02/Ago/06!f>
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Encuentro cercano entre dos tormentas jovianas
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(Astroenlazador) - Esta imagen de alta resolución presentada por el Observatorio Gémini
muestra las dos enormes manchas rojas de Júpiter casi rozándose durante su aproximación.
La fotografía fue obtenida en el infrarrojo cercano mediante óptica adaptativa, método por el cual es posible corregir las distorsiones producidas por la atmósfera
terrestre. El resultado ha sido una imagen que rivaliza con cualquiera que pueda tomar un telescopio espacial o una sonda interplanetaria.
«Hubo que trabajar bastante para obtener esta imagen. Debido a que empleamos óptica adaptativa, necesitamos un objeto de aspecto estelar para guiar al
telescopio, de tal manera que tuvimos que emplear aquellos tiempos en los cuales el satélite Io estuviese angularmente cercano a Júpiter y en donde también se
pudiesen observar las dos manchas rojas. Afortunadamente el método sirvió y en la tarde del 13 de julio fuimos capaces de realizar las tomas», explica Chad
Trujillo, astrónoma del Observatorio Gémini.
Ambas manchas son sistemas de tormentas masivas. La mayor de ellas, conocida como Gran Mancha Roja, se sitúa a 8 km por encima de las nubes
circundantes y se trata del mayor huracán conocido en el Sistema Solar. La más pequeña, oficialmente conocida como "Óvalo BA", pero también llamada
"Mancha Roja Junior", es otro sistema huracanado. En esta longitud de onda ambas presentan un color blanquecino en vez del rojizo frecuentemente observado
en las tomas en luz visible. Este color blanco corresponde a las zonas en las cuales tiene lugar mayor emisión de energía. Debido a que ambas presentan el mismo
brillo en la imagen se ha considerado que sus alturas en la atmósfera joviana son similares.
El Óvalo BA, con la mitad del tamaño de la Gran Mancha Roja y una velocidad del viento similar, se formó entre 1998 y 2000 debido a la fusión de tres óvalos
menores blanquecinos. Cada uno de ellos era una tormenta similar a menor escala, habiéndose observado todas desde al menos los últimos 60 años. El 27 de
febrero de 2006 el astrónomo aficionado filipino Christopher Go descubrió que el color del nuevo óvalo blanco estaba cambiando progresivamente a rojizo: los
astrónomos estaban observando el nacimiento de una nueva mancha roja.
Los científicos no están seguros de por qué este gran óvalo blanco ha cambiado su color al rojo. Una de las hipótesis, planteada por la astrónoma Reta Beebe
(Universidad Estatal de Nuevo México), sugiere que la fusión de los tres óvalos contribuyó a intensificar la fuerza de la tormenta, haciéndola capaz de interactuar
con materiales rojizos situados en estratos más profundos de la atmósfera. Este material, absorbido desde la parte central del óvalo, no podría escapar de las
fuertes corrientes de circulación atmosférica que tienen lugar en el borde del mismo.
Otra hipótesis propuesta considera que el material absorbido desde zonas más profundas de la atmósfera de Júpiter ha ascendido hasta una altitud en la que la
luz ultravioleta procedente del Sol le altera químicamente, dando como resultado el color rojo descrito.
No se espera que suceda nada especialmente espectacular cuando las dos tormentas jovianas se aproximen. De hecho, los óvalos blancos que dieron lugar al
Óvalo BA se han aproximado numerosas veces a la Gran Mancha Roja sin que se hayan observado efectos apreciables. De todos modos, existe la posibilidad
de que ésta última pueda impulsar ligeramente al Óvalo BA en dirección Sur, hacia una corriente de material que fluye en el sentido de las agujas del reloj,
contrario al que rota el Óvalo BA. Si la rotación de éste se frena como consecuencia de tales fuerzas opuestas a su sentido de giro, el color rojizo podría ir
tornándose de nuevo al blanco.
Aportado por Eduardo J. Carletti
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