto tiempo un objeto, uno puede fijar o establecer su precio de mercado, de modo que ese sea el precio que otros usuarios de Auctioneer consideren normal", explicó Tabony a la BBC.

Una vez que otros usuarios "se acostumbran" a ver un objeto al precio artificialmente alto determinado por Tabony, consideran ese precio como el valor de mercado.

De ese modo, cuando Tabony subasta el objeto a un precio un poco menor, consideran que se trata de una buena oferta y no pierden tiempo en comprar. El objeto les parece barato, cuando en realidad están pagando mucho más de lo que deberían.

Utilizando este método es posible acumular verdaderos tesoros. Según Tabony, "el límite es cuánto tiempo uno esté dispuesto a invertir en estas actividades".

Aportado por Alejandro Alonso