01/Jun/06!f>
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Publicaciones recibidas: "El corazón de Atenea", de Juan Carlos Planells
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Un intento bisoño de alguien que tiene un bien ganado prestigio dentro de la literatura fantástica en español.
Me gustaría decir algo positivo sobre El corazón
de Atenea. A ver... veamos... Que la idea argumental en manos de un escritor clásico de la cf estadounidense de los 60 hubiera dado un cuento largo o una
novela corta bastante decente.
Mmmmm... ¿eso es todo?
Yyyyyyyyy... sí...
Bah, tal vez sea un comentario positivo decir que entre las páginas 187 y 221 sucede algo medianamente interesante como para que uno sienta la esperanza de
que lo soportado durante la lectura de las 186 páginas previas no fue en vano. Lamentablemente, las 46 páginas finales se encargan de hacernos perder esa
ilusión.
No, no se malentienda. El corazón de Atenea no es una novela mala. Ojalá lo fuera, así uno podría abandonarla sin culpas apenas comenzada. No, es
una novela mediocre o, mejor dicho, una novela potencialmente buena pero tan salpicada de decisiones equivocadas y torpezas estilísticas que leerla es algo
difícil. Sí, creo que ese es el adjetivo que la define, "difícil". Difícil de leer por la cantidad de ripios que tiene, difícil de leerla sin irritarse por tantos fallidos y difícil
de dejar de leer por la morbosa curiosidad de saber si todos esos errores obedecen a algo más que la inexperiencia del autor.
A ver, tratemos de ser más claros.
Aparentemente, porque así nos lo dice la contratapa y el prólogo, esta es una novela primeriza de Juan Carlos Planells. Aparentemente, fue escrita en los
ochenta y permaneció inédita desde entonces. Y, aparentemente, este autor es alguien de gran trayectoria en la cf de España, lo que justifica su publicación
ahora. Bien. Ahora, yo me pregunto, ¿era necesario ser tan fiel al texto original que Planells, aparentemente, no le corrigió una coma? ¿Era tan sagrado lo
escrito como para evitar actualizarla de acuerdo a la experiencia que ha ganado en los veintipico de años que la novela durmió en un cajón? Y si se deseaba
mantener la pureza arqueológica, para que los lectores experimentaran a un "Planells en crudo", ¿por qué no decirlo claramente y por qué no agregarle un
jugoso apéndice o prólogo donde el autor nos explicara por qué decidió sacrificar la calidad de la novela en aras de la autenticidad original, nos contara parte
de la cocina de El corazón de Atenea e, incluso, que se riera de algunas de las muchas torpezas de principiante que el libro tiene?
Y sin embargo no se nos da ese obsequio. Apenas una modesta confesión en el prólogo por parte del editor Juan José Aroz en la que reconoce veladamente
algunos de los errores de la novela pero nos pide que no nos fijemos en detalles y que tengamos una lectura amable. Lo que estaría perfecto si regalaran el libro,
pero no, lo venden, así que pedirle a la persona que pagó los 14 euros que cuesta El corazón de Atenea que sea "amable" es como pedirle un poco
mucho.
Porque, encima, hay que ser muy amable con este libro. Que, repito, no es malo. Hubiera sido bueno si el autor se hubiera dignado a corregirlo, que hubiera
aplicado todo el criterio que seguramente ganó en su larga trayectoria, sacándole todos los pifies de principiante que tiene. Pero no lo hizo y, bue, la amabilidad
y la cortesía de uno tiene un límite, vea.
El corazón de Atenea es una fabulita ecológica, new age y anticapitalista algo ingenua y muy dependiente de la teoría Gaia pero que, bien contada,
podría haber dado origen a una nouvelle medianamente interesante (o, si la agarra un buen dialoguista, hasta una memorable película de cf). Resumidamente:
Atenea es un planeta paradisíaco habitado por unos humanoides inocentes y pastoriles, llegan los humanos, establecen una colonia minera en el planeta Atenea,
de repente los recursos comienzan a escasear, los habitantes originales misteriosamente comienzan a enfermar y morir, el director de la colonia comienza a
comportarse como un verdadero imbécil, el resto de los humanos no la ven ni cuadrada, unos misteriosos alienígenas vienen a desfacer el entuerto, los humanos
entienden el mal que han hecho, se encuentra una solución demasiado deus ex machina, los humanos abandonan Atenea y el statu quo se restaura, no sin antes
dejarnos con una especie de moraleja filosófico-místico-ñueish sobre la vida, la existencia y todo lo demás.
O sea, como se puede ver, no es una trama ni para tirar fuegos artificiales ni para tirar el libro al inodoro. Es, simplemente "es".
Entonces, ¿cuáles son las cosas que me irritaron de El corazón de Atenea?
Empecemos por el nombre del director de la colonia humana: Bill Murray. ¡Bill Murray! ¿No había otro nombre disponible? O, por lo menos, ¿no podría
Planells haber tenido la amabilidad (je) de incluir un pequeño guiño, una ironía, decir algo como "siempre le había molestado llamarse igual que un comediante
norteamericano de fines del siglo XX y principios del XXI"? Pero no, esta coincidencia es ignorada olímpicamente. Y no es el único nombre fallido, hay un
personaje secundario, de origen africano, que se apellida Tam-Tam, sin la amabilidad (je je) de darle entender al lector que Planells no es un racista sino que es
una ironía (¿es una ironía?). El resto de los personajes, por suerte, no presentan en sus nombres demasiados equívocos aunque parecen haber sido bautizados
utilizando el "do-your-own-scifi-story handbook for dummies".
Pero, bue, pongamos que la elección de los nombres de los personajes no fue afortunada. Tampoco sería algo muy importante si los personajes estuvieran bien
desarrollados. Lamentablemente, no sólo son unidimensionales sino que, además, se parecen entre sí. Salvo un caso en particular, los humanos se encolumnan
en dos tipologías: "Los que se comportan como unos reverendos cretinos" y "Los que se comportan como unos reverendos lelos". Y no hay explicación para
estos comportamientos (salvo para el de Bill Murray y, la verdad, es una explicación que de tan obvia resulta absurda), son así y punto. El único que escapa a
estas dos tipologías es el joven aprendiz de mecánico Chris Miller, que monopoliza la categoría "Adolescente sensible despreciado por todos y que, finalmente,
va a ser el héroe trágico". Los alienígenas salvadores (los kittjittis) todos obedecen a la tipología "Extraterrestre avanzado pero con conciencia ecológica y nulo
sentido del humor" y los habitantes originales de Atenea son "Los buenos salvajes que mueren lentamente y en silencio por culpa del desastre ecológico".
A esto hay que sumarle que los diálogos son normalmente sosos y poco naturales, en los que los "cretinos" se esfuerzan por ser cretinos y los "lelos" por ser
lelos, y que buena parte de ellos son absolutamente intrascendentes para la trama (por momentos uno siente estar leyendo la trascripción de un reality-show).
Las partes narrativas son tan torpes y descuidadas como los diálogos. Está bien que la novela está narrada por una joven miembro de la seguridad de la colonia
a la que apodan "la nena tonta" y eso justificaría que no tuvieran el mejor estilo pero, bueno, todos hemos leído novelas narrados por idiotas y estos idiotas
escriben más amenamente que "la nena tonta", quien no deja nada sugerido o abierto a la interpretación del lector, quien no sólo nos explica lo obvio sino que lo
vuelve y lo vuelve a explicar con una insistencia casi pornográfica. Un ejemplo extremo es el insoportable capítulo 6 de la segunda parte, en el que se nos repite
tanto los apodos que Nina Amaranto le puso al resto de los personajes que uno siente ganas de gritar "¡Ya entendí! ¡La mina es una bruja que a Fulano lo llama
así y a Mengano lo llama asá! ¡Finiquitemos de una buena vez este asunto y pasemos a otra cosa más interesante!". Pero cuando termina el asunto no se pasa a
algo más interesante (apenas una pelea entre personajes también tomada del "do-your-own-scifi-story handbook for dummies" que sirve como excusa para
mover un poco la acción) y el personaje de Nina Amaranto virtualmente desaparece de la historia (tampoco es que había hecho algo antes, ya que recién
aparece en este capítulo).
El humor está ausente aún cuando se intentan varias veces hacer chistes y las escenas de sexo son tan forzadas y gratuitas que resultan más irritantes que
enterarnos de las retrógradas opiniones del cretino del doctor Shana (quien parece que el puesto de médico de la colonia lo obtuvo sacando la pajita más corta
y no por sus estudios y su capacidad profesional).
¿Qué pasa en esas 34 páginas "buenas" que mencioné al comienzo? Que Claudia Ogall (la subdirectora) y Jlikham (el capitán kittjitti) tratan de comunicarse
entre sí a partir del virtual desconocimiento que ambos tienen del lenguaje del otro y que pareciera que por fin algunos de los "misterios" de la novela se van a
resolver. Claro, los escollos de comunicación se sortean demasiado fácilmente y las resoluciones de los "misterios" están cantadas y no hay ninguna respuesta
"sorprendente" a por qué se mueren los nativos de Atenea o por qué Bill Murray tiene jaquecas y toma decisiones incomprensibles, son exactamente lo
que sospechamos apenas nos enteramos de estos "enigmas" y se resuelven de manera tan simple que uno se pregunta cuál era el gran drama en primer lugar.
"O sea", dirán ustedes, "que no recomendás leer El corazón de Atenea". Bueno, yo no llegaría a tanto. Al fin y al cabo, no es peor que una novela de
Asimov o de Clarke y si uno tiene un grado mayor de amabilidad que yo quizás, tal vez, a lo mejor, pueda incluso disfrutar de la lectura de este libro. Qué sé
yo, hagan lo que quieran, y si deciden comprar la novela sólo para apoyar la ciencia ficción en español, adelante, tienen mi bendición y mi apoyo incondicional.
Y conste que no dije nada de la horrible tapa, ¿eh? Ya eran muchos palos como para agregar uno más.
SAURIO para Axxón y Garrafex News.
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Más información:
Llega El corazón de Atenea, de Juan Carlos Planells
El corazón de Atenea, en Espiral Ciencia Ficción