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Curiosidad: un cóndor andino aterrizó en una casa
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El ejemplar del ave más grande del planeta se presentó ante una familia en Santa Ana. El animal será trasladado a Buenos Aires. Una especie en extinción.
(La Gaceta) - Nunca se hubieran imaginado que, mientras tomaban mate en el jardín de su casa, una de las aves rapaces más grandes del mundo se presentaría a
la reunión sin invitación. El jueves 9 un cóndor andino de 80 centímetros de alto y una envergadura de 2,50 metros de ancho, aterrizó sorpresivamente, mientras
una familia de Santa Ana (Tucumán, Argentina) conversaba tranquilamente.
El ave fue trasladada por el jefe de inspectores de la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelo de la provincia, Carlos Riviere, a la Estación de Piscicultura de
El Cadillal y un avión de Aerolíneas Argentinas lo transportará a Buenos Aires.
"Es un pichón de cóndor andino de aproximadamente un año de vida. Este tipo de ave figura como especie en extinción en la Tucumán. Habita en las altas
cumbres, por arriba de los 3.000 metros, y en la provincia se la puede ubicar dentro del parque Cumbres Calchaquíes y en las zonas de las altas cumbres de la
Reserva la Florida", comentó el ingeniero Manuel Augusto Imbert, técnico de la misma dirección.
El protagonista
Con diferentes tonalidades de marrón en su pelaje y un imponente porte, se paseaba erguido por la enorme jaula de la Estación de Piscicultura. Cuando el flash
de las fotos lo perseguía, Toki (que en lengua cacana significa sublime), presumido, abría sus alas y desfilaba por un tronco atravesado en su guarida.
"Es muy sociable, lo cual hace parecer que viene de alguna parte en donde se lo ha tenido en cautiverio. Enviaremos al ejemplar al proyecto ‘Cóndor Andino",
en Buenos Aires, donde será atendido por el coordinador del proyecto, Luis Jacome. El y sus colaboradores tratarán de reinsertarlo a su hábitat natural
silvestre", señaló Imbert.
Almuerzo
Después de posar para las fotos bajó de un salto al suelo y comenzó a comer una lengua de vaca; de vez en cuando se detenía en su almuerzo para mirar de
reojo a la cámara como si estuviera esperando que lo dejaran a solas con su manjar.
Pese a que el ave parece estar en perfecto estado de salud, en la Capital Federal le realizarán los estudios pertinentes para determinar su estado. "Si el animal
está sano, luego se debe determinar si está en condiciones de reinsertarse por sí mismo a la vida silvestre", explicó el ingeniero Imbert.
El problema surge si está demasiado acostumbrado a que los humanos le den de comer. Eso haría que sea muy difícil y hasta peligroso reintegrarlo al hábitat
natural; y en ese caso, se lo llevará a la Patagonia donde tienen plataforma de readaptación. Y después de un año sin presencia humana, se lo libera", explicó el
ingeniero.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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