30/Abr/06!f>
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Aproximándose al reconocimiento biométrico-cerebral
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Una nueva tecnología es capaz de leer y reconocer los patrones únicos de nuestras ondas cerebrales que se dan cuando pensamos en algo, identificándonos por
nuestras reacciones mentales ante ciertos estímulos.
(engadget) - Viendo las últimas noticias sobre avances médicos y protésicos, casi parece anticuado cualquier aparato que no proporcione supersentidos o
miembros mecánicos, pero nuestra falta de entusiasmo no ha frenado a varios investigadores de la Universidad Carleton, Canadá, que están trabajando en un
sistema capaz de realizar escaneos biométricos a... tus pensamientos.
Básicamente esta nueva tecnología es capaz de leer y reconocer los patrones únicos de nuestras ondas cerebrales que se dan cuando pensamos en algo,
identificándonos por nuestras reacciones mentales ante ciertos estímulos.
Por un buen número de motivos el sistema tiene sus detractores, y posiblemente continúe teniéndolos (suponemos que el incómodo gorro EGG es el menor de
ellos), aunque hemos de reconocer que la idea de interactuar con el entorno vía ondas cerebrales suena demasiado bien como para ignorarla.
El rostro de una persona como código de barras
Defensores de la privacidad, preparaos. Nos enteramos por Japan Times de que la estación Kasumigaseki de Tokio va a prescindir de sus anticuados sistemas
de pago FeliCa RFID/NFC de una a dos horas por día durante un par de semanas, utilizando en su lugar cámaras biométricas que capturarán los rostros de los
pasajeros (voluntarios durante las pruebas) y los compararán con los de los compradores de los billetes de tren, autorizando o denegando su acceso a las vías.
A pesar de que varios abogados cuestionan la legalidad de este método para comprobar que todo el mundo paga su billete (y que no se cuelan terroristas), la
estación no va a dar marcha atrás, de modo que si pensáis visitar Tokio y queréis proteger vuestra privacidad, lo mejor que podéis hacer es llevar una máscara
de goma con la cara de vuestro compañero de viaje (hey, ¡tren gratis!).
Aportado por Eduardo J. Carletti
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