19/Mar/06!f>
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Un "río estelar" que recorre la Vía Láctea
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Un equipo de astrónomos han descubierto una estrecha corriente de estrellas que se extiende al menos 45° a través del hemisferio norte celeste. Este "río estelar"
se encuentra a unos 76.000 años-luz de distancia a la Tierra y forma un gigantesco arco situado sobre el disco de la galaxia Vía Láctea.
(Astroenlazador) - «Hemos quedado sorprendidos de lo inmensa que es esta estructura. Cuando uno de los bordes de esta corriente emerge tras el horizonte, el
otro ya se encuentra a medio camino hacia lo alto del cielo nocturno.» -afirmaba Carl Grillmais, científico del Instituto Tecnológico de California que trabaja con
el telescopio en infrarrojo Spitzer, observatorio en órbita terrestre con el cual se ha realizado este descubrimiento.
Esta corriente estelar se inicia justo en la región Sur del "cazo" de la constelación de la Osa Mayor y continúa prácticamente en línea recta hasta un punto situado
a 12 grados hacia el Este de la brillante estrella Arturo, perteneciente a la constelación de Boyero. La estructura emana de un cúmulo de unas 50.000 estrellas
conocido como NGC 5466, hallándose distribuida tanto por delante como por detrás de dicho cúmulo en su órbita en torno a nuestra galaxia. Este objeto es el
resultado de procesos de tipo mareal, que se producen cuando la fuerza de gravedad de la Vía Láctea es marcadamente diferente entre un lado y otro del
cúmulo. El efecto que estas diferentes fuerzas producen en el cúmulo inicialmente esférico es alargarlo hasta que adquiere una forma de línea que apunta en
dirección hacia el centro galáctico.
En algún momento de este proceso, sobre todo cuando la órbita lo lleva cerca del centro galáctico, el cúmulo es incapaz de mantener "agarrada" parte su
población estelar más externa, con lo que tales estrellas acaban teniendo órbitas propias. Las estrellas perdidas que se encuentran entre el cúmulo y el centro
galáctico comienzan a desplazarse lentamente en su órbita adelantando al conjunto del cúmulo, mientras que aquellas que se encuentran en zonas más externas
van quedando cada vez más retrasadas con respecto a dicho conjunto.
A pesar de su enorme tamaño, esta corriente estelar nunca ha sido visto anteriormente debido a que encuentra completamente oculta por el brillo de las estrellas
de fondo que conforman el disco de la Vía Láctea. Las propias estrellas que forman el cúmulo son además muy poco luminosas como para poder ser
observadas a simple vista, siendo tres millones de veces más tenues que los cuerpos celestes más débiles visibles en el cielo nocturno. Los científicos
descubrieron ésta estructura examinando el color y el brillo de más de nueve millones de estrellas en la base de datos publica del Sloan Digital Sky Survey.
Debido a que los cúmulos globulares nacieron al mismo tiempo y se sitúan prácticamente a la misma distancia, sus estrellas presentan las mismas características
espectrales, es decir, el mismo aspecto cuando se estudia su color y brillo.
Empleando técnicas computacionales de filtrado los científicos asignaron a cada estrella un índice de probabilidad de que perteneciese al cúmulo NGC 5466.
Estudiando la distribución de estas probabilidades en amplias regiones del cielo, la corriente estelar simplemente emergió y pudo ser distinguida del fondo estelar.
Este tipo de descubrimientos son importantes para entender la distribución de los objetos que forman la Via Láctea. La medición de la posición y velocidad de
cada estrella servirá a los astrónomos para determinar cuánta materia oscura contiene nuestra galaxia y si ésta se encuentra distribuida uniformemente o en
enormes grumos orbitales.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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Más información:
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