20/Ene/06!f>
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Holanda estrena prisiones "inteligentes"
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En la cárcel de última tecnología los prisioneros tendrán brazaletes electrónicos, sus emociones serán analizadas mediante programas de computación.
(El Universal) - Holanda inauguró el jueves una cárcel de última tecnología, donde los prisioneros tendrán brazaletes electrónicos para que las autoridades sigan
cada uno de sus movimientos, y los guardias usarán programas de computación que reconocen emociones para detectar posibles problemas en las celdas.
Puede parecer ciencia ficción, pero las autoridades están convencidas de que la cárcel representa el futuro de las instalaciones para presidiarios: barata y
eficiente, sin ser demasiado permisiva ni transgredir los derechos fundamentales de los delincuentes.
Los detenidos en la prisión de Lelystad, en el centro del país, permanecerán en celdas para seis personas. Los mismos presos cocinarán, lavarán sus ropas y
organizarán sus actividades diarias a través de una pantalla interactiva que se encuentra al pie de las camas.
"Dudamos en compararla con un albergue juvenil porque lo peor de estar castigado es haber perdido la libertad", dijo el portavoz del ministerio de Justicia Hans
Janssens.
Los presos tienen actividades como clases sobre las drogas y los ejercicios, y por las noches permanecen encerrados en las celdas.
Las cámaras de vigilancia sólo están en los espacios públicos, no en las camas ni en los baños.
Las celdas están equipadas con micrófonos que transmiten la información a través de software de reconocimiento de emociones hasta el centro de control de la
prisión, para que allí la analicen.
El programa de computación utiliza una combinación de volumen del sonido y ritmo para alertar a los guardias cuando sucede una confrontación entre los
reclusos.
Janssens dijo que la principal razón para construir una prisión de última tecnología fue ahorrar dinero: el costo estimado por prisionero por noche es de unos 105
euros (125 dólares), comparados con los 140 euros (170 dólares) en otras prisiones holandesas.
Debido a que la supervisión de los presos es más fácil, la cárcel de Lelystad requiere menos guardias de seguridad que otras prisiones: sólo seis para 150
reclusos. En una prisión común serían necesarios 15.
Con su buen comportamiento, los presos pueden sumar créditos que usarán para ver más televisión o tener más canales en las pantallas instaladas al pie de sus
camas. También pueden ganar más llamadas telefónicas a números preaprobados más horas de visitas, o incluso "comprar" un cambio a otra habitación si no
se llevan bien con sus compañeros de celda.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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