23/Jul/06!f>
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Los espectros al estilo nipón están al acecho
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Un aire diferente para el género de monstruos, asesinos seriales y doncellas ensangrentadas, que pronto se convirtió en una usina de producción de films y
comercialización de guiones para el mercado norteamericano.
(La Nación) - Dramas familiares en los que gradualmente aparecen almas en pena para acechar a los vivos. Eso es lo que se conoce como japanese horror
(J-Horror ) y que se tradujo en una seguidilla de films como "Ringu" ("La llamada") y "Ju-on" ("El grito"). Lo que pareció ser un aire fresco para el género de
monstruos, asesinos seriales y doncellas ensangrentadas, pronto se convirtió en una usina de producción de films y comercialización de guiones para el mercado
norteamericano.
Fue tanto el éxito internacional de estas películas, que se lanzó una antología de seis films pertenecientes a este subgénero que se denominó J-Horror Theatre . El
jueves, en las salas argentinas se estrenará uno de los films de esta serie, "La premonición" ("Yogen"), dirigida por Norio Tsuruta y producida por Taka Ichise, el
creador de films paradigmáticos del J-Horror como "El grito" y "La llamada".
En "La premonición", un hombre que viaja con su mujer y su hija detiene el auto cerca de una cabina telefónica. Allí encuentra un periódico en el que lee que su
niña de seis años murió en un accidente automovilístico. Sin poder evitar este destino, el hombre ve impávido cómo un camión choca el auto en el que viaja su
primogénita. Tres años después, el padre, lleno de culpa por no poder haber hecho nada para salvar a su hija, está en la ruina y, para colmo, divorciado. Para
poner un poco más de tragedia en la historia, el hombre comienza a recibir el diario que le presagia los sucesos más nefastos. Si bien la película tiene sus
momentos de supenso y de apariciones fantasmales, el acento está puesto en el drama de estos padres que perdieron a su primogénita y en el proceso de
reconstrucción de la pareja.
Algo similar sucede con "Ringu" (la película original que tuvo su versión en los Estados Unidos y que por aquí se conoció como "La llamada"). En ese film, el
terror se deriva de una tragedia familiar cuando una periodista empieza a investigar el asesinato de su primo. Pronto, ella descubre que quien está detrás de este
homicidio es el fantasma de una niña asesinada por su madre al no poder controlar los instintos homicidas de la pequeña.
A este intento por mezclar el drama familiar con la aparición de fantasmas, se suma "Llamada perdida", que se puede conseguir en DVD. Como su título lo
indica, un grupo de adolescentes recibe llamadas a sus teléfonos celulares en las que les anuncian que pronto van a morir. Detrás de estas premoniciones se
esconde el fantasma de una niña que, en vida, tuvo una infancia difícil y que fue traicionada por su madre.
Otra pequeña que sufre el abuso de sus padres es la niña espectro de "Dark Water", que tuvo su versión hollywoodense a cargo del director brasileño Walter
Salles. El realizador pasó de contar las andanzas latinoamericanas del joven Ernesto "Che" Guevara a narrar las aventuras terroríficas de una madre (Jennifer
Connelly) y su hija en "Agua turbia", nombre con la que se la conoció por estos mercados.
Japón made in USA
Con miras a revitalizar el alicaído género de terror, Hollywood importó a los directores japoneses y a sus historias para adaptarla al american way of life . Así
surgieron éxitos de taquilla como "La llamada", remake de "Ringu", con Naomi Watts y dirigida por el norteamericano Gore Verbinski, que, por supuesto, tuvo
su secuela, y "El grito".
En el universo del terror hollywoodense, aparecen ciertas películas de bajo presupuesto que no escatiman en derramar litros de sangre y kilos de vísceras de
utilería como "Hostel", que produjo Quentin Tarantino y que dirigió Eli Roth. A pesar de que los protagonistas del film eran completamente desconocidos, la
película recaudó mundialmente más de 80 millones de dólares y sólo costó un poco más de 4 millones.
A este festín de sangre derramada a lo largo de kilómetros de celuloide, se suma una serie de films que parecen idealizar el pasado a partir de la clonación de
hitos cinematográficos como "La profecía", que Richard Donner dirigió, en 1976, o la ochentosa "La niebla", de John Carpenter.
Ante esta falta de ideas, apareció en la mira de Hollywood el J-Horror, que hace más hincapié en la psicología de los personajes y en la creación de atmósferas
que en los barbarismos del cine clase B. Es más: tanto es el éxito, más allá de sus fronteras, que el 11 de agosto, en los Estados Unidos, se estrena la versión
norteamericana de "Pulse", otra de las películas que junto con "La premonición" conforman la antología de terror japonés. Este film, que se podrá ver en la
Argentina en septiembre, cuenta entre sus guionistas a Wes Craven, el creador de la saga de Freddy Krueger.
Entre gritos, sangre, lágrimas y conflictos familiares extremos, el J-Horror se impone entre las preferencias del terror hecho en los Estados Unidos y la fórmula
parece ser rendidora. Sin embargo, por lo bajo, se escuchan algunas voces que dicen que la receta está un tanto gastada.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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